?A qu¨¦ esperan?
La campa?a municipal y auton¨®mica de las elecciones de mayo puede ser una de?las m¨¢s ¡°locales¡± de?la historia reciente
Se termina pr¨¢cticamente el mes de febrero y se abre la temporada electoral (auton¨®micas y municipales en mayo) sin que d¨¦ la impresi¨®n de que la mayor¨ªa de los partidos pol¨ªticos hayan decidido ya su estrategia, sino, m¨¢s bien al contrario, de que pr¨¢cticamente ninguno de ellos haya sido capaz de salir del aturdimiento que les atenaza. Cierto que las elecciones municipales y auton¨®micas no implican responsabilidad directa para el presidente del Gobierno, ni para el jefe de la oposici¨®n o de los respectivos grupos parlamentarios actualmente presentes en el Congreso. Pero una cosa es que no se les pueda exigir responsabilidad como presidente o como jefe de la oposici¨®n por un mal resultado auton¨®mico y otra que no la vayan a tener toda como responsables de sus propios partidos, puesto que pr¨¢cticamente todos ellos son, a su vez, secretarios generales o presidentes de sus respectivas organizaciones pol¨ªticas.
?A qu¨¦ esperan, pues, para dar alguna se?al de que est¨¢n preocupados y ocupados por las elecciones de mayo? El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, ha aprovechado para realizar algunos viajes en su condici¨®n de dirigente del partido, pero siempre en un tono menor y a la espera de los encuentros con Alberto N¨²?ez Feij¨®o en el Senado. El dirigente del Partido Popular, por su parte, se encuentra en tierra de nadie. No tiene espacio por el momento para presentar una clara alternativa de gobierno, porque se la tapa casi por completo la propia acci¨®n del Gabinete y del presidente S¨¢nchez en la Uni¨®n Europea, y no puede ni debe mezclase con la campa?a de la comunidad estrella, Madrid, porque si Isabel D¨ªaz Ayuso corre alg¨²n riesgo de perder la mayor¨ªa absoluta no tendr¨ªa el menor sentido que Feij¨®o apareciera a su lado. As¨ª que pasan las semanas sin actividad pol¨ªtica sensible y se acerca la fecha de mayo con cada uno en su sitio y callado, dejando que cada bar¨®n se las arregle con su organizaci¨®n.
El tercero en liza, Unidas Podemos, tiene todav¨ªa un escenario m¨¢s complicado. Sus dos ministras (y su secretaria general) est¨¢n enredadas en la ley del solo s¨ª es s¨ª, con unas p¨¦simas expectativas de arreglo pac¨ªfico, y ning¨²n espacio para desarrollar una estrategia municipal o auton¨®mica. La vicepresidenta Yolanda D¨ªaz, por su parte, mantiene la flema y, salvo apoyos puntuales en Barcelona (con Ada Colau) y en Galicia, no es nada probable que se lance a una campa?a gen¨¦rica con Unidas Podemos, menos a¨²n si no est¨¢ claro qu¨¦ va a suceder con los acuerdos y las listas de candidatos entre Sumar y UP, con vistas a las elecciones generales de diciembre.
Tal y como parecen las cosas de momento, la campa?a municipal y auton¨®mica de mayo puede ser una de las m¨¢s ¡°locales¡± de la historia reciente, con los candidatos bati¨¦ndose el cobre por su cuenta y los dirigentes nacionales esquivando atentamente la jugada, a la espera de los resultados. Tanta inmovilidad puede, sin embargo, tener un precio porque, lo quieran o no, aunque un mal resultado auton¨®mico no obligar¨ªa a Pedro S¨¢nchez a tomar una decisi¨®n dr¨¢stica (nada le obligar¨ªa a dimitir), le dejar¨ªa pol¨ªticamente bastante tocado. Y no conseguir mover el tablero en al menos dos comunidades, tampoco le augurar¨ªa las mejores noticias a N¨²?ez Feij¨®o.
Quedan los propios partidos, las organizaciones en s¨ª mismas, que se supone son las realmente encargadas de desplegar todas sus fuerzas y capacidades en este tipo de elecciones. Pero tampoco existen se?ales claras de que est¨¦n en ebullici¨®n, ni mucho menos. El Partido Socialista lleva mucho tiempo desprovisto de un andamiaje capaz de soportar grandes esfuerzos, con muy pocas caras visibles. Y la prueba es la soledad en que pelean los socialistas de la Comunidad Valenciana o de Baleares. De momento, el PSOE contin¨²a desdibujado, sin presentar un gran programa pol¨ªtico aut¨®nomo que aspire a la mayor¨ªa de votos en toda Espa?a. Queda tiempo para las generales, pero ya no, desde luego, para las auton¨®micas. En cuanto al PP, no parece tampoco agobiado por la necesidad de grandes despliegues: ya tiene varias perlas de la corona, Andaluc¨ªa, Galicia y Castilla y Le¨®n, donde no se celebran elecciones. Su ¨²nico gran riesgo es la Comunidad de Madrid, pero ese es, precisamente, un lugar donde el PP nacional es poco bienvenido.
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