El riesgo de minusvalorar el lastre que supondr¨ªa Vox en el proyecto europeo
La formaci¨®n ultra pertenece a un movimiento pol¨ªtico antieuropeo, extraordinariamente activo y agresivo
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Los debates electorales cara a cara entre los dos candidatos con mayores posibilidades de alcanzar la presidencia del Gobierno, como el que se celebrar¨¢ ma?ana lunes en Antena 3, entre Pedro S¨¢nchez y Alberto N¨²?ez Feij¨®o, tienen un formidable seguimiento, digno de una final de f¨²tbol, pero, seg¨²n los estudios demosc¨®picos, poca influencia en el sentido del voto, entre un 1% y un 3% de repercusi¨®n, en el mejor de los casos. ?Por qu¨¦ se les da entonces tanta importancia? Primero, porque, modifiquen o no el sentido del voto de los espectadores, s¨ª ayudan a movilizar a los seguidores m¨¢s ap¨¢ticos de uno y otro, y eso es siempre importante y, muy especialmente, en esta ocasi¨®n. Segundo, porque tienen un efecto pedag¨®gico, en el sentido de que mejoran la comprensi¨®n de los problemas pol¨ªticos y econ¨®micos a los que har¨¢ frente el futuro Gobierno. Y, por ¨²ltimo, porque siempre cabe la posibilidad de que ocurra lo inesperado y de que uno de los dos candidatos cometa una equivocaci¨®n garrafal. Es poco probable, pero la mera posibilidad de que alguien resbale en una piel de pl¨¢tano es suficiente para que los espectadores miren fijamente un escenario durante m¨¢s de dos horas.
El cara a cara S¨¢nchez-N¨²?ez Feij¨®o es muy necesario porque hasta ahora, incluso en las pocas ocasiones en que han coincidido en el Senado, no han existido m¨¢s que dos discursos en paralelo, sin contacto ni controversia, es decir, opiniones contrapuestas sobre temas comunes. Uno, el del PP, consist¨ªa en una descalificaci¨®n brutal, sin aristas ni matices, del presidente del Gobierno, desde todos los punto de vista, morales o pol¨ªticos; y otro, el de S¨¢nchez, en una continua reivindicaci¨®n de la gesti¨®n realizada. Es urgente poder contrastar sus opiniones con respecto a temas comunes, de vital importancia en los cuatro a?os que vienen.
Por ejemplo, respecto al futuro de la Uni¨®n Europea. Son ya muchas las voces que defienden en Europa revisar los tratados para establecer nuevos mecanismos de mayor¨ªas, que son ya muy necesarios, pero que resultar¨¢n imprescindibles si se atisba una nueva ampliaci¨®n (Moldavia, Serbia, Montenegro, Albania¡). En estos cuatro a?os habr¨¢ que decidir si la Uni¨®n pasa a ser una simple gestora de un espacio continental (opuesto al espacio ruso), como pretenden los partidos de extrema derecha, que luchan por la devoluci¨®n de competencias a los Estados miembros, o si se retoma la vocaci¨®n constitucional europea (fracasada en su primer intento de 2005) y se lanza un nuevo proyecto.
No es un problema secundario saber cu¨¢l ser¨¢ la posici¨®n del Gobierno espa?ol, sobre todo si N¨²?ez Feij¨®o, como ya ha anunciado, forma coalici¨®n, llegada la ocasi¨®n, con Vox, uno de esos partidos que aborrecen la idea de una eventual Constituci¨®n Europea que enumere derechos y libertades. El discreto silencio que mantienen los portavoces de Vox sobre estos temas no debe ocultar la realidad: pertenece a un movimiento pol¨ªtico antieuropeo, extraordinariamente activo y agresivo, en ambos lados del Atl¨¢ntico. Su presencia en un Gobierno de coalici¨®n, su normalizaci¨®n, podr¨ªa alentar el voto de Vox en las pr¨®ximas elecciones al Parlamento Europeo, previstas para junio de 2024, y fortalecer el grupo de extrema derecha antieuropea al que pertenece.
No son cuestiones menores, sino una verdadera pesadilla que pone en peligro el trabajo de m¨¢s de 60 a?os de cooperaci¨®n e integraci¨®n, justamente cuando la salida del Reino Unido de la Uni¨®n podr¨ªa facilitar lo contrario, un r¨¢pido avance en la armonizaci¨®n legislativa. ?C¨®mo piensa gestionar N¨²?ez Feij¨®o el lastre que supondr¨ªa su socio de coalici¨®n en cualquier negociaci¨®n comunitaria?
Los pr¨®ximos cuatro a?os ser¨¢n tambi¨¦n importantes en el impulso que se pueda dar, en Espa?a y en Europa, a la transici¨®n ecol¨®gica, con el uso m¨¢s racional de nuevos recursos, orientados a una mejor calidad de vida. De nuevo, la eventual presencia de Vox en un Gobierno de coalici¨®n con el Partido Popular actuar¨ªa como freno de las necesarias transformaciones medioambientales. Y, una vez m¨¢s, no se trata de elementos secundarios en el programa de los grupos de extrema derecha, tanto en Espa?a como en Europa, sino de parte esencial de su proyecto pol¨ªtico. El mayor riesgo de cualquier acuerdo entre Vox y el Partido Popular ser¨ªa precisamente la minusvaloraci¨®n por parte de N¨²?ez Feij¨®o de la ¨ªndole del designio de sus socios.
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