De hombres que piensan en el Imperio Romano y el ¨¢rbol muerto de Northumberland
La imagen de un arce sicomoro de m¨¢s de 300 a?os y 35 metros de altura brutalmente talado es una met¨¢fora perfecta
Reconozco una met¨¢fora en cuanto la veo, aunque no siempre s¨¦ c¨®mo descifrarla. Casi siempre, las met¨¢foras que me atraviesan las encuentro en la literatura. Pero a veces sucede que me asaltan en la vida real, como si el universo quisiera decirme algo. Me refiero a cuando la vida planta ante nosotros una imagen tan cargada de sentido, y tan oscura a la vez, que su mera contemplaci¨®n posee la capacidad de iluminar paisajes profundos y universales. Pues bien, la ¨²ltima met¨¢fora que me atraves¨® no la encontr¨¦ en ning¨²n libro sino en las noticias de este peri¨®dico. Supongo que ver¨ªan la imagen, igual que yo. El inmenso cad¨¢ver de un arce sicomoro de m¨¢s de 300 a?os y 35 metros de altura brutalmente talado. El ¨¢rbol fue asesinado el pasado 29 de septiembre y cada noche, desde entonces, me asalta la imagen de su sacrificio. Es una met¨¢fora perfecta, eso lo s¨¦ seguro. Pero ?cu¨¢l es su sentido?
Aprovechando una ruidosa tormenta, un joven de 16 a?os se arm¨® con una motosierra y perfor¨® el tronco hasta que el ¨¢rbol se derrumb¨®. El arboricida pudo haber sido cualquiera, pero resulta que fue un inocente muchacho, un chaval que en vez de querer trepar a los ¨¢rboles, deseaba acabar con ellos. El arce, adem¨¢s, no cay¨® en cualquier parte sino sobre los mism¨ªsimos cimientos de nuestra cultura, pues atraves¨® el muro de Adriano, aquel que el emperador romano orden¨® construir para proteger de las invasiones b¨¢rbaras los confines del Imperio. Y para decirlo todo, tampoco cay¨® en un momento cualquiera sino en la semana en que el trend de TikTok fue ¡°?Por qu¨¦ piensan tanto los hombres en el Imperio Romano?¡±. La tendencia en cuesti¨®n ha dado lugar a millones de v¨ªdeos tratando de responder a esta pregunta y ha confirmado que los varones piensan much¨ªsimo, incluso a diario, en la Antigua Roma. La tendencia no tiene explicaci¨®n cient¨ªfica pero constata que existe una larga relaci¨®n entre la historia romana y la masculinidad.
As¨ª que mientras millones de hombres piensan en legiones, ¨¢guilas imperiales y poder, sucede que un ¨¢rbol centenario cae muerto sobre los confines del Imperio. De repente, el toc¨®n me pareci¨® el punto final de un relato milenario. Y el ¨¢rbol ca¨ªdo, el mism¨ªsimo cuerpo de una mujer arrancada de su ra¨ªz, cuajada de brotes verdes explotando en sus ramas muertas. Fue entonces cuando record¨¦ la imagen con la que aprend¨ª a distinguir la met¨¢fora del s¨ªmil. ¡°Tus dientes son como perlas¡±, era el s¨ªmil. Y ¡°La fe es un gran ¨¢rbol¡±, la met¨¢fora ejemplar de mi viejo libro de texto. De modo que un joven hab¨ªa talado la mism¨ªsima idea de fe ante los ojos impert¨¦rritos de la humanidad.
Y me refiero a la fe m¨¢s all¨¢ de cualquier sentimiento religioso, a la fe en que hacemos las cosas que hacemos y no otras porque pensamos que est¨¢n bien. A la fe en que nuestras fuerzas van en la direcci¨®n adecuada, a la fe en la humanidad. Una fe que muchos j¨®venes han perdido. Y no solo ellos. En realidad, nadie en el mundo conf¨ªa ya en el criterio de la humanidad y ese es el desastre que anuncia el ¨¢rbol ca¨ªdo. Por lo dem¨¢s, los ¨¢rboles tienen que ver, igual que lo femenino, con el sentido de la vida como ciclo (o c¨ªrculo) antes que como progreso (o l¨ªnea recta). Y ah¨ª est¨¢n, unidos y vencidos: el l¨ªmite del muro de Adriano y el tronco de una feminidad aniquilada. La met¨¢fora es tan atroz como perfecta.
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