El periodismo sucumbe entre el inter¨¦s p¨²blico y lo que atrae al p¨²blico
La mera reproducci¨®n de denuncias sin datos de pol¨ªticos implica ofrecerles un altavoz para sus objetivos particulares
Elecciones en la Uni¨®n Europea, en Estados Unidos, India, M¨¦xico¡, Galicia, Catalu?a¡ Periodistas y medios de comunicaci¨®n de medio mundo se inquietan sobre la influencia que puedan tener las nuevas herramientas tecnol¨®gicas, como la inteligencia artificial (IA), en la cobertura informativa de esos procesos electorales. La UE se ha apresurado a aprobar dos leyes, la de Servicios Digitales y la de IA, la primera para que las plataformas se responsabilicen de los contenidos que publican, sobre todo si incitan al odio a personas o colectivos,...
Elecciones en la Uni¨®n Europea, en Estados Unidos, India, M¨¦xico¡, Galicia, Catalu?a¡ Periodistas y medios de comunicaci¨®n de medio mundo se inquietan sobre la influencia que puedan tener las nuevas herramientas tecnol¨®gicas, como la inteligencia artificial (IA), en la cobertura informativa de esos procesos electorales. La UE se ha apresurado a aprobar dos leyes, la de Servicios Digitales y la de IA, la primera para que las plataformas se responsabilicen de los contenidos que publican, sobre todo si incitan al odio a personas o colectivos, y la segunda, para obligarlas a detectar y etiquetar los contenidos producto de la IA.
Pronto habr¨¢ ocasi¨®n de comprobar hasta qu¨¦ punto las nuevas herramientas digitales encuentran el modo de burlar esas leyes. Por el momento, hay demasiados ejemplos de interferencias maliciosas en pol¨ªtica que no han podido ser atajadas. Basta con recordar el audio viral del l¨ªder laborista brit¨¢nico, Keir Starmer, en el que insultaba a sus empleados y que tuvo millones de visitas en X (Twitter), despu¨¦s incluso de hacerse p¨²blico que era falso. O los audios falsos publicados dos d¨ªas antes de las elecciones en Eslovaquia, atacando al l¨ªder liberal.
Seg¨²n el ¨²ltimo informe del Reuters Institute for the Study of Journalism, la inteligencia artificial es tan novedosa y su desarrollo va tan r¨¢pido que es todav¨ªa dif¨ªcil entender c¨®mo afectar¨¢ al ejercicio del periodismo. Algunos directivos de medios citados en este informe ¡°albergan la esperanza de que se fortalezca la posici¨®n del periodismo ante la inminente avalancha de contenidos sint¨¦ticos poco fiables¡±. A otros les preocupa que el p¨²blico pierda la confianza en toda la informaci¨®n, lo que socavar¨ªa a¨²n m¨¢s las democracias de todo el mundo. Y finalmente, otros, compartiendo lo que en su d¨ªa advirti¨® Hannah ?Arendt, creen que el peligro no es que la gente se crea noticias falsas, sino que simplemente ya nadie crea en nada.
Quiz¨¢s por eso, por la enorme incertidumbre sobre lo que esas nuevas herramientas tecnol¨®gicas van a implicar, para bien y para mal, en el ejercicio del periodismo, es cuando m¨¢s ¨²til resulta recordar cu¨¢les son los fundamentos de este oficio. Al margen del medio en el que trabaje, la primera obligaci¨®n de un periodista es, simplemente, la verdad, entendida como la comprobaci¨®n de los hechos y los datos. Su esencia es, pues, la disciplina de la verificaci¨®n. Albert Camus a?ad¨ªa a la obligaci¨®n de no mentir, la de reconocer lo que no se sabe.
Pero periodismo no es solo la comprobaci¨®n de los datos. Implica adem¨¢s algo fundamental: fijar una agenda p¨²blica. Es decir, el primer trabajo de un periodista profesional es decidir qu¨¦ publica y qu¨¦ no, y por qu¨¦. Y el argumento primordial es elegir para su publicaci¨®n o difusi¨®n aquello que afecta a lo p¨²blico, es decir, lo que afecta a las actividades propias de la ciudadan¨ªa, el espacio donde la sociedad reflexiona sobre s¨ª misma, sobre las propuestas y acciones colectivas. Camus sumaba a la tarea del periodista ¡°reconocer el totalitarismo y denunciarlo¡±.
Seg¨²n el Press Council brit¨¢nico, es de inter¨¦s p¨²blico ¡°detectar y exponer graves fechor¨ªas, detectar o exponer una seria conducta antisocial. Proteger la seguridad y la salud p¨²blica. Evitar que los ciudadanos sean confundidos por declaraciones o hechos de un individuo¡±. (Especialmente si su conducta no se ajusta a lo que predica).
En periodos de gran incertidumbre, cobra adem¨¢s a¨²n mayor importancia la l¨ªnea editorial de cada medio, porque es ah¨ª donde se dicen expl¨ªcitamente las cosas sobre las que ese medio cree que hay que hablar colectivamente.
La mayor¨ªa de los expertos alertan estos d¨ªas a los periodistas sobre el riesgo de convertirse, casi sin advertirlo, en cooperadores necesarios de delitos o manipulaciones interesadas con objetivos pol¨ªticos o econ¨®micos. Reproducir las acusaciones de un chantajista es un caso cl¨¢sico, pero hay muchas ocasiones en que la mera reproducci¨®n de las continuas denuncias, sin datos, de pol¨ªticos implica ofrecerles un impresionante altavoz para sus intereses particulares. Bastar¨ªa preguntarse por qu¨¦ dice lo que dice. Distinguir si esa declaraci¨®n afecta a lo p¨²blico o simplemente servir¨¢ para llamar la atenci¨®n al p¨²blico, igual que podr¨ªa hacerlo la vida amorosa de un actor, pero coloc¨¢ndolo en un espacio informativo preferente. Es la mezcla de los dos campos (lo p¨²blico y lo que llama la atenci¨®n al p¨²blico) la que produce mayor confusi¨®n y deteriora m¨¢s la funci¨®n del periodismo. Y eso no es culpa de las herramientas.
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