El fin del timo del siglo: que el inquilino pague a la agencia
Llevo toda la vida soltando pasta a bordes de inmobiliarias por no hacer nada. ?A cambio de qu¨¦? Nunca lo he sabido.
Ver¨¢n, yo creo que si Dios bajara a la Tierra, despu¨¦s de acabar con el hambre en el mundo y las enfermedades terminales, lo siguiente ser¨ªa que los due?os de pisos paguen a la inmobiliaria cuando los alquilan. Despu¨¦s ya se meter¨ªa a salvar los polos del calentamiento global. Y de repente, milagro, aparece en la nueva ley de vivienda. Pensaba que era algo como la ley de la gravedad, que la vida es as¨ª. Y no, qu¨¦ ilusi¨®n. A lo mejor me cambio de casa solo para verlo con mis propios ojos.
Lo confieso, es el tipo de medida populista con la que caigo rendido. Si el populismo es como el colesterol, que hay del bueno y del malo, este es del mejor. Si es populismo f¨¢cil ?por qu¨¦ no se ha hecho antes? Supongo que al ser este un pa¨ªs de propietarios de pisos y camareros, todo Gobierno ha pensado que con el alquiler no hay derecha ni izquierda, que es la aut¨¦ntica mayor¨ªa silenciosa. Pero tambi¨¦n hay una legi¨®n de ciudadanos que siempre lo han sufrido, entre los que me encuentro. As¨ª que perm¨ªtanme una columna en nombre de esos happy few (¡±Nosotros pocos, nosotros felices pocos, nosotros, banda de hermanos¡±, Enrique V). A ver c¨®mo lo digo para que no se ofenda nadie: ha sido una de las formas de robo m¨¢s bien montadas que conozco, el timo del siglo. Cu¨¢ntas veces he jurado en el crep¨²sculo, como Scarlett O¡¯Hara, que nunca m¨¢s volver¨ªa a tirar mi dinero de esa manera. Llevo toda la vida soltando pasta a bordes de inmobiliarias por no hacer nada. ?A cambio de qu¨¦? Nunca lo he sabido. Por desnudarte pidi¨¦ndote hasta el grupo sangu¨ªneo e interrogarte como un sospechoso habitual. He tratado agencias que solo eran un tipo con un m¨®vil que te perdonaba la vida mientras (me sacaba de quicio) le hac¨ªa la pelota al due?o del piso, y eso que t¨² pagabas y a ¨¦l le quitaba el engorro de ense?arlo. Eran, lo s¨¦, personas mal pagadas que, de hecho, no pasar¨ªan ni sus propios criterios de selecci¨®n, pero ah¨ª estaban esquilm¨¢ndote a ti en vez de a un se?or con un patrimonio. No les culpo, era una guerra de pobres en un mercado salvaje. He encontrado excepciones, buenos profesionales que te ayudaban a buscar casa, pero la mayor¨ªa no, nadie te ocultaba que les importabas un pepino, que el importante era el otro.
Se me pueden echar encima todos los expertos que quieran, decirme que no tengo ni idea de c¨®mo funciona el mercado (completamente cierto), que ser¨¢ fatal. Pero es que me han dicho tantas veces cosas as¨ª y era mentira¡ El contrato indefinido iba a ser un drama, pero veo gente con su primer contrato en a?os y que por primera vez tiene vacaciones pagadas, a los cuarenta y pico. Como le dijo un cura de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n a Ratzinger, cuando les met¨ªa en vereda por su ¡°opci¨®n preferencial por los pobres¡± (qu¨¦ expresi¨®n tan olvidada): ¡°La Iglesia lleva toda la vida equivoc¨¢ndose a favor de los ricos, no creo que pase nada si una vez se equivocara a favor de los otros¡±.
Quienes hacen las leyes nunca est¨¢n de alquiler. Lo estuvieron un d¨ªa, pero luego se olvida. Es como el autostop: eres joven y te juras que el d¨ªa que tengas coche coger¨¢s a todo el mundo, pero despu¨¦s solo ves a piojosos que te van a atracar. Este cambio es coherente con los tiempos: si no hacen m¨¢s que vender alarmas a gente asustad¨ªsima por el mundo exterior, lleno de peligros y alien¨ªgenas, lo justo es que tambi¨¦n paguen por este servicio de detecci¨®n. No nosotros, estos pocos e infelices marcianos. Que a lo mejor ni somos tan pocos ni tan malvados.
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