Por fin vi ¡®Barbie¡¯ y es una casta?a
Cada vez parece m¨¢s saludable mantener una cierta distancia de las poderosas corrientes informativas que nos llevan de aqu¨ª para all¨¢, como bolitas en las olas, para no estar tan distra¨ªdos
Cu¨¢ntas veces ves que no tenemos ni idea de nada, pese a vivir asfaltados por titulares y alertas urgentes desde que te levantas hasta que te acuestas. Cualquier d¨ªa me temo una notificaci¨®n en medio de un sue?o, mientras duermo ¡ªcon su ruidito, plop¡ª, como una interrupci¨®n publicitaria. Miren esto de las bolitas de pl¨¢stico. No sab¨ªamos nada de su existencia y qu¨¦ felices viv¨ªamos. Supongo que esa es la clave. Se puede vivir perfectamente sin saberlo, es m¨¢s, es mucho mejor no saberlo. Porque luego lo sabes, y ?qu¨¦ haces?, pues nada, y te quedas peor. Me asombra siempre esta facultad nuestra de no ver lo que no queremos, como esos camareros que te esquivan la mirada cuando est¨¢n desbordados (no hay peor camarero que el que no quiere ver). Ese no saber por d¨®nde nos andamos ni qu¨¦ mundo tenemos en realidad, como si vivi¨¦ramos en uno paralelo donde las cosas ocurren por arte de magia. Qui¨¦n iba a imaginar que para fabricar un bote de champ¨² tienen que usar esas bolitas con olor a gasolina que atraviesan medio mundo, a veces se les caen del barco en contenedores de tropecientas toneladas y se las comen las merluzas. Si te preguntaran, quiz¨¢ dir¨ªas que preferir¨ªas otro sistema. As¨ª que mejor que no pregunten, casi lo prefieres, porque si miras es un l¨ªo: un buque de bandera liberiana, de un armador de Bermudas, propiedad de una empresa alemana, con sede en Chipre, que transporta material fabricado en la India, por una empresa polaca. No debe de haber forma m¨¢s sencilla de hacerlo, ni m¨¢s barata.
Nos hemos especializado en detectar conspiraciones hasta debajo de las piedras y las de verdad ni las olemos, me refiero a estos complejos engranajes que ocultan porquer¨ªas y responsabilidades, y mueven el mundo. Cada vez parece m¨¢s saludable mantener una cierta distancia de las poderosas corrientes informativas que nos llevan de aqu¨ª para all¨¢, como bolitas en las olas, para no estar tan distra¨ªdos. Es un ejemplo tonto, pero ver¨¢n, es que el otro d¨ªa por fin vi Barbie, que tambi¨¦n va de mundos paralelos (y qui¨¦n sabe si est¨¢ hecha de esas bolitas). Me abstuve en su d¨ªa de la obligaci¨®n de verla y opinar, y dej¨¦ pasar un tiempo prudencial, una expresi¨®n muy abandonada, pero ya hay que hacerlo con casi todo lo que te dicen que tienes que hacer, como cuando un jefe te manda algo, pasas, y luego a ¨¦l se le olvida. En fin, c¨®mo decirles, es una casta?a sideral, a¨²n me estoy recuperando de la impresi¨®n. Me da igual su ideolog¨ªa, se puede hacer un tost¨®n con un mensaje tan loable como acabar con el hambre en el mundo. A¨²n no me creo que se estuviera semanas hablando de ella y ahora intento recordar qui¨¦n la ensalz¨®, qu¨¦ elevadas cosas se dijeron, con qu¨¦ ret¨®rica. Es que no te puedes fiar de nadie. A¨²n hoy se destaca que en los Globos de Oro, en un desaf¨ªo con Oppenheimer (que es un pelicul¨®n), Barbie se llev¨® dos premios. Luego miras y uno es por una canci¨®n, y el otro es una nueva categor¨ªa: ¡°Mejor logro de taquilla¡±. Premia, seg¨²n las bases, los filmes que recaudan m¨¢s de 150 millones de d¨®lares. Mario Bros. y cosas as¨ª, que eran otros candidatos. Es decir, se podr¨ªa precisar ¡°mejor logro en taquilla siendo un petardo¡±, que desde luego tiene m¨¢s m¨¦rito que si la pel¨ªcula fuera buena. De hecho, no dicen que lo sea, solo que ha sido un buen negocio. Lo fascinante de esto es ver c¨®mo le cuelan camelos gigantescos a gente list¨ªsima, hoy todos lo somos, tan entrenada en verle tres pies al gato, en creer que todo es mentira, y que desconf¨ªa tanto del sentido com¨²n. Luego nos tragamos las bolitas, Barbie y lo que nos echen.
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