Azafatos, auxiliares o tripulantes
El diccionario de 1726 ya inclu¨ªa ¡°azafata¡± para designar a la camarera de la reina que usaba un azafate
C¨¦sar G¨®mez Luc¨ªa (1893-1984), expiloto del Ej¨¦rcito, autor de tres libros sobre aviaci¨®n y de uno con versos humor¨ªsticos, dirigi¨® la compa?¨ªa L¨ªneas A¨¦reas Postales Espa?olas en los a?os treinta del siglo pasado. Y tras la Guerra Civil, gestion¨® Iberia, sucesora de la anterior. En esta etapa hubo de enfrentarse a la decisi¨®n de dar nombre al oficio de atender a los pasajeros en vuelo, con motivo del trayecto inaugural trasatl¨¢ntico Madrid-Buenos Aires el 22 de septiembre de 1946. La palabra ¡°camarera¡± no le val¨ªa, porque ¨¦l buscaba algo m¨¢s elitista.
Si eso hubiera ocurrido ahora, la persona responsable del asunto se habr¨ªa sentido feliz de copiar alguno de los t¨¦rminos utilizados en ingl¨¦s (stewardess, air-hostess o sky-girls: camareras, aeroanfitrionas o chicas del cielo). Pero entonces ni el anglocentrismo ni el complejo de inferioridad dominaban las mentes privilegiadas espa?olas, y desde abril de 1936 G¨®mez Luc¨ªa se afan¨® en buscarle una denominaci¨®n en castellano al oficio, ya existente en compa?¨ªas extranjeras. Consult¨® a la Academia, que le aport¨® el t¨¦rmino ¡°provisora¡±, nombre que se daba a la monja encargada del suministro de comidas en un convento. Tambi¨¦n baraj¨® ¡°aeroviaria¡±, ¡°aeromoza¡± (que se usar¨ªa m¨¢s tarde en Hispanoam¨¦rica) y ¡°mayordoma¡± (a partir del equivalente masculino de steward en ingl¨¦s). Finalmente eligi¨® ¡°azafata¡±, palabra que hab¨ªa hallado en las memorias de un general carlista, seg¨²n cont¨® ¨¦l mismo en Ayer y hoy del tr¨¢fico a¨¦reo espa?ol (editorial Afrodisio Aguado, 1967, p¨¢gina 101).
Ese vocablo, ¡°azafata¡±, figuraba ya en el primer diccionario acad¨¦mico (1726) para designar a la camarera que asist¨ªa a la reina mediante un azafate (canastillo o bandeja), voz de origen ¨¢rabe que tambi¨¦n da safata en catal¨¢n (bandeja). Y como las camareras del aire usaban igualmente ese objeto, tal trasposici¨®n ten¨ªa sentido. El acad¨¦mico Pedro ?lvarez de Miranda lo ha llamado ¡°reciclaje l¨¦xico¡± (Reciclajes y resurrecciones l¨¦xicas, 1. Centro Virtual Cervantes, 16 de junio de 2014). Fernando L¨¢zaro Carreter coment¨® igualmente esta palabra en el art¨ªculo C¨®nyuges y oficios nuevos, publicado el 24 de mayo de 1992 en Abc. Pero no citaba a G¨®mez Luc¨ªa, y el hijo de ¨¦ste, Francisco G¨®mez Caffarena, sali¨® al paso del olvido con una carta al director de ese diario, el 9 de junio de 1992.
Aquella profesi¨®n, que adquiri¨® enorme prestigio y estaba muy bien retribuida, la desempe?aban principalmente mujeres de capas sociales altas: deb¨ªan saber idiomas y tener conocimientos de enfermer¨ªa. Las primeras azafatas espa?olas fueron Marich¨ªn Ruiz de G¨¢miz, Pilar Mascias, Mar¨ªa Jos¨¦ Ugarte y Anita Marsans. Pero tambi¨¦n hubo hombres, como Fernando Castillo, antes camarero del Ritz.
?Y c¨®mo se les llamaba a ellos? No consta. Seguramente, camareros o auxiliares. El masculino ¡°azafato¡± es muy reciente, no entr¨® en el Diccionario hasta 2014 y no ha terminado de asentarse. Quiz¨¢s por eso han surgido dos alternativas que no necesitan flexi¨®n de g¨¦nero y que se van imponiendo en el lenguaje oficial: el ya citado ¡°auxiliar de vuelo¡± y ¡°tripulante de cabina de pasajeros¡± (TCP). La preparaci¨®n de estos profesionales en seguridad y en atenci¨®n sanitaria y psicol¨®gica ha relegado la imagen de la bandeja, aunque la sigan usando.
El avance de esas dos opciones hace retroceder al t¨¦rmino ¡°azafata¡±, pese a su arraigo en la aviaci¨®n y aunque ya cuente con su flexi¨®n en ¡°azafato¡±, digna de celebrar. Qu¨¦ fatalidad: por una vez, ese paso se hab¨ªa dado del femenino al masculino y no al rev¨¦s.
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