La hipoteca variable y la culpa
He preguntado en mi banco por alguna opci¨®n para no tener que asumir una subida tan desquiciada de mi hipoteca. Me he encontrado con una estrategia para culpabilizarme y desampararme financieramente
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Hace cinco a?os, mi pareja y yo compramos una casa y contratamos una hipoteca de tipo variable. Entonces se escuchaba ya hablar de las bondades del tipo fijo, pero elegimos, igual que el 70% de los hipotecados espa?oles, la variable. Eso nos ha permitido pagar una cuota m¨¢s baja que con un tipo fijo durante a?os. Por eso, aunque nuestra elecci¨®n implicaba cierto riesgo, nos pareci¨® que la esperable subida de tipos quedar¨ªa en el ¨¢mbito de lo razonable, salvo desastre. Cinco a?os despu¨¦s el desastre ha sucedido: el eur¨ªbor ha alcanzado el 4%, un nivel que no conoc¨ªamos desde la crisis de 2008, y la cuota de nuestra hipoteca se ha disparado. As¨ª las cosas, he preguntado en mi banco por alguna opci¨®n para no tener que asumir una subida tan desquiciada y me he encontrado con una estrategia bien engrasada para culpabilizarme primero y desampararme financieramente despu¨¦s.
La primera parte de la estrategia del banco ¡ªuno de los grandes, por cierto¡ª ha sido dificultar la comunicaci¨®n respecto del pr¨¦stamo. La oficina donde lo contratamos ha cerrado, como tantas. Y en la virtual tardan semanas en darnos cita. A m¨ª se me hace raro su pasotismo: nos han prestado un mont¨®n de dinero y deber¨ªa preocuparles que no podamos devolverlo. Pero no les preocupa. Al contrario, la mujer que nos atiende nos explica que podemos afrontar la subida. Ella lo sabe mejor que nosotros porque tiene acceso a toda nuestra informaci¨®n financiera. Con todo, insisto en que deber¨ªan facilitarnos opciones ante una subida tan desproporcionada y sugiero valorar un cambio a tipo fijo. Es entonces cuando nuestra interlocutora se esmera en explicarnos que cualquier mejora es imposible ¡°a estas alturas¡±. ¡°La hipoteca variable es muy latina¡±, sentencia. ¡°En pa¨ªses como Alemania o Francia, la mayor¨ªa elige tipo fijo y sabe lo que le toca pagar toda su vida. Es un problema de previsi¨®n¡±. La palabra latina la emplea como sin¨®nimo de incultura, financiera en este caso, aunque el banco al que representa nos recomend¨® el tipo variable hace cinco a?os.
¡°Lo que no vale es elegir tipo variable y querer cambiarlo ahora¡±, me explica un colega de los que eligieron tipo fijo al o¨ªr mis lamentos hipotecarios. ?Y por qu¨¦ no vale?, me pregunto. La subida del eur¨ªbor supondr¨¢ un sobrecoste de hasta 12.000 millones a los hipotecados, seg¨²n la asociaci¨®n de usuarios bancarios Adicae. Algunos bancos volver¨¢n a enriquecerse exponencialmente y, una vez m¨¢s, est¨¢n dispuestos a forzar el impago (nada aprendieron de 2008) antes de proponer alternativas competitivas a sus clientes. Indignada, busco otras opciones. Y, para mi sorpresa, encuentro varios dispuestos a subrogar nuestra hipoteca, es decir, cambiarla de banco y por tanto de condiciones. Una caja nos propone tipo fijo durante tres a?os para volver despu¨¦s al variable. Otro banco sugiere un tipo fijo competitivo¡ Me siento como cuando era universitaria y amenazaba a mi operador m¨®vil con cambiarme a otro si no me daban m¨¢s datos. ?En serio los bancos funcionan as¨ª? Por un lado, hablan de libre mercado mientras, por otro, intentan mantener cautivos a sus clientes con condiciones que no son competitivas. ?Y c¨®mo lo logran? Gracias a la culpa y a la verg¨¹enza que da verse en apuros para pagar la hipoteca. Necesitan que sintamos que lo que pagamos no es el eur¨ªbor, sino nuestras malas decisiones. Y cuanto m¨¢s culpables, m¨¢s cautivos. Cuando en realidad lo ¨²nico que debe hacer un banco competente es, por su propio inter¨¦s, pon¨¦rnoslo f¨¢cil.
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