Los incendios en Twitter est¨¢n sobrevalorados
El comunicador Ibai Llanos se ha hecho realmente famoso cuando ha emergido de las redes sociales y se ha asomado a los medios de comunicaci¨®n de masas. El mundo antiguo en el que me eduqu¨¦ funde en negro con much¨ªsima lentitud

Nac¨ª en 1979, lo que me coloca entre los ¨²ltimos de la generaci¨®n X y los primeros mileniales. Creo que pertenezco a la X, porque extingu¨ª los planes de la EGB, BUP y COU: mientras pasaba cursos en el instituto, estos desaparec¨ªan. Los que ven¨ªan detr¨¢s cursaban ESO, que al principio era m¨¢s un demostrativo que unas siglas. Desde entonces, todo fue as¨ª: llegaba tarde a las fiestas anal¨®gicas y demasiado pronto a las digitales. Me prepar¨¦ para vivir en un mundo que ten¨ªa fecha de extinci¨®n.
Crec¨ª acumulando discos, casetes y cintas de v¨ªdeo que hoy no puedo reproducir. Ahora que estoy suscrito a todo streaming posible no echo de menos mis colecciones, aunque tampoco me deslumbra el infinito de internet. Los cuarentones como yo vemos las novedades con cierta distancia c¨ªnica, pero tampoco somos dinosaurios encerrados en una nostalgia de mantita y brasero. Nadar entre dos aguas nos permite decirles a unos que la revoluci¨®n tecnol¨®gica no es para tanto, y a otros, que en el mundo de ayer no perdieron ning¨²n ed¨¦n.
En el episodio 22 de la s¨¦ptima temporada de C¨®mo conoc¨ª a vuestra madre, el depredador sexual Barney anima a su amigo Ted a apuntarse a una web de citas tipo Meetic. Ante la resistencia de este, argumenta: ¡°Venga, estamos en 2012. ?Qu¨¦ esperas? ?Conocer a una agente de viajes mona en una librer¨ªa mientras lees un peri¨®dico? Ninguna de esas cosas existe ya¡±. La escena se ha viralizado y reaparece como cita de autoridad para tecn¨®filos.
En 2015, Vetusta Morla grab¨® un concierto en el Wizink Center de Madrid que se convertir¨ªa en 15151. En la pen¨²ltima canci¨®n, El hombre del saco, el cantante Pucho recit¨® una arenga en la que reivindic¨® la corporeidad, la presencia y la carne frente a las pantallas y lo virtual: ¡°No queremos vivir en las pantallas¡± o ¡°cambiemos emoticonos por caras a caras m¨¢s reales¡± fueron frases muy aplaudidas, y aunque el aplauso de un concierto no tiene valor demosc¨®pico, es significativo que Vetusta Morla presente su arte como una resistencia a las inercias digitales.
C¨®mo conoc¨ª a vuestra madre es una serie impresentable para la sensibilidad woke, pero su humor c¨ªnico y c¨¢ustico sintoniz¨® bien con mi generaci¨®n ¡ªlos actores del reparto nacieron entre 1973 y 1982¡ª. La frase de Barney recoge el punto de vista mayoritario en 2012. Vetusta Morla es el grupo espa?ol m¨¢s importante de las ¨²ltimas d¨¦cadas, y su conexi¨®n profunda e ¨ªntima con sus contempor¨¢neos (Pucho tiene mi edad) es indiscutible. Su ¨¦xito refuta la tecnofilia de la cita de la serie: triunfaron cuando la industria discogr¨¢fica se desmoronaba y llenaron estadios cuando el rock y el pop se reclu¨ªan en teatros y salas peque?as. Son un grupo de hoy con presupuestos de ayer (y uso la palabra presupuestos en todas sus acepciones, incluida la financiera), con discos trabajados a la antigua y conciertos intens¨ªsimos sin pizca de iron¨ªa posmoderna, verdaderas comuniones lit¨²rgicas. No es extra?o que reivindiquen la presencia y el cuerpo: sus canciones no funcionan en TikTok.
Han pasado 10 a?os de la cita de C¨®mo conoc¨ª¡, y si era falsa entonces, sigue si¨¦ndolo ahora. Me centrar¨¦ en la tantas veces matada y enterrada Galaxia Gutenberg. En 2013 la ca¨ªda en las ventas de libros toc¨® fondo en Espa?a. Tal ca¨ªda no la caus¨® Mark Zuckerberg, sino Lehman Brothers. El mercado se hizo m¨¢s peque?o, pr¨¢cticamente la mitad, pero ya no ha ido a menos, y desde 2020 ha repuntado espectacularmente. En 2021, las ventas de libros crecieron un 25%, y el gremio de libreros apreci¨® un rejuvenecimiento de los lectores. Algunos de los debates culturales y sociales m¨¢s intensos de los ¨²ltimos a?os han nacido en libros.
Desde 2019, El infinito en un junco, una historia del libro antiguo escrita por una fil¨®loga cl¨¢sica, se ha convertido en un fen¨®meno internacional. Muchos de sus lectores lo son porque Irene Vallejo celebra y reivindica el libro como t¨®tem cultural y se?a de identidad. Mientras la pandemia aceleraba la revoluci¨®n digital, el mundo anal¨®gico, f¨ªsico y rotundamente material se enrocaba en un libro contrario a los credos de Silicon Valley.
Un acontecimiento tan contraintuitivo bastar¨ªa para rebajar el entusiasmo de los tecn¨®filos y el pesimismo de los tecn¨®fobos, pero para ello deber¨ªan sacar la cabeza de vez en cuando de las redes sociales. Solo saliendo de ellas se percibe una irrelevancia que deber¨ªa preocupar a Zuckerberg. Cuando este farolea con cerrar su negocio en Europa, deber¨ªa medir bien su contingencia. Me apuesto un brazo a que tardar¨ªamos pocos d¨ªas en recuperarnos, y al cabo de un mes, ni recordar¨ªamos qu¨¦ era aquello. La aceleraci¨®n de la historia afecta tambi¨¦n a los responsables de acelerarla.
Lo dice un adicto a las redes, alguien que postea compulsivamente en Facebook, discute como un energ¨²meno en Twitter y se plantea cerrar sus cuentas al menos una vez al d¨ªa. Cuando digo que podr¨ªamos vivir sin ellas no emulo al yonqui que balbucea ¡°lo dejo cuando quiera¡±: s¨¦ que son una ilusi¨®n. He pasado horas sufriendo en pol¨¦micas e incendios digitales que amenazaban con destrozar mi reputaci¨®n y mi vida. No solo nunca ha pasado nada, sino que mucha gente que me quiere ni se ha enterado de mi escarnio en la plaza p¨²blica, lo que significa que esta no era tal, sino un patio particular.
La privatizaci¨®n del ¨¢gora ser¨ªa asunto de otro ensayo. Aqu¨ª me centro en la relevancia de las redes, claramente magnificada y basada en creencias sin datos que las sostengan. Nadie ve la tele, se dice, pero Antena 3 y TVE congregan a 12 millones de espectadores en las campanadas, mientras Ibai y Ram¨®n Garc¨ªa re¨²nen a 2,2 (un ¨¦xito, pero son cifras a¨²n muy alejadas de las que consigue la tele). Algo parecido sucede con los podcasts, una industria con estrellas capaces de llenar el Wizink Center, como Carolina Iglesias y Victoria Mart¨ªn y su Estirando el chicle, pero por cada oyente de podcast hay m¨¢s de 20 de radio convencional.
Adem¨¢s, la fama sigue siendo un producto de los viejos mass media. Me refiero a la fama indiscutible: Ibai no ha sido famoso con todos los atributos hasta que no ha empezado a asomar por espacios convencionales donde la audiencia no sabe qu¨¦ carajo es Twitch. Que los futbolistas prefieran salir en su canal antes que en El larguero es muy revelador, pero no definitivo. Como poco, puede decirse que el mundo antiguo en el que me eduqu¨¦ funde en negro con much¨ªsima lentitud, mientras el mundo nuevo avanza m¨¢s despacio de lo que proclaman sus profetas. M¨¢s que a tormentas o terremotos, los cambios se parecen al ciclo de bajamares y pleamares de una playa tranquila.
Acostumbrados a la urgencia de las notificaciones, a la adicci¨®n de las pantallas y a los apocalipsis que suceden dos veces al d¨ªa, esta imagen marina permite pensar el mundo sin ahogos, que es lo que necesitamos todos, seamos de la generaci¨®n que seamos.
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