Saturados de polarizaci¨®n
Algunos pol¨ªticos se ocupan antes de la cr¨ªtica al oponente que de arreglar los problemas
Un pa¨ªs con el 28% de la poblaci¨®n en riesgo de pobreza o de exclusi¨®n social, y con un 8% de sus ciudadanos en situaci¨®n de carencia material severa, no puede considerarse una democracia de primer orden. En los extremos, los aspectos sociales se superponen e interfieren en las valoraciones pol¨ªtica y civil. El pasado a?o, el ¨ªndice del semanario The Economist traslad¨® a Espa?a del grupo de las mejores democracias del mundo al de ¡°democracias defectuosas¡±, aunque no lo hizo por la situaci¨®n descrita al principio, sino por aspectos como el bloqueo del Consejo General del Poder Judicial o la intensa polarizaci¨®n pol¨ªtica.
?Est¨¢n condenadas las democracias a dar un paso atr¨¢s y ser m¨¢s imperfectas? En el conjunto del planeta se observa un cierto declive democr¨¢tico que no conlleva tanto un retroceso hacia dictaduras tradicionales, sino hacia democracias de menor calidad. El observatorio Freedom House lleva tiempo afirmando que el n¨²mero de democracias que empeoran son m¨¢s que las que mejoran; en el a?o 2021, 60 pa¨ªses vieron recortadas sus libertades, mientras que ¨¦stas crecieron solo en 25.
?Y en Espa?a? No fallan tanto las instituciones como sus representantes. Sus principales problemas se refieren m¨¢s a la capacidad del Estado para solucionarlos que a los mecanismos fundamentales de la democracia. As¨ª lo resume el ya tradicional Informe sobre la democracia en Espa?a (IDE), de la Fundaci¨®n Alternativas, que este a?o cumple su decimoquinta entrega, lo que permite estudiar los picos de sierra del sistema a trav¨¦s de las series temporales, desde el a?o 2007. El IDE refleja una sociedad saturada de polarizaci¨®n. Quiz¨¢ el aspecto central de este a?o sea el hecho de que la pol¨ªtica y los pol¨ªticos pasan por su peor momento: son considerados uno de los tres principales problemas del pa¨ªs. La diversidad que supuso el que hace una d¨¦cada aparecieran nuevos partidos que rompieron el bipartidismo imperfecto se ha convertido en polarizaci¨®n. La crispaci¨®n pol¨ªtica ciega el debate; cuando surgen determinados problemas, algunos pol¨ªticos se ocupan antes de la cr¨ªtica al oponente (m¨¢s ¨¢spera que saludable como tantas veces se manifiesta en el Congreso de los Diputados) que de solucionarlos.
En el ¨²ltimo trimestre de 2021, el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) hac¨ªa p¨²blico un bar¨®metro en el que se daban los siguientes porcentajes: un 8,3% de los encuestados mencionaba entre los tres principales problemas de Espa?a ¡°la falta de acuerdo entre los pol¨ªticos¡±; un 14% mencionaba el ¡°mal comportamiento de los pol¨ªticos¡±; un 5,4% citaba ¡°lo que hacen los partidos¡±; un 16% alud¨ªa a la pol¨ªtica ¡°como gran problema¡±; un 1,6% se quejaba de los extremismos; finalmente, un 1% alud¨ªa a la falta de confianza en lo que hacen los pol¨ªticos y las instituciones. Si a estos porcentajes, que suponen ya el 46,3% del total, se le a?ade el 6,4% que mencionaba a alg¨²n partido en concreto o al Gobierno como uno de los principales quebraderos, alcanzan la mayor¨ªa de la poblaci¨®n: 52,7%. Como escribe uno de los directores del IDE, el profesor Alberto Penad¨¦s, es un dato descomunal e ins¨®lito; pi¨¦nsese que el 41% mencionaba al paro, el 35% a la crisis econ¨®mica y algo m¨¢s del 40% a la sanidad (tanto a la pandemia como a las dificultades de la sanidad p¨²blica). Hay una tendencia hipercr¨ªtica de la ciudadan¨ªa con respecto a los l¨ªderes y las organizaciones pol¨ªticas.
Si la primera ola de la antipol¨ªtica gener¨® un espacio para el populismo o la tecnocracia, parece intuirse que se podr¨ªa estar viviendo una segunda oleada, aunque de momento no se alientan soluciones fuera del sistema representativo, en buena parte porque la extrema derecha ha entrado en el juego parlamentario. El informe en cuesti¨®n atiende tambi¨¦n a dos caracter¨ªsticas muy significativas: la falta de independencia econ¨®mica del poder pol¨ªtico y la ausencia de respeto que muestran los medios de comunicaci¨®n que, en ocasiones, se alinean con determinados partidos. La corrupci¨®n ha retrocedido en la atenci¨®n p¨²blica.
En definitiva, los ciudadanos demandan que esta democracia en concreto, no una imaginada, funcione.
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