Mar¨ªa Ressa, premio Nobel de la Paz: ¡°Las grandes tecnol¨®gicas son como las compa?¨ªas tabacaleras. Saben que lo que hacen es da?ino¡±
La periodista, galardonada en 2021, es una mujer valiente perseguida en Filipinas por sus trabajos de investigaci¨®n. Un documental producido por George Clooney reivindica su figura
Sin perder la sonrisa, sin alzar la voz, sin mostrar una excesiva preocupaci¨®n, la periodista filipina Maria Ressa, de 59 a?os, explica que, pese a haber sido galardonada con el premio Nobel de la Paz en 2021, pese a haber sido designada persona del a?o por la revista Time en 2018, se arriesga a pasar el resto de su vida en la c¨¢rcel. Durante varias d¨¦cadas fue reportera de la CNN en Asia, pero la llegada al poder del presidente Rodrigo Duterte la convirti¨® en un referente mundial de la libertad de expresi¨®n.
Aunque el 18 de enero pasado logr¨® una victoria judicial al ser absuelta de evasi¨®n fiscal, todav¨ªa se enfrenta a otras denuncias que, seg¨²n varias organizaciones de derechos humanos, tambi¨¦n est¨¢n motivadas pol¨ªticamente. Su futuro judicial es una inc¨®gnita desde la llegada a la presidencia de Bongbong Marcos, hijo del dictador Ferdinand Marcos, por el que su familia se exili¨® en EEUU. La clave, seg¨²n Ressa, est¨¢ en que le importa bastante m¨¢s la opini¨®n internacional que a Duterte. Y ahora mismo, ella es una figura de relevancia internacional, defendida por la abogada estrella Amal Clooney.
Desde el medio que fund¨® y dirige, Rappler ¡ªprincipal diario digital de Filipinas¡ª, lanz¨® una serie de investigaciones sobre las violaciones de derechos humanos ordenadas por Duterte, que promovi¨® una campa?a de asesinatos de la polic¨ªa contra cualquiera que consumiese o trapichease con drogas (y que ha provocado 27.000 muertos seg¨²n Amnist¨ªa Internacional, 6.000 seg¨²n la polic¨ªa filipina). Su relaci¨®n con el expresidente se puede resumir en una secuencia del documental Ausencia de verdad, dirigido por Ramona D¨ªaz y que puede verse en Filmin, cuando Duterte le espeta en una entrevista: ¡°Usted se cree que por ser periodista no puede ser asesinada¡±.
Antes de ganar el Nobel ya hubiese podido exiliarse¡ªtiene nacionalidad estadounidense¡ª, pero ha decidido quedarse en su pa¨ªs y continuar una lucha que cree que va m¨¢s all¨¢ de Filipinas. Considera que la enorme difusi¨®n de noticias falsas, gracias a las redes sociales y las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas, pone en peligro la democracia global. Y est¨¢ convencida de que esas multimillonarias compa?¨ªas son conscientes de lo que pasa, pero no mueven un dedo para evitarla.
En Espa?a, acaba de salir su libro C¨®mo luchar contra un dictador (Pen¨ªnsula, traducci¨®n de Juanjo Estrella), un ensayo en el que relata a la vez su combate contra los abusos de Duterte y contra las noticias falsas. Esta entrevista tuvo lugar el fin de semana pasado en Cartagena de Indias (Colombia), durante el Hay Festival.
Pregunta. ?Tiene la esperanza de que alguna vez acaben sus problemas con la justicia en Filipinas?
Respuesta. No lo s¨¦. Creo que al nuevo presidente, Marcos junior, le importa mucho m¨¢s lo que piensa la comunidad internacional que a Duterte. Y aunque hay problemas con la independencia judicial, no digo que seamos Rusia o Ir¨¢n. Creo que seguimos siendo una democracia, por eso es muy importante no rendirse.
¡°Esta generaci¨®n est¨¢ creciendo sin confianza, que es un pegamento muy importante en la sociedad¡±
P. Pero, pese a su reciente victoria judicial, ?se siente todav¨ªa en peligro?
R. Sin duda. El viejo peligro sigue ah¨ª. Ahora mismo, adem¨¢s, el objetivo de las operaciones de desinformaci¨®n ya no es que creas en algo, sino que desconf¨ªes de todo. Esta generaci¨®n est¨¢ creciendo sin confianza, que es un pegamento muy importante en la sociedad. Es el pegamento que nos mantiene unidos.
P. ?De d¨®nde saca tanta fuerza? ?no se cansa de luchar?
R. No creo que me canse. Ya soy bastante mayor, voy a cumplir 60 a?os. He trabajado y vivido en zonas de conflicto. Ahora mismo, siento que es uno de esos momentos en los que tengo que luchar por lo que creo. Es f¨¢cil decir que crees en la ¨¦tica, que defiendes unos principios, que crees en el periodismo cuando nadie te ataca. Pero si alguien te ataca, y te rindes, significa que renuncias a aquello en lo que crees. Eso es una parte. Otra parte es que creo que podemos ganar, si me rindo ayudar¨¦ a que perdamos. Y adem¨¢s est¨¢ mi equipo.
P. ?Cree que el premio Nobel de la Paz le protege?
R. Cuando me lo comunicaron, pens¨¦ ?Dios m¨ªo! Pero tambi¨¦n me di cuenta de que podr¨ªa traerme bastantes problemas. Cuando Time me nombr¨® persona del a?o, inmediatamente pens¨¦ que el Gobierno iba a lanzar una ofensiva contra m¨ª. Pero ahora soy consciente de que nos protege. Eso no quiere decir que no pueda pasar el resto de mi vida en la c¨¢rcel porque nadie sabe lo que va a ocurrir con los otros casos. Pero tengo esperanza.
P. ?Cree que estamos viviendo un momento de retroceso de la democracia global?
R. No s¨¦ si regresi¨®n es la forma adecuada de verlo. Es como si el progreso nos hubiese enviado al pasado, como en la pel¨ªcula Regreso al futuro. La tecnolog¨ªa ha permitido el ascenso de l¨ªderes autoritarios, que han sido democr¨¢ticamente elegidos. Y eso se ha producido porque el ecosistema informativo est¨¢ totalmente corrompido. Un estudio del MIT de 2018 sostiene que las mentiras se distribuyen en la web seis veces m¨¢s r¨¢pido que las informaciones verdaderas. Y otro estudio demostraba que los algoritmos de YouTube impulsaban las teor¨ªas de la conspiraci¨®n m¨¢s delirantes. Todo eso les ha dado much¨ªsimo poder, en el mundo real, pero tambi¨¦n en el digital. Las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas han contribuido a la radicalizaci¨®n y a la polarizaci¨®n. Y han tenido un impacto directo en nuestra sociedad.
P. ?Alg¨²n ejemplo concreto?
R. Rusia ha llevado a cabo enormes operaciones de desinformaci¨®n, utilizaron la misma narrativa para justificar la invasi¨®n de Crimea y de Ucrania, ocho a?os m¨¢s tarde. Marcos hizo lo mismo en Filipinas y logr¨® pasar de ser un paria a convertirse en un h¨¦roe. En 2014 comenzaron muchas operaciones de desinformaci¨®n y se produjo un efecto domin¨®: influyeron en Filipinas, en el Brexit, en la crisis de Catalu?a, en la elecci¨®n de Donald Trump en Estados Unidos. Y los bots rusos estuvieron presentes en todos los casos. Hasta ahora pod¨ªamos tener diferentes puntos de vista pol¨ªticos, pero hab¨ªa un acuerdo general sobre los hechos. Pero con el nuevo dise?o de los algoritmos de las compa?¨ªas tecnol¨®gicas aument¨® much¨ªsimo la polarizaci¨®n.
Facebook, por ejemplo, utiliza la inteligencia artificial para crear un clon de cada uno de nosotros
P. Usted ha dicho que los usuarios somos como perros de Pavlov para las grandes tecnol¨®gicas. ?Por qu¨¦?
R. Porque experimentan con nosotros. Utilizan lo que saben de nosotros para manipularnos. Cada una de esas compa?¨ªas maneja much¨ªsimos datos de nosotros. Facebook, por ejemplo, utiliza la inteligencia artificial para crear un clon de cada uno de nosotros. Ellos lo llaman un modelo. Y va mucho m¨¢s all¨¢ de la publicidad; es microtargetting [mercadotecnia focalizada] porque est¨¢ a disposici¨®n de cualquiera que est¨¦ dispuesto a pagar por ello. Puede ser una marca comercial, un gobierno, cualquiera que quiera aprovecharse de tus puntos flacos para hacerte llegar un mensaje. Es como si fueras al psic¨®logo y le contaras tus miedos m¨¢s profundos, tus secretos. Y ¨¦l saliese de la consulta y vendiese toda esa informaci¨®n ¨ªntima al mejor postor. El experimento de los perros de Pavlov consist¨ªa en darles de comer a la vez que se hac¨ªa sonar una campana. Y luego quitaban la comida, pero segu¨ªan haciendo sonar la campana y los perros salivaban igual. Conocen nuestros puntos d¨¦biles. ?El miedo a la inmigraci¨®n es tu punto d¨¦bil? Pues lo explotar¨¢n.
P. ?Por qu¨¦ cree que esos l¨ªderes autoritarios le tienen tanto miedo a las mujeres y al feminismo? Para Bolsonaro o Trump es casi una obsesi¨®n.
R. No lo s¨¦, pero los ataques online representan un retroceso de siglos en el trato a las mujeres. ?Por qu¨¦ las mujeres? No s¨¦ me ocurre ning¨²n dictador que haya sido mujer. En cualquier caso, estamos viviendo una explosi¨®n del sexismo y la misoginia de una forma que no se conoc¨ªa hace mucho tiempo. Es algo que nunca hab¨ªa vivido. Y todo esto se debe a una manipulaci¨®n de los datos. Y no atacan solo a las periodistas. Mire lo ocurrido con la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, cuando decidi¨® dimitir.
P. ?Hasta qu¨¦ punto podemos fiarnos de las grandes tecnol¨®gicas?
R. En un momento de mi vida, me fi¨¦ de ellas. Ahora es imposible. Los medios de comunicaci¨®n tenemos que buscar un balance entre los beneficios y el servicio p¨²blico. Nos dirigimos a las grandes tecnol¨®gicas ya en 2016 y les dijimos todos los problemas que encontr¨¢bamos. Y se negaron a verlos. La mayor¨ªa de esas plataformas esconden las noticias. En 2018, Mark Zuckerberg manifest¨® que Facebook se iba a centrar sobre todo en la familia y en los amigos y releg¨® las noticias a un segundo plano. Algunos medios padecieron una ca¨ªda de su tr¨¢fico en un 60%. Y fue una decisi¨®n unilateral. Cuando solo te centras en familia y amigos, y no en informaci¨®n contrastada, las noticias falsas se propagan mucho m¨¢s. Est¨¢n protegiendo sus beneficios, no al p¨²blico. En cambio, son muy buenos protegiendo a los anunciantes. Un cliente puede decir que no quiere aparecer junto a tal noticia y no aparecer¨¢. Pero rechazan proteger a los usuarios, tampoco quieren proteger los hechos. Y no hacen ninguna distinci¨®n entre mentiras y hechos.
P. ?Qu¨¦ ha cambiado en el mundo de las noticias falsas, porque desde Mesopotamia o la antigua Roma los dictadores han utilizado las noticias falsas? ?es solo la tecnolog¨ªa?
R. S¨ª. Es exponencial. Es algo que no hemos visto en la historia. Hay gente que piensa que es una cuesti¨®n de libertad de expresi¨®n, pero no es as¨ª. Elon Musk tiene una aproximaci¨®n libertaria a la libertad de expresi¨®n, pero est¨¢ claro cuando la desinformaci¨®n es utilizada para la guerra o por motivos pol¨ªticos, cuando nos tratan como perros de Pavlov y cambian nuestro comportamiento. Nuestras emociones son la puerta de entrada para que actuemos de forma irracional. El 6 de enero en Washington y el 8 de enero en Brasilia son ejemplos claros. Tambi¨¦n ha habido una violencia tremenda en Myanmar, en Sri Lanka, en la India, en Pakist¨¢n y en gran parte ha sido impulsada desde las redes. Me hice periodista por el poder de la informaci¨®n y porque creo que tenemos una misi¨®n de proteger el inter¨¦s p¨²blico. Cuando se corrompe el debate p¨²blico de la forma en que lo han hecho las redes sociales, eso tiene un impacto en toda la sociedad. Las grandes tecnol¨®gicas son como las grandes compa?¨ªas tabaqueras. Saben que lo que hacen es da?ino, pero han ganado miles de millones de d¨®lares.
P. Ahora sabemos que ocurri¨® lo mismo con las grandes compa?¨ªas petroleras, que eran conscientes de que los combustibles f¨®siles provocaban el cambio clim¨¢tico.
R. Exactamente. Parece un chiste. Eso demuestra hasta qu¨¦ punto nuestro mundo est¨¢ roto. De nuevo, las tabaqueras son un ejemplo perfecto. Se tard¨® mucho tiempo en vencerlas, mucha gente muri¨®. Solo espero que la democracia resista. Pero estamos contemplando una subida de la ultraderecha en todas partes, mezclada con la religi¨®n. Que es otro problema.
P. Puede parecer una paradoja pero ?resulta m¨¢s complejo luchar contra l¨ªderes autocr¨¢ticos que han sido elegidos democr¨¢ticamente como en el caso de Duterte o Bolsonaro porque han logrado un apoyo de la mayor¨ªa?
R. S¨ª, pero hay que preguntarse en qu¨¦ condiciones se produjeron esas votaciones, porque antes de ir a las urnas se vivi¨® una intensa manipulaci¨®n informativa. ?C¨®mo se puede considerar que unas elecciones han sido justas si las condiciones en las que han producido no lo son? Numerosos estudios demuestran que mucha gente no vota pensando en lo que cree, sino en lo que siente. Estados Unidos es un ejemplo perfecto. Trump contra Hillary Clinton. Pero luego supimos lo que hab¨ªa hecho Cambridge Analytica [la consultora brit¨¢nica que recopil¨® millones de datos de Facebook sin permiso de los usuarios para propaganda pol¨ªtica], la desinformaci¨®n rusa¡ ?Se puede defender que en estas elecciones hubo fraude, no en las urnas, pero s¨ª en las mentes de la gente? Sin duda. Creo que la democracia funciona si tenemos informaci¨®n veraz, si se puede escuchar a todas las partes, si podemos decidir de forma independiente. Pero ?qu¨¦ ocurre si no somos independientes, si cada uno de nosotros hemos sido manipulados? ?Podemos considerar que son elecciones justas y libres?
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