Cuando ??igo Errej¨®n aprovech¨® que Pablo Iglesias estaba en Bruselas para controlar Podemos. As¨ª lo cuenta Echenique
El portavoz del partido narra en su libro la ¡°muy violenta¡± batalla por el poder que se abri¨® entre el actual diputado de M¨¢s Pa¨ªs y el exl¨ªder de la formaci¨®n morada
Pablo Echenique (Rosario, Argentina, 1978) es f¨ªsico te¨®rico y portavoz del grupo confederal de Unidas Podemos-En Com¨² Podem-Galicia en Com¨²n. Este texto es un extracto del libro ¡®Memorias de un piloto de combate¡¯, de Arpa, que se publica ma?ana 15 de febrero.
A finales de 2016, se comienza a fraguar la que fue, seguramente, la mayor batalla interna en Podemos: nuestra segunda Asamblea Ciudadana, conocida informalmente como ¡°Vistalegre 2¡å. Si en la primera asamblea, yo hab¨ªa sido investido como el l¨ªder de los ej¨¦rcitos insurrectos que se enfrentaron a Pablo Iglesias, en la segunda, me convert¨ª en uno de sus lugartenientes contra las huestes del errejonismo.
Obviamente, hace falta explicar c¨®mo llegamos hasta ese punto.
Unos meses antes y tras ser nombrado secretario de organizaci¨®n por el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos en abril de 2016, cog¨ª un buen d¨ªa el AVE en la estaci¨®n de Delicias de Zaragoza para dirigirme con expectaci¨®n a mi primer Consejo de Coordinaci¨®n en la antigua sede de la calle Princesa en Madrid.
Como ocurre en casi todos los partidos, Podemos cuenta con un ¨®rgano grande, que se ocupa de la direcci¨®n pol¨ªtica entre congresos (de tomar las grandes decisiones) y que se re¨²ne cada dos o tres meses ¡ªel Consejo Ciudadano¡ª, y cuenta, tambi¨¦n, con un ¨®rgano peque?o, que se ocupa de la gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa y que se re¨²ne pr¨¢cticamente todas las semanas. Este ¨®rgano peque?o en 2016 se llamaba Consejo de Coordinaci¨®n y ahora lo llamamos Secretariado, pero solemos utilizar tambi¨¦n ¡ªentonces y ahora¡ª su denominaci¨®n coloquial: la ¡°ejecutiva¡±.
Pues bien, en mi primera ejecutiva, alucin¨¦.
Yo ya sospechaba alguna cosa y ten¨ªa alguna idea de lo que estaba pasando, pero no ten¨ªa ¡ªni mucho menos¡ª todos los elementos en la mano. Con el paso del tiempo, fui viendo lo que ocurr¨ªa con mis propios ojos y fui entendiendo poco a poco qu¨¦ hab¨ªa pasado exactamente para que yo acabara siendo el secretario de organizaci¨®n de Podemos.
La clave fundamental que lo explicaba todo era que, ya desde el principio de la constituci¨®n del partido, se hab¨ªa abierto una batalla interna muy violenta, aunque, en su mayor parte, soterrada.
Yo dej¨¦ el Parlamento Europeo a mediados de marzo del 2015 porque volv¨ª a Espa?a para presentarme a las elecciones auton¨®micas de mayo de ese mismo a?o. Pero Pablo Iglesias, obviamente, se reservaba para presentarse a las elecciones generales de diciembre de 2015 y se qued¨® en Bruselas algunos meses m¨¢s que yo. Pablo dej¨® el Parlamento Europeo a finales de octubre de 2015.
Durante todo ese tiempo ¡ªy, b¨¢sicamente, desde Vistalegre 1, desde finales de 2014¡ª, ??igo Errej¨®n aprovech¨® que Pablo pasaba mucho tiempo en Bruselas (y, tambi¨¦n, todo sea dicho, que a Pablo siempre le han dado pereza los asuntos burocr¨¢ticos y del aparato del partido) para ir ganando fuerza internamente en Podemos con el objetivo ¨²ltimo de hacerse con el control.
Su estrategia fue doble; con una parte externa y otra interna.
Por un lado, despleg¨® una t¨¢ctica medi¨¢tica seg¨²n la cual primaba de forma absoluta la protecci¨®n de su imagen personal, evitando posicionarse en temas pol¨¦micos, guardando silencio cuando hab¨ªa tormenta e incluso no defendiendo a compa?eros de proyecto cuando estos eran atacados. Estoy pensando, por ejemplo, en el caso de Juan Carlos Monedero, que fue una de las primeras v¨ªctimas de la cacer¨ªa contra dirigentes de Podemos y que tuvo que dimitir tras pedir el errejonismo activamente su cabeza. Esta t¨¢ctica pol¨ªtico-comunicativa le permit¨ªa a Errej¨®n acumular capital simb¨®lico externamente y tambi¨¦n a la interna, pero eso no significa que dejara sin atender el plano material.
Adem¨¢s de lo medi¨¢tico, se ocup¨® y se preocup¨® de llenar el aparato del partido con personas afines a ¨¦l. Personas contratadas por Podemos, pero que, sin embargo, ten¨ªan muy claro que su lealtad primera no se hallaba ni en el partido que les daba cobijo ni, por supuesto tampoco, en su secretario general, Pablo Iglesias, sino en ??igo Errej¨®n. Como ellos mismos se jactaban en sus chats internos, crearon, durante aquellos a?os y mediante este mecanismo, ¡°un partido dentro del partido¡±. As¨ª lo llamaban.
Una persona del equipo de Pablo por aquella ¨¦poca me cuenta que, cuando Pablo volvi¨® de Bruselas, la sede de la calle Princesa estaba tomada ¡ªcasi ¨ªntegramente¡ª por personas afines a Errej¨®n. El equipo de Pablo, es decir, el equipo de nada menos que el secretario general del partido, era tan escaso que se reun¨ªa en una de las salas m¨¢s peque?as de la sede y, cuando iban entrando al recinto, nadie les saludaba.
Pablo se dio cuenta de esto al principio y empez¨® a tomar medidas. Pero era dif¨ªcil porque Errej¨®n ya ten¨ªa mucho camino andado. Se hab¨ªa vuelto, en cierta forma, un intocable y, cuando hab¨ªa discrepancias pol¨ªticas, hac¨ªa valer tanto su poder interno como su poder externo. Cuando se quedaba en minor¨ªa en un debate a la interna del partido, por ejemplo (y siempre que le conviniese), no ten¨ªa ning¨²n problema en sacar el debate afuera. En una de las primeras ejecutivas de Podemos en las que yo estuve presente, incluso hizo expl¨ªcita esta t¨¢ctica, diciendo que Pablo no le estaba dejando m¨¢s remedio. Es decir, que ¡°no le estaba dejando m¨¢s remedio¡± que salir a los medios de comunicaci¨®n a golpear a su propio partido, aprovechando el buen trato que le daban los medios a ra¨ªz de la ya enunciada ley de hierro.
Ya sabes, cualquiera que se enfrenta a Pablo Iglesias¡
Esto es ¡ªpara m¨ª¡ª dur¨ªsimo de contar y, quiz¨¢s ¡ªpara ti¡ª, sea muy duro de leer. Pero me temo que es la pura verdad. As¨ª se produjeron los acontecimientos en esa ¨¦poca y yo no lo s¨¦ a trav¨¦s de testimonios de terceras personas. Yo no lo s¨¦ porque me lo hayan contado. Yo lo s¨¦ porque lo vi y lo viv¨ª. Y creo, adem¨¢s, que es mi obligaci¨®n contarlo tal y como fue porque resultar¨ªa imposible entender muchas de las cosas que han pasado a lo largo de estos a?os sin manejar esta informaci¨®n.
Para muchos observadores externos, la disputa entre Pablo Iglesias e ??igo Errej¨®n puede haber tenido la apariencia de una disputa por las ideas pol¨ªticas. Al fin y al cabo, este es el relato que se traslad¨® desde la gran mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n. Lo que ven¨ªan a contar es que Pablo representar¨ªa un estilo m¨¢s duro y confrontativo con los grandes poderes econ¨®micos, mientras que Errej¨®n interpretar¨ªa una melod¨ªa m¨¢s moderada y ¡°transversal¡± con algunos acordes cercanos a la m¨²sica del PSOE. Esto nunca fue exactamente as¨ª, pero da igual. Porque la disputa por las ideas en un partido que se organiza de forma democr¨¢tica es perfectamente leg¨ªtima. Ese no fue el problema interno de Podemos y no fue, tampoco, lo que nos llev¨® a la fractura en Vistalegre 2.
El problema fue la falta de ¨¦tica en la praxis pol¨ªtica de una de las dos partes.
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