Hegel est¨¢ muy vivo. Slavoj ?i?ek, Judith Butler y Byung-Chul Han lo acreditan
Durante mucho tiempo se consider¨® que el fil¨®sofo idealista alem¨¢n era ¡°un perro muerto¡±, pero su influencia en los pensadores de moda est¨¢ muy presente
Todos pasan y algunos regresan. El que puso la noci¨®n de relaci¨®n y contradicci¨®n en el centro de la realidad, el que pens¨® de nuevo en el ser humano y le dio protagonismo en la historia, el que habl¨® de sangre y libertad en la gran filosof¨ªa, fue considerado durante mucho tiempo ¡°un perro muerto¡±. Pero si leemos a Slavoj ?i?ek, Judith Butler y Byung-Chul Han, algunos de los pensadores con m¨¢s seguidores en este siglo, una cosa parece cierta: el legado de Hegel est¨¢ muy vivo.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel representa en la cultura popular al pensador oscuro al que Monty Python proclam¨® como el mejor defensa en su viejo gag del partido de f¨²tbol entre fil¨®sofos alemanes y fil¨®sofos griegos. Ahora, m¨¢s de 250 a?os despu¨¦s de su nacimiento, se publican libros inspirados en su filosof¨ªa y se suceden reediciones de su obra. Incluso el ministro de Sanidad alem¨¢n, Karl Lauterbach, cit¨® una frase suya ¡ª¡±la libertad es el reconocimiento de la necesidad¡±¡ª para ilustrar un debate sobre el deber moral de vacunarse en tiempos de pandemia.
Veamos. Dos de los ¨²ltimos libros de Slavoj ?i?ek es Hegel in a Wired Brain y Menos que nada. Hegel y la sombra del materialismo dial¨¦ctico. Al tel¨¦fono, Zizek reflexiona sobre esa visi¨®n hegeliana de la historia como un camino de desgarro: ¡°Hegel no nos habla del futuro ¡ªese es Karl Marx¡ª, sino que lo que quiere es que nos fijemos en los procesos de la historia y en el acto de reescribirla constantemente¡±, advierte. En ese sentido, la lecci¨®n de Hegel hoy es que no nos fiemos de nuestras visiones de futuro: ¡°Hay que ser m¨¢s esc¨¦pticos, y no considerarnos grandes hacedores de la historia¡±, explica.
Con el poshumanismo en el horizonte, Zizek advierte que el verdadero game changer de nuestro tiempo no es el capitalismo de vigilancia, sino las posibles nuevas formas de dominaci¨®n a trav¨¦s de la interfaz cerebro-m¨¢quina, cuyo objetivo es hacer transparentes nuestros procesos de pensamiento. Esta nueva capacidad tecnol¨®gica, incipiente pero real, ¡°es horrible porque amenaza la met¨¢fora, la poes¨ªa y la idea misma del lenguaje. Lo que est¨¢ en juego es nuestra forma b¨¢sica de libertad, que es el pensamiento humano¡±, concluye.
El deseo y el poder
Desde su ¨²ltimo libro, La fuerza de la no violencia, al primero, El g¨¦nero en disputa, la obra de Judith Butler utiliza y trasciende conceptos hegelianos como la necesidad de reconocimiento, la mediaci¨®n o el derecho a la ciudadan¨ªa. Butler, que se doctor¨® en la Universidad de Heidelberg con una tesis sobre Hegel y el concepto de deseo, public¨® en 2019 un art¨ªculo en The Institute of Art and Ideas, titulado ¡®Hegel for our times¡¯, donde subrayaba la pujanza actual de la noci¨®n de interdependencia, tan hegeliana, frente a la de individuo. ¡°Es en el transcurso del encuentro con el otro cuando tengo la oportunidad de tomar conciencia de m¨ª mismo¡±, escribe.
El pensador Byung-Chul Han, que estudi¨® Filosof¨ªa en la Universidad de Friburgo, parece leer en cambio a Hegel desde un punto de vista menos transformador y m¨¢s ordenancista. En La agon¨ªa del Eros, Han identifica la noci¨®n de absoluto de Hegel con el amor, y advierte que en un mundo narcisista donde toda interacci¨®n social est¨¢ mediada por la tecnolog¨ªa corremos el riesgo de erradicar la noci¨®n del otro. Y uno de sus ¨²ltimos libros es Hegel y el poder, cuya tesis es que ciertas formas de dial¨¦ctica del poder se pueden dar desde la concordia, como ocurre con el capitalismo de vigilancia.
Populismos y conspiracionismos
Para Germ¨¢n Cano, profesor de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, hay un regreso a la obra de Hegel por la necesidad de tratar de pensar la totalidad, para pensar la estructura de lo real, una perspectiva relevante en estos tiempos de populismos o conspiracionismos, basados en l¨®gicas de chivos expiatorios. Para Cano, el problema reside en que vivimos en sociedades cada vez m¨¢s atomizadas, sin esfera p¨²blica robusta, lo que hace que nos cueste entendernos como sociedad.
Hegel fue el primero en desen?tra?ar la trampa detr¨¢s de expresiones como ¡°es lo que hay¡±, el que descubri¨® el engranaje de las ideas disfrazadas de enunciados naturales, destaca Ricardo Espinoza Lolas, catedr¨¢tico de Historia de la Filosof¨ªa Contempor¨¢nea de la Universidad Cat¨®lica de Valpara¨ªso. Por eso es tan importante hoy, porque Hegel nos ofrece herramientas para ¡°perforar lo dado, mediatizar lo inmediato, y construir un tejido sociohist¨®rico nuevo¡±, como los movimientos feministas, antirracistas o anticolonialistas. Es la idea que subyace bajo la frase hegeliana ¡°habr¨ªa que poner remedio a la desdicha de muchos con unos pocos medios que, sin embargo, son la propiedad de otros¡±.
No escupamos sobre Hegel
Las gafas hegelianas ayudan a ver m¨¢s all¨¢, pero no funcionan para todos. En Escupamos sobre Hegel y otros escritos, la activista Carla Lonzi subrayaba que el feminismo era el primer movimiento social en interrumpir el mon¨®logo masculino, tan esmeradamente cultivado desde la filosof¨ªa occidental. Pero a su vez, el concepto de transformaci¨®n, tan hegeliano, est¨¢ en el coraz¨®n del feminismo. ¡°De la mano de pensadores deudores de Hegel como Butler se introduce la idea de que cada persona es simult¨¢neamente singular y plural¡±, reflexiona Francesca Recchia Luciani, profesora de Historia de la Filosof¨ªa de la Universidad de Bari. Recchia afirma que estamos viviendo un cambio profundo, un conflicto entre un viejo y un nuevo mundo, un duelo dial¨¦ctico que busca superar el paradigma patriarcal, que niega espacio y voz a la mayor¨ªa de personas.
Un revolucionario bebedor de cerveza
Hegel vivi¨® la Revoluci¨®n Francesa y entendi¨® que la idea de conflicto en la historia es dolorosamente real. Hasta 1800 Hegel no quiso ser fil¨®sofo sino revolucionario, y esa encrucijada es capital en su obra, explica Jos¨¦ Mar¨ªa Ripalda, catedr¨¢tico de Historia de la Filosof¨ªa Moderna de la UNED en El joven Hegel. Ensayos y esbozos.
Algo poeta, a Hegel le gustaba la cerveza y las chicas, tuvo un hijo y, como buen estudioso de la ¨¦tica, se hizo cargo de su mantenimiento toda su vida. M¨¢s all¨¢ del icono filos¨®fico, Hegel es tambi¨¦n un hombre, de la misma manera que Beethoven dijo de Napole¨®n: ¡°?No es al fin y al cabo un ser humano?¡±. Marie von Tucher, su esposa, lo describi¨® como una de esas personas que nada espera ni nada desea. Pero no todos lo amaron: Schopenhauer dijo que la obra hegeliana quedar¨ªa como ¡°un monumento a la estupidez germana¡±.
En todo caso, Hegel, para quien la filosof¨ªa era una especie de religi¨®n perdida, es una luz que no se apaga. El historiador Wilhelm Dilthey lo defini¨® como ¡°uno de esos hombres que no han sido nunca j¨®venes y a quienes todav¨ªa en la vejez les arde un fuego escondido¡±.
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