Ucrania: lo impensable puede ocurrir
Es demasiado peligroso arrinconar a una potencia at¨®mica y no dejarle otra opci¨®n que el bot¨®n rojo
?Usar¨¢ Vlad¨ªmir Putin su arsenal at¨®mico? Hay buenas razones para pensar que no. Pero tambi¨¦n hay buenas razones para pensar que s¨ª. Y eso es extremadamente alarmante.
El contexto induce al pesimismo porque en la guerra de Ucrania, hasta ahora, han prevalecido las opciones m¨¢s siniestras. Cre¨ªamos que no habr¨ªa invasi¨®n, y la hubo. Esper¨¢bamos que se tratara de un conflicto breve, pero no se le ve el final. Supon¨ªamos que Rusia ten¨ªa objetivos concretos y factibles; a estas alturas, cuesta atribuir alguna racionalidad a este espasmo violento de paranoia nacionalista.
De las palabras del propio Putin y de la brutalidad con que se desempe?an sus tropas se desprende que un objetivo real es la destrucci¨®n completa de Ucrania. El prop¨®sito consiste, si atendemos a lo que estamos viendo cada d¨ªa, en arrasar ciudades, exterminar a las ¨¦lites dirigentes, deportar poblaciones y borrar de la memoria la existencia misma de Ucrania.
El Ej¨¦rcito ruso topa con tres dificultades: la relativa incompetencia de sus tropas, la inesperada efectividad de la resistencia ucrania y la creciente ayuda militar que recibe Kiev de Estados Unidos y sus aliados. Rusia, por otra parte, sufre por el coste de la guerra y por las sanciones m¨¢s o menos efectivas impuestas desde Washington y Bruselas.
Una de las tesis esenciales de la doctrina de la destrucci¨®n mutua asegurada, con la que se evit¨® un conflicto nuclear durante la Guerra Fr¨ªa, se refiere a la necesidad de conceder al enemigo un margen de retirada honroso. Es demasiado peligroso arrinconar a una potencia at¨®mica y no dejarle otra opci¨®n que el bot¨®n rojo. Ahora bien, ?cu¨¢l ser¨ªa un margen razonable para Putin? ?Qu¨¦ necesita el tirano para cantar victoria y detener la agresi¨®n? No lo sabemos. No sabemos hasta d¨®nde quiere modificar el mapa de Europa. Y ¨¦l mismo va cegando sus v¨ªas de retirada.
Supongamos que ocurre. E imaginemos que ocurre en su versi¨®n m¨¢s moderada, si es que las cuestiones apocal¨ªpticas pueden medirse en grados. El Ej¨¦rcito ruso usa un artefacto nuclear t¨¢ctico (lo de ¡°t¨¢ctico¡± suena enga?oso: son proyectiles de corto alcance con una potencia destructiva bastante mayor que las bombas de Hiroshima y Nagasaki) y destruye una peque?a ciudad ucrania, exterminando a todos sus habitantes. Mosc¨² amenaza: o rendici¨®n inmediata o destrucci¨®n nuclear de Kiev.
?Qu¨¦ pasa entonces? Joe Biden ha rechazado una y otra vez la posibilidad de que la guerra de Ucrania conduzca a la tercera guerra mundial. Estados Unidos no participar¨¢ en una escalada at¨®mica. Habr¨ªa poco que hacer, desde este lado del mundo, en caso de contemplar una atrocidad de este tipo en territorio ucranio. Las sanciones se har¨ªan m¨¢s r¨ªgidas, seguramente. Pero Putin sabe, como sabemos todos, que la guerra nuclear total (y la destrucci¨®n mutua asegurada) no se baraja como opci¨®n. ?Hasta d¨®nde estar¨ªamos dispuestos a llegar para salvar Ucrania?
Cabe recordar aquella frase de Henry Kissinger: ¡°Con las t¨¢cticas adecuadas, una guerra nuclear podr¨ªa no ser tan destructiva como pensamos¡±.
Lo impensable puede ocurrir en cualquier momento. De hecho, lo impensable lleva m¨¢s de dos meses ocurriendo.
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