Bel¨¦n Esteban habla ingl¨¦s o por qu¨¦ la Inteligencia Artificial es totalitaria
La IA, capaz de mostrarnos a la tertuliana expeliendo exabruptos en la lengua de Shakespeare, nos deja m¨¢s expuestos y vulnerables que nunca en nuestra vida ¨ªntima
No es lo mismo un asesinato que un holocausto, estamos de acuerdo. Igual que no es lo mismo difundir un bulo en tu grupo de amigos que crear fake news y distribuirlas de forma masiva por internet. Y, del mismo modo, no es igual manipular una fotograf¨ªa que disponer de una tecnolog¨ªa capaz de falsificar la identidad de cualquiera, en un segundo. La escalabilidad es una cuesti¨®n fundamental de cualquier tecnolog¨ªa. Pero tambi¨¦n lo es, desde el punto de vista del control, para cualquier sistema pol¨ªtico. En este sentido, resulta que la inteligencia artificial es la tecnolog¨ªa so?ada de cualquier sistema totalitario. La pregunta obligada es, por qu¨¦ no se est¨¢ regulando su uso en democracia.
La primera raz¨®n por la que la inteligencia artificial es incompatible con la democracia es que suprime los principios de verdad y transparencia como ninguna tecnolog¨ªa hab¨ªa hecho antes. La posibilidad de construir mentiras es tan grande que el sentido de verdad se desdibuja. As¨ª por ejemplo, a nadie le importa si Bel¨¦n Esteban habla de verdad ingl¨¦s cuando recibe un clip de la tertuliana soltando exabruptos en la lengua de Shakespeare. Como tampoco importa de qui¨¦n es la voz que la dobla o si ella ha dado permiso para la traducci¨®n. Del mismo modo, la verdad importar¨¢ poco a las ni?as de Almendralejo cuya imagen fue utilizada para crear pornograf¨ªa no consentida. Ellas, tal y como nos recordaba Marta Peirano en este mismo peri¨®dico, est¨¢n condenadas a sentir verg¨¹enza por algo que no han hecho.
Desaparecido el principio de verdad, el totalitarismo tiene mucho m¨¢s f¨¢cil su cometido. Hablamos de que un Estado es totalitario cuando penetra todos los ¨®rdenes de la vida del ciudadano, desde el p¨²blico y pol¨ªtico al corporal e ¨ªntimo. As¨ª, como el Dios b¨ªblico, su pretensi¨®n es atravesar todas las esferas de la vida, desde los derechos y deberes del ciudadano en cuanto tal a las im¨¢genes de su conciencia, pasando por el control del cuerpo anat¨®mico, eso que se ha llamado biopol¨ªtica (control de horas de trabajo, derecho al aborto, eutanasia, autodeterminaci¨®n de g¨¦nero¡). Pues bien, esta pretensi¨®n (teol¨®gica) del Estado se ha extendido por los ciudadanos gracias al uso de nuevas tecnolog¨ªas capaces de representar la intimidad, de distorsionarla, vulnerarla o directamente inventarla.
As¨ª, mientras la fortaleza de las instituciones democr¨¢ticas puede protegernos (por ahora y mientras la extrema derecha no lo impida all¨¢ donde triunfa) de los peligros del totalitarismo en nuestra vida p¨²blica, sucede que la IA nos deja m¨¢s expuestos y vulnerables que nunca en nuestra vida ¨ªntima. De este modo, el mix resultante del uso de IA e internet supone una escalabilidad en el control de nuestros cuerpos sin precedentes. Parece que hablamos de tecnolog¨ªa, de robots o p¨ªxeles cuando hablamos de inteligencia artificial. Pero, en realidad, hablamos de nuestra propia piel, pues son nuestros cuerpos quienes parar¨¢n los golpes m¨¢s duros de sus abusos.
Y volvemos a la pregunta inicial. ?Por qu¨¦ no hay una regulaci¨®n clara sobre la mesa? Si el Estado no ha intervenido hasta el momento ¡ªy parece que le da bastante pereza hacerlo¡ª es porque ¨¦l hace lo mismo, a much¨ªsima menor escala, por fortuna. Porque la mentalidad que se ha instalado en nuestra sociedad es la del control humano, auspiciada por los poderes y difundida por la publicidad y los media. Por este motivo es a¨²n m¨¢s importante dilucidar las consecuencias pol¨ªticas del uso masivo de la IA y actuar, cuanto antes, en consecuencia.
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