Rupert Murdoch, el magnate que da a la audiencia las mentiras que la audiencia pide

Esta semana se ha cancelado el cap¨ªtulo estrella de la nueva temporada en la vida de Rupert Murdoch. En ¨¦l, Murdoch llegaba al s¨¦ptimo piso de los juzgados de Wilmington, a la sala de vistas m¨¢s amplia del edificio, repleta de periodistas y se sentaba a ser interrogado ante un jurado de seis hombres y seis mujeres. El guion no estaba del todo escrito, pero el abogado se dispon¨ªa a poner en apuros al magnate para que explicase por qu¨¦ su cadena de noticias Fox News difundi¨® sin cesar el bulo de que a Donald Trump le robaron las elecciones presidenciales de 2020. Era una mentira que el propio Murdoch no se cre¨ªa, pero que el gran magnate de la posverdad no quiso parar: la audiencia quer¨ªa escucharla. Habr¨ªa sido un cap¨ªtulo interesante. Cancelarlo ha costado 787,5 millones de d¨®lares.

La gente tendr¨¢ que conformarse con ver Succession, la brillante serie de HBO inspirada en el magnate. Aunque, en este caso, la realidad supera a la ficci¨®n. Murdoch suma m¨¢s mujeres (cuatro), m¨¢s hijos (seis), m¨¢s a?os (92), m¨¢s esc¨¢ndalos, intrigas y operaciones corporativas (incontables) que Logan Roy, su alter ego de ficci¨®n. Hay episodios de su vida que parecer¨ªan poco cre¨ªbles en una serie. Como cuando sus peri¨®dicos dieron la noticia de su propia muerte. O como cuando dos hombres planearon secuestrar a su entonces esposa, Ann Murdoch, pero acabaron raptando y luego asesinando a Muriel McKay, la mujer de uno de sus directivos, al que siguieron a su casa despu¨¦s de tomar prestado el Rolls Royce del magnate.

Se convirti¨® en ¡°el editor de peri¨®dicos sensacionalistas de dudosa reputaci¨®n en el centro de una macabra historia sensacionalista¡±, escrib¨ªa Michael Wolff en su biograf¨ªa The man who owns the news (El due?o de las noticias). Era 1969. Con 38 a?os, Murdoch ya acumulaba una larga experiencia como editor. Nacido en Melbourne (Australia) en 1931, un 11 de marzo (la misma fecha en que vio la luz el Daily Courant, el primer peri¨®dico diario del mundo) su padre, Keith Murdoch era un corresponsal de guerra convertido en magnate de la prensa regional.

Cuando su padre muri¨® de c¨¢ncer en 1952, Rupert Murdoch, hijo ¨²nico, se puso al frente de News Limited, la empresa familiar. Compr¨® numerosos peri¨®dicos regionales de Australia y Nueva Zelanda en los que apost¨® por el sensacionalismo, primando los sucesos y los deportes. Luego lanz¨® The Australian, el primer peri¨®dico nacional del pa¨ªs, con un enfoque m¨¢s serio. Es un patr¨®n que ha repetido en Reino Unido y Estados Unidos: primero amarillismo y luego b¨²squeda de la respetabilidad.

En 1969 estaba en Londres porque acababa de comprar los tabloides News of the World y The Sun. Que el mismo editor de esos productos se hiciese en 1981 con The Times / The Sunday Times fue toda una conmoci¨®n. Por entonces, los peri¨®dicos eran negocios boyantes. Murdoch atraves¨® el Atl¨¢ntico y compr¨® el tabloide New York Post en 1976, convirti¨¦ndolo en un peri¨®dico sensacionalista, pero en 2007 acab¨® haci¨¦ndose tambi¨¦n con el prestigioso The Wall Street Journal.

El episodio que mejor refleja la falta de escr¨²pulos con que se conduc¨ªan sus medios es el esc¨¢ndalo de los pinchazos telef¨®nicos a miembros de la familia real, cantantes, actores, deportistas, famosos y no tan famosos por parte de News of the World, que signific¨® el cierre del tabloide en 2011. Murdoch tuvo que comparecer ante una comisi¨®n parlamentaria y la v¨ªspera los que fueron hackeados fueron sus peri¨®dicos The Sun y The Times, que publicaron la noticia de su muerte. Antes de someterse al interrogatorio, sentenci¨®: ¡°Este es el d¨ªa m¨¢s humillante de mi vida¡±.

En 2012 John Lisners public¨® el libro Auge y ca¨ªda del imperio Murdoch, pero ni Murdoch hab¨ªa muerto ni su imperio hab¨ªa ca¨ªdo. Fox News se convirti¨® a principios de siglo en el canal de noticias m¨¢s visto de Estados Unidos. Se ha ido instalando en un mundo paralelo dirigido a una audiencia conservadora que quer¨ªa que le contasen que Barack Obama era musulm¨¢n, que el Partido Dem¨®crata es la izquierda radical dirigida por degenerados y que Donald Trump gan¨® las elecciones de 2020, pero se las robaron. Esas mentiras suelen quedar impunes, pero presentadores e invitados de la cadena citaron una y otra vez en su bulo electoral a la empresa Dominion, que present¨® una demanda por 1.600 millones de d¨®lares y que amenazaba a Murdoch con otro de los d¨ªas m¨¢s humillantes de su vida.

Con el pago de 787,5 millones de d¨®lares, ha evitado someterse en p¨²blico ante el jurado a un interrogatorio demoledor. Las declaraciones previas y los mensajes que ha tenido que aportar a la causa ya resultan embarazosos para el magnate (¡°No queremos enemistarnos m¨¢s con Trump¡±, dec¨ªa en uno). B¨¢sicamente, muestran que Murdoch no se cre¨ªa el bulo electoral, germen del asalto al Capitolio, y que aun as¨ª dej¨® que la cadena lo aireara para lograr audiencia. La Fox ha pagado, pero no se ha disculpado y ha pasado a la siguiente mentira.

Hay decenas de libros sobre el magnate. Su biograf¨ªa profesional es inabarcable, pero la personal tambi¨¦n da para novelas, pel¨ªculas y series y para especulaciones sobre su sucesi¨®n. La ¨²ltima temporada tambi¨¦n ha venido cargada. En dos semanas ha pasado de anunciar su quinto matrimonio a cancelar la boda. No hace a¨²n un a?o que anunci¨® el divorcio a su cuarta esposa, Jerry Hall, con un email: ¡°Jerry, lamentablemente he decidido ponerle fin a nuestro matrimonio¡±. El acuerdo de separaci¨®n inclu¨ªa que Hall se comprometiese a no dar detalles ni ideas a los guionistas de Succession.

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