Comunicados y estrategias de confusi¨®n en torno a una investidura
Llama la atenci¨®n que la Casa del Rey d¨¦ explicaciones sobre decisiones simplemente obligadas por la Constituci¨®n
La estrategia de la deslegitimaci¨®n del contrario es una maniobra antigua practicada por grupos pol¨ªticos respecto a sus oponentes y siempre se ha tratado de una estrategia peligrosa que socava principios democr¨¢ticos muy importantes. Los intentos de deslegitimaci¨®n de un Gobierno no son disquisiciones ling¨¹¨ªsticas, ni maniobras m¨¢s o menos sucias, sino movimientos pol¨ªticos muy graves. Por eso es tan importante que los portavoces del Partido Popular, principal partido de la oposici¨®n, abandonen r¨¢pidamente esa v¨ªa. El PP no puede pretender que la Constituci¨®n s¨®lo permite la pol¨ªtica que practica su propio partido, porque eso supondr¨ªa, m¨¢s que una cr¨ªtica a los socialistas, presentar un autorretrato de insurrecto.
Por supuesto que el PP puede convocar manifestaciones pac¨ªficas, en Madrid o en Barcelona o en cualquier lugar de Espa?a donde lo considere adecuado; por supuesto que puede oponerse radicalmente a una eventual amnist¨ªa para los implicados en los sucesos de Catalu?a en octubre de 2017. Pero lo que no puede hacer es calificar de ileg¨ªtimo a un Gobierno que haya obtenido la mayor¨ªa parlamentaria necesaria en el Congreso de los Diputados. Ni al Gobierno ni a las decisiones que vaya adoptando, porque para eso existe un Tribunal Constitucional, encargado de controlar, llegado el momento, el respeto a los principios constitucionales. A nadie se le ocurri¨® calificar de ileg¨ªtimo al Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, por ejemplo, cuando el Constitucional ech¨® para atr¨¢s su reforma laboral, en 2002.
Cuanto m¨¢s se retrase la decisi¨®n de convocar al Congreso para celebrar una nueva sesi¨®n de investidura o de convocar nuevas elecciones, m¨¢s tiempo se deja para actuaciones y movimientos confusos. Un ejemplo de ello son los singulares comunicados de la Casa del Rey en los que Felipe VI propuso, primero a Alberto N¨²?ez Feij¨®o y despu¨¦s a Pedro S¨¢nchez, como candidatos a la presidencia del Gobierno. Singulares por su extensi¨®n. Los comunicados similares en la ¨¦poca de Juan Carlos I sol¨ªan tener siete l¨ªneas. Por ejemplo: ¡°De acuerdo con lo establecido en el art¨ªculo 99.1 de la Constituci¨®n, tras celebrar consultas con los representantes designados por los grupos pol¨ªticos con representaci¨®n parlamentaria, vengo a proponer al Excmo. se?or don Mariano Rajoy Brey como candidato a la presidencia del Gobierno. Lo que comunico a V. E. (el presidente/a del Congreso) para que se formule la oportuna propuesta¡±. Punto.
Por alg¨²n motivo, quiz¨¢s inquietos por el ruido que organizan peque?os grupos de extrema derecha (que tambi¨¦n atacaron en su d¨ªa, con m¨¢s dureza a¨²n, a Juan Carlos I, aunque este jam¨¢s les prest¨® la m¨¢s m¨ªnima atenci¨®n), la Casa del Rey hizo p¨²blicos en las dos ocasiones mencionadas dos comunicados inusualmente largos, con variadas consideraciones sobre los motivos que llevaban a Felipe VI a realizar la propuesta. En ambos casos, llam¨® la atenci¨®n que, sin necesidad, se explicaran esas decisiones, que est¨¢n simplemente obligadas por la Constituci¨®n y que no necesitan justificaci¨®n alguna.
A la espera de que el candidato socialista explique, ¨¦l s¨ª, el resultado de sus negociaciones y si llevan aparejadas una ley de amnist¨ªa o una ley que regule la concesi¨®n de nuevos indultos (del tipo de los que se ofrecieron en su d¨ªa a los poli-milis que regresaron del exilio y no pasaron por los juzgados), lo que parece claro es que Pedro S¨¢nchez busca un acuerdo de legislatura y no solo de investidura. La idea de que Junts per Catalunya acepte un acuerdo de legislatura implicar¨ªa, de alguna forma, la recuperaci¨®n de Junts para el tablero de la pol¨ªtica espa?ola, puesto que se involucrar¨ªa necesariamente en los Presupuestos Generales del Estado. En el fondo, esa ser¨ªa una buena noticia tambi¨¦n para N¨²?ez Feij¨®o, que nunca ha dejado cerrada la puerta a un contacto con quienes considera herederos de su a?orada Converg¨¨ncia.
El hecho de que las negociaciones se lleven a cabo conjuntamente por PSOE y PSC y que intervenga el propio Salvador Illa, ajusta bien el campo de juego porque impide a los representantes de Junts y de ERC hablar, como siempre pretenden, en nombre de los catalanes o de Catalu?a. El PSC obtuvo en las ¨²ltimas elecciones 1.213.006 votos, frente a los 462.883 de ERC y los 392.634 de Junts. Es decir, 357.489 votos m¨¢s que sus dos oponentes juntos. De algo deber¨ªan servir.
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