Un intelectual en La Moncloa
En Espa?a hay una persona que ha acompa?ado mucho tiempo y con muchas complicidades mutuas a Felipe Gonz¨¢lez: su primer ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall
En estas cuatro d¨¦cadas desde que los socialistas llegaron al poder en Espa?a hay una persona que ha acompa?ado mucho tiempo y con muchas complicidades mutuas a Felipe Gonz¨¢lez: su primer ministro de Educaci¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall. Como miembro del Consejo de Ministros, secretario de Formaci¨®n de la comisi¨®n ejecutiva federal del PSOE, asesor ¨¢ulico del presidente en las elecciones generales de 1993, en la creaci¨®n de la Fundaci¨®n Alternativas y de la Fundaci¨®n Felipe Gonz¨¢lez, ambas fuera de la estructura org¨¢nica del partido, etc¨¦tera.
Ello ser¨¢ desarrollado en una biograf¨ªa de Maravall escrita por dos profesores de la Universidad Carlos III de Madrid, C¨¦sar Luena (exsecretario de Organizaci¨®n del PSOE con Zapatero) y Juan Carlos S¨¢nchez Ill¨¢n, a¨²n no publicada. Ahora adelantan un paper titulado Un intelectual en La Moncloa. Cartas y consejos de Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall a Felipe Gonz¨¢lez en la d¨¦cada del cambio, muy ¨²til para complementar los an¨¢lisis que estos d¨ªas se est¨¢n haciendo de aquella efem¨¦rides. El documento se basa en entrevistas con Maravall y diversas cartas que ¨¦ste escribi¨® a Gonz¨¢lez, que se hallan depositadas en la fundaci¨®n de su nombre.
Maravall se va de Espa?a en el a?o 1969, cuando es asesinado Enrique Ruano, y empieza a militar en el Partido Laborista brit¨¢nico. En una visita a Espa?a, en 1978, asiste junto a Javier Pradera a una conferencia de Felipe Gonz¨¢lez en el Club Siglo XXI: ¡°Era la primera vez que encontraba algo que no hab¨ªa encontrado en el Partido Laborista ni en ninguna parte. Un tipo que hablaba como yo cre¨ªa que deb¨ªa hablar un socialdem¨®crata¡±, con lecturas de Galbraith, Olof Palme y Willy Brandt. Al finalizar el acto, Gonz¨¢lez se dirigi¨® directamente a ¨¦l y le dijo: ¡°?T¨² eres Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall?, ?est¨¢s en Inglaterra?, pues ya va siendo hora de que vuelvas¡±.
Un a?o despu¨¦s ya estaban trabajando juntos. Es el a?o del congreso extraordinario en el que el PSOE abandona el marxismo: ¡°Viene Solana a mi casa por la noche y me dice: ¡®Jos¨¦ Mari, me dice Felipe que si le puedes escribir el discurso para ma?ana (¡). Sabes que tenemos toda la responsabilidad del pa¨ªs y el partido estaba roto¡¯. Y le dije: ¡®Bueno, bien, gracias por la noche sin dormir. Pero de acuerdo¡¯. Entonces escrib¨ª el discurso de Felipe. Eso no lo he contado a nadie. De modo que me pongo a escribir el discurso, llego all¨ª y se lo doy. Lo lee entero y me dice: ¡®Estupendo¡±.
En aquel momento toma cuerpo, definitivamente, la corriente socialdem¨®crata del PSOE.
Son muy conocidas las tensiones entre los renovadores, a cuyas filas perteneci¨® Maravall, y los partidarios de Alfonso Guerra. Mucho menos la opini¨®n, a veces cr¨ªtica, que el primero ten¨ªa de la pol¨ªtica econ¨®mica aplicada en aquella d¨¦cada del cambio (1982-1992). Reiteradamente se dirige al presidente del Gobierno expresando su preocupaci¨®n por que se expliquen mejor las dolorosas medidas que se est¨¢n tomando, ya que, dice, ¡°no nos diferenciamos bastante¡± (de la derecha). Cree que lo que la gente espera fundamentalmente de Felipe es humanismo: el control de la inflaci¨®n y la mejora de la competitividad no pod¨ªan ocultar que el paro segu¨ªa creciendo. Se inquieta por la aparente indiferencia ante el sufrimiento humano y se obsesiona por los derechos sociales y la igualdad de oportunidades que son ¡°las grandes coordenadas de la socialdemocracia europea¡±. Poco a poco se iba generando una frustraci¨®n creciente en amplios sectores de la ciudadan¨ªa por el ritmo lento de los cambios prometidos y de la aplicaci¨®n de pol¨ªticas sociales (clama, por ejemplo, porque la sanidad p¨²blica cubra a las personas a las que todav¨ªa no proteg¨ªa, que supon¨ªan un coste estimado de 30.000 millones de pesetas, cuando ¡°cualquier autopista en quiebra nos ha costado m¨¢s del doble¡±), etc¨¦tera.
Maravall se extiende en la tensi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez entre gobernar y vivir. En un documento titulado Cu¨¢nto tiempo es mucho comenta que este ¨²ltimo dec¨ªa que, si tuvo que ser ¡°un joven viejo¡±, se reservaba el derecho a ser ¡°un viejo joven¡±.
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