A qu¨¦ suena VioG¨¦n
El nombre se refiere al problema y no a la soluci¨®n. Evoca las agresiones, pero no la prevenci¨®n y la ayuda
Dar nombre a las cosas y a las ideas constituye un arte que se empieza a desarrollar profesionalmente. Su m¨¢s conocido representante en Espa?a se llama Fernando Beltr¨¢n, poeta y especialista en nombrar empresas, recintos, instituciones, marcas. Se conoce mucho el caso del Parque Biol¨®gico de Madrid, creado en 2001 mediante inversi¨®n privada. Su desastre econ¨®mico inicial se revirti¨® en ¨¦xito masivo a partir de que Beltr¨¢n, contratado por los due?os en 2002, les propusiera llamarlo Faunia. Claro, a un lugar llamado Faunia van las familias con los ni?os; a un Parque Biol¨®gico s¨®lo se acercan los estudiantes de Ciencias que desean mejorar nota.
Las Administraciones no han solido dedicar ni tiempo ni talento (ya sea propio o contratado) para nombrar sus creaciones. Se suelen refugiar en siglas o acr¨®nimos como SEPI, DGT o Ifema. Y para una vez que parecen mostrarse imaginativas, la fastidian.
El Ministerio del Interior cre¨® en 2007 un observatorio destinado a coordinar a las instituciones p¨²blicas en la lucha frente a la violencia contra la mujer, a prevenirla y a proteger a las v¨ªctimas. Ese organismo se basaba en el art¨ªculo 30 de la Ley Org¨¢nica de Medidas de Protecci¨®n Integral contra la Violencia de G¨¦nero, de 2004. Pero esta norma no le daba nombre abreviado y entendible, sino que lo llamaba Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer. Casi, casi, un observatorio biol¨®gico como el de Madrid.
Las autoridades buscaron despu¨¦s una denominaci¨®n m¨¢s cercana, y dieron en la idea de ponerle VioG¨¦n (a partir de ¡°Sistema de Seguimiento Integral en Casos de Violencia de G¨¦nero¡±), mediante la contracci¨®n de ¡°violencia¡± y ¡°g¨¦nero¡±.
Independientemente de que esas dos palabras se refieran al problema y no a la soluci¨®n (es decir, evocan las agresiones pero no la prevenci¨®n y la ayuda), el t¨¦rmino suena m¨¢s a medicamento que a organismo asistencial. De hecho, un vocablo de igual sonido aunque de diferente graf¨ªa, Biogen, da nombre desde 1978 a una multinacional dedicada a la biotecnolog¨ªa. Esta marca nace tambi¨¦n de una contracci¨®n, a partir de Biotechnology Geneva (nombre ingl¨¦s de la ciudad suiza donde se fund¨® la compa?¨ªa: Gen¨¨ve, que nosotros mencionamos con el ex¨®nimo Ginebra).
Adem¨¢s, coinciden por mala fortuna las s¨ªlabas iniciales de ¡°g¨¦nero¡± y de ¡°gen¨¦tica¡±, as¨ª que con VioG¨¦n se forma un batiburrillo de evocaciones que hace da?o a la comprensi¨®n del acr¨®nimo.
La palabra ¡°g¨¦nero¡± ascendi¨® en 2004 al nombre propio de la imprescindible ley que llevaron adelante el presidente Zapatero y el ministro L¨®pez Aguilar. Habr¨ªa resultado m¨¢s ¨²til la f¨®rmula ¡°violencia machista¡±, palabra esta que no necesita definici¨®n y que condena lo que adjetiva (mientras que ¡°g¨¦nero¡± suena ambigua y suave). Pero tampoco ser¨ªa ¨²til acudir ahora a las primeras tres letras de ¡°machista¡± para denominar el organismo. Porque entonces dir¨ªamos ¡°VioMac¡±, y eso sonar¨ªa m¨¢s a un asunto inform¨¢tico.
La asistencia a las v¨ªctimas, los estudios estad¨ªsticos de la violencia masculina, la difusi¨®n de las medidas que se adoptan en esa lucha contra el machismo, la divulgaci¨®n de los recursos preventivos¡ Todo eso requiere aunar esfuerzos, incluidos los ling¨¹¨ªsticos, para comunicar con eficacia el problema y sus soluciones. Sobre todo, sus soluciones.
Una alternativa a la denominaci¨®n actual ser¨ªa ProteFem, pero habr¨¢ expertos, como Beltr¨¢n, capaces de ofrecer soluciones mejores. Mientras tanto, dudo que el nombre ¡°VioG¨¦n¡± ponga mucho de su parte.
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