Berlusconi y el fracaso de los anticuerpos
Montanelli cre¨ªa que a Italia le conven¨ªa que el magnate ganara las elecciones, pues as¨ª ver¨ªa qui¨¦n era y quedar¨ªa vacunada. Se equivoc¨®. Vio qui¨¦n era y le dio igual.
Indro Montanelli, uno de los grandes periodistas italianos, ten¨ªa muy calado a Berlusconi, entre otras cosas porque fue su jefe, como editor de Il Giornale. Suyas son algunas de las frases m¨¢s l¨²cidas sobre ¨¦l. Una: ¡°Berlusconi no tiene ideas, solo tiene intereses¡±. Dos: ¡°Berlusconi es el mentiroso m¨¢s sincero que existe, es el primero en creer en sus propias mentiras, y es esto lo que lo hace peligroso. Tiene alergia a la verdad, una voluptuosa propensi¨®n a las mentiras¡±. Es fascinante c¨®mo dos rasgos personales acabaron inoculados y normalizados en la pol¨ªtica, hasta hoy. Todo lo que dir¨¦ les resultar¨¢ familiar.
Hay una tercera frase de Montanelli que lamento mucho que no fuera acertada, y es la m¨¢s interesante. ?l era un se?or serio de derechas y detestaba a Berlusconi, pero en las elecciones de 2001 dijo que a Italia le conven¨ªa que ganara, porque as¨ª ver¨ªa qui¨¦n era y quedar¨ªa vacunada. Se equivoc¨®. Vio qui¨¦n era y le dio igual. Se impuso el virus, no los anticuerpos. Esta lecci¨®n resume todo, hasta hoy: cuando se pasan l¨ªmites no se sabe lo que viene despu¨¦s, cosas impensables ya se han hecho, no pasa nada, y se puede ir m¨¢s all¨¢.
Berlusconi era el sue?o de cualquier corresponsal. Tiene historias tan inveros¨ªmiles, tan desvergonzadas, tan ilegales, que ten¨ªas que repetirlas a tu jefe para que las creyera. Sigue siendo asombroso al volverlo a decir: era un primer ministro due?o de las tres principales cadenas privadas, adem¨¢s de controlar las p¨²blicas. Por la tele no te enterabas de nada. Fue la primera vez, y a¨²n no hab¨ªa redes sociales, en que vi la impotencia de que datos objetivos que habr¨ªan acabado con cualquiera no tuvieran efecto. Su respuesta era el victimismo, le persegu¨ªan, le envidiaban. Y en cambio sus trolas circulaban alegremente. Todo acababa en chiste. Pintaba a sus adversarios como tristes, aburridos, perdedores que no sab¨ªan divertirse. Sobre una izquierda desquiciada habr¨ªa mucho que decir, tambi¨¦n muy pedag¨®gico, su incapacidad de dar con ideas potentes de id¨¦ntico magnetismo. Pero era toda la ¨¦poca la que estaba a su favor, impuso una derecha sin valores, salvo hacer lo que te d¨¦ la gana, porque las leyes y los impuestos son un engorro, y no hay crisis porque los restaurantes est¨¢n llenos y el que no trabaja es porque no quiere. Y ni siquiera hab¨ªa entonces guerras culturales. Llam¨® a su coalici¨®n la Casa de la Libertad, no s¨¦ si les suena. Su proyecto pol¨ªtico fue un ¨¦xito, pues consigui¨® su principal objetivo: no ir a la c¨¢rcel. Cuesta recordar una sola cosa que haya hecho, y s¨ª todo el tiempo perdido para Italia en 30 a?os. Aunque estuvo bien empleado para sus socios fascistoides y racistas, que entonces eran otra cosa ex¨®tica m¨¢s que hab¨ªa que tragar y ahora est¨¢n en el poder.
Raramente alguien dec¨ªa que le votaba, era indefendible, y esto ha cambiado, ahora se presume de votar a energ¨²menos. Entonces el pretexto era el hartazgo, porque Berlusconi surgi¨® de un sistema podrido, sin credibilidad, de un empacho ideol¨®gico, de partidos que no cambiaban nada ni arreglaban la vida de las personas. Si se va erosionando el sistema, y esto es responsabilidad de la clase pol¨ªtica, son aceptados los m¨¢s impresentables, basta que parezcan distintos, algo que no se ha probado. S¨ª, quiz¨¢ eso fue lo peor, el error de diagn¨®stico de Montanelli: Berlusconi acab¨® con la posibilidad de una derecha seria, honesta y civilizada, que no relativice nada. Todos lo estamos padeciendo.
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