Lo que nos debemos unos a otros
Los ciudadanos sienten que no tienen medios ni poder para dise?ar su futuro
Un pacto de rentas ¡ªsalarios y beneficios empresariales¡ª es el elemento que falta en el contrato social impl¨ªcito que se ha aplicado en Espa?a durante los a?os de la pandemia. En ¨¦l est¨¢n aspectos como el papel central de los servicios (y de los servidores) p¨²blicos; las pol¨ªticas de protecci¨®n del empleo y de las empresas, alternativas a las extinciones de contratos o al ¡°que cada palo aguante su vela¡± caracter¨ªsticos de otras crisis; o los fondos europeos mutualizados sobre los que est¨¢n germinando pol¨ªticas industriales o sectoriales de planificaci¨®n.
Tambi¨¦n figura en ese contrato e...
Un pacto de rentas ¡ªsalarios y beneficios empresariales¡ª es el elemento que falta en el contrato social impl¨ªcito que se ha aplicado en Espa?a durante los a?os de la pandemia. En ¨¦l est¨¢n aspectos como el papel central de los servicios (y de los servidores) p¨²blicos; las pol¨ªticas de protecci¨®n del empleo y de las empresas, alternativas a las extinciones de contratos o al ¡°que cada palo aguante su vela¡± caracter¨ªsticos de otras crisis; o los fondos europeos mutualizados sobre los que est¨¢n germinando pol¨ªticas industriales o sectoriales de planificaci¨®n.
Tambi¨¦n figura en ese contrato el papel seminal que han tenido las centrales sindicales y las patronales. Lo desarrolla Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras, en su libro Los sindicatos y el nuevo contrato social (Catarata). Sin embargo, los contratos sociales son intr¨ªnsecamente pol¨ªticos, reflejo de las circunstancias de un pa¨ªs. Sucede que en este momento ning¨²n partido pol¨ªtico cuenta, por s¨ª mismo, con respuestas y fuerzas suficientes para impon¨¦rselas al resto de la sociedad y superar las dificultades. Un contrato social est¨¢ formado por las normas, escritas o impl¨ªcitas, que gobiernan el funcionamiento de las instituciones comunes. Se trata de ¡°lo que nos debemos unos a otros¡±, en palabras de Minouche Shafik, directora de la London School of Economics (Lo que nos debemos unos a otros; Paid¨®s), que requiere de una continua negociaci¨®n.
En una encuesta realizada en los principales pa¨ªses, cuatro de cada cinco ciudadanos sostienen que ahora el sistema no est¨¢ funcionando. Ello es el origen del deterioro p¨²blico, que se relaciona con una mayor sensaci¨®n de inseguridad en las personas y de carecer de los medios o el poder necesario para definir su futuro. El contrato social de la posguerra se ha quedado obsoleto por aspectos puntuales como la salida retardataria a la Gran Recesi¨®n y la covid (dos crisis mayores del capitalismo) y quiz¨¢ la guerra de Ucrania, pero tambi¨¦n por asuntos estructurales como la emergencia clim¨¢tica, el envejecimiento de la poblaci¨®n, la presencia creciente de la mujer, la dureza de las condiciones de vida de los j¨®venes o la extraordinaria revoluci¨®n tecnol¨®gica, m¨¢s intensa que cualquier otra. Es buen momento para aparcar el gen ego¨ªsta del ¡°buscarse la vida uno mismo¡±.
El fil¨®sofo John Rawls ¡ªquiz¨¢ el que m¨¢s influencia ha tenido en el desarrollo de lo que nos debemos unos a otros¡ª sosten¨ªa que los ciudadanos han de dise?ar un contrato social detr¨¢s de un ¡°velo de ignorancia¡± que les impida conocer de antemano cu¨¢l ser¨¢ su estatus en la sociedad; al no saber si comienzan siendo unos privilegiados o unos mendigos, optar¨¢n por impulsar un pacto de convivencia que sea justo. El principio de igualdad de oportunidades de Rawls sostiene que aquellos que est¨¢n al mismo nivel de capacidad y habilidades, y tienen la misma disposici¨®n para usarlas, han de poseer las mismas posibilidades de ¨¦xito cualquiera que sea su posici¨®n inicial en el sistema social.
Sin embargo, esa igualdad de oportunidades se ha reducido al menos durante lo que llevamos del siglo XXI, a pesar de que ocupa un lugar central en las expectativas de las personas. En pa¨ªses como Dinamarca se tarda una media de dos generaciones en pasar desde el nivel de renta m¨¢s bajo hasta el nivel medio. En el Reino Unido, cinco. En pa¨ªses en los que la desigualdad es muy elevada (Brasil, Reino Unido o Colombia¡) se demora m¨¢s de nueve. En Espa?a, cuatro a?os.
En el nuevo contrato social del siglo XXI todas las personas han de tener garantizado el m¨ªnimo necesario para vivir una vida digna por el mero hecho de ser ciudadanos, y todos (en distinta proporci¨®n, seg¨²n su renta y riqueza) han de contribuir a la financiaci¨®n de esa realidad.
Este a?o se han cumplido 80 del Informe Beveridge, que dio lugar al Estado de bienestar. Su ¨²ltimo p¨¢rrafo dice: ¡°El derecho a tener las necesidades b¨¢sicas cubiertas no es algo que se pueda imponer por obligaci¨®n ni otorgar a una democracia, sino que ¨¦sta debe gan¨¢rselo¡±.
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