Cospedal se fuma un puro
Los interlocutores crean con esas expresiones coloquiales el artificio de una relaci¨®n estrecha. Son aceleradoras de la confianza
Llama la atenci¨®n el lenguaje coloquial, vulgar o soez que se aprecia (y se desprecia) en las grabaciones del comisario jubilado Jos¨¦ Manuel Villarejo, as¨ª como en los audios de WhatsApp robados a Luis Rubiales, presidente de la federaci¨®n de f¨²tbol, y en las comunicaciones entre Alberto Luce?o y Luis Medina en el caso de la compraventa de mascarillas averiadas. Sobre todo, porque no les hab¨ªamos o¨ªdo esas expresiones cuando hablaban en p¨²blico.
?A qu¨¦ se deben tantos vulgarismos? A que unos y otros los necesitan. A menudo, los interlocutores apenas se conocen; pero esos vocablos les sirven para crear el artificio de que disfrutan de una relaci¨®n estrecha. Son palabras aceleradoras de la cercan¨ªa.
Dos abogados que negocian un contrato no hablan as¨ª, porque lo pondr¨¢n todo por escrito. En cambio, estos interlocutores pactan cl¨¢usulas orales que se basan en la confianza. Y necesitan crear ese clima.
Detallaremos algunas de esas locuciones:
Sacar un palo. Gerard Piqu¨¦ habla sobre el dinero que su empresa y la federaci¨®n de f¨²tbol pueden obtener de Arabia Saud¨ª. ¡°Les decimos que, si no, el Madrid no va¡ y les sacamos un palo m¨¢s, o dos palos¡±. Esa expresi¨®n equivale en el espa?ol rioplatense a ¡°mill¨®n¡±. Un mill¨®n de pesos era en el siglo pasado la cantidad necesaria, m¨¢s o menos, para dar la entrada de un piso: para poner el primer palo o el primer pilar de la casa. Y ¡°un palo verde¡± significa ¡°un mill¨®n de d¨®lares¡± (por el color de los billetes). Este sentido de ¡°palo¡± quiz¨¢s le lleg¨® a Piqu¨¦ a trav¨¦s de sus compa?eros de vestuario argentinos y uruguayos.
¡®Pa la saca¡¯. Se lo dice Luce?o a Medina en un correo cuando ya han recibido la primera de sus comisiones. Dinero ¡°pa la saca¡±. En la mente de quien habla as¨ª no se configura la imagen de un banco, ni siquiera de una caja fuerte, sino la de una bolsa que se amoldar¨ªa a cualquier escondrijo. Y de la saca se llega al saqueo, acci¨®n que acomet¨ªan los soldados al invadir un lugar: llevarse al saco lo que les conven¨ªa. Igual que esos comisionistas.
La peque?ita. Los audios est¨¢n llenos de sobrentendidos y denominaciones b. Digamos que hay nombres ¡°en negro¡±. Por ejemplo ¡°la peque?ita¡±, que utilizan Villarejo y Dolores de Cospedal para referirse a la entonces vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Los diminutivos son a veces despreciativos, y los dos interlocutores intentan tambi¨¦n, con ese desd¨¦n coincidente, crear complicidad entre ellos. Villarejo dice ¡°la peque?ita¡±, aunque a ¨¦l, tantas veces visto con visera, nadie le haya llamado ¡°el gorrilla¡±, que ya le encajar¨ªa.
Me fumo un puro. El comisario le dice a Cospedal: ¡°Lo he hecho para no quemarte a ti¡±. Y ella responde: ¡°Ya, pero es que yo ya me fumo un puro¡±. Esta frase significa ¡°me importa un comino¡±, y se difundi¨® mucho en 1999, cuando el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar bloque¨® durante unas horas un acuerdo de la UE para el que se precisaba unanimidad. Dijo Aznar en la reuni¨®n: ¡°Yo me fumo un puro¡±. Y se fue. Con ello se gan¨® la animadversi¨®n de los dem¨¢s, pero consigui¨® que el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, cediera al final en sus posiciones. Hallo documentada esa expresi¨®n con este sentido s¨®lo recientemente (a partir del a?o 2000). Y casi siempre, precedida de alguna acci¨®n contundente del personaje que habla: ¡°Les meto un paquete y luego me fumo un puro¡± (F¨¦lix Martialay, Cadetes, 2020). ¡°Te pego un tiro y despu¨¦s me fumo un puro¡± (Joaqu¨ªn Leguina, Cuernos, 2002). O sea: he hecho algo tremendo y me quedo tan tranquilo. Quiz¨¢s eso es lo que estaba diciendo Cospedal.
Ap¨²ntate aqu¨ª al bolet¨ªn semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.