Sarah Kofman o la influencia de una madre enigm¨¢tica
La filosof¨ªa de la pensadora francesa se vio marcada por una madre voluble a la que nunca entendi¨®. Admiradora de Nietzsche, que tambi¨¦n creci¨® sin comprender a su progenitora, construye sus textos con torbellinos de palabras
La obra de Sarah Kofman, contempor¨¢nea de Jacques Derrida, fil¨®sofa francesa hija del Holocausto, cuyo padre fue asesinado en Auschwitz, ha suscitado en los ¨²ltimos a?os el inter¨¦s de investigadores y pensadores. En 2019 tuvo lugar en Par¨ªs un congreso internacional bajo el t¨ªtulo Sarah Kofman: filosofar de otra manera, cuyas actas fueron publicadas en 2021 en franc¨¦s (editorial Hermann). Este encuentro supuso un f¨¦rtil intercambio entre acad¨¦micos y personas del c¨ªrculo m¨¢s cercano a Kofman, como Avital Ronell o Jean-Luc Nancy. ¡°En el campo de la investigaci¨®n filos¨®fica, la revista Pensamiento de la Universidad de Comillas est¨¢ preparando un monogr¨¢fico sobre esta autora bajo la direcci¨®n del fil¨®sofo Ricardo Espinoza Lolas.
Para entender a Sarah Kofman hay que conocer su biograf¨ªa. Kofman lee mucho y a fondo, perdi¨¦ndose en los textos de sus autores de cabecera, b¨¢sicamente Nietzsche y Freud. Su tarea es conc¨¦ntrica y compleja, en c¨ªrculos o en torbellino de palabras. ?Por qu¨¦ filosofa as¨ª esta autora? Y, sobre todo, ?c¨®mo se empieza a filosofar casi desguazando un texto, adentr¨¢ndose en la materialidad que lo organiza, en definitiva, hincando bocado a la p¨¢gina? Habr¨ªa que preguntar, en el caso de Sarah Kofman, cu¨¢l fue el impulso inicial que la movi¨® a leer de una forma tan singular. Seguramente las figuras maternas tengan un papel relevante en este asunto.
Kofman public¨® en 1994 su autobiograf¨ªa, titulada Calle Ordener, calle Labat. Poco despu¨¦s se suicid¨®. El libro es la historia de la deportaci¨®n del padre y sus consecuencias. Despu¨¦s de que los gendarmes detuvieran a Berek Kofman, la peque?a Sarah sufri¨® una profunda angustia de separaci¨®n. Vomitaba si la separaban de su madre, hasta el punto de que no pudo esconderla con otra gente y se tuvo que quedar con ella. Ambas se trasladaron desde la calle Ordener, donde viv¨ªa la familia hasta la detenci¨®n del padre, hasta la calle Labat, al domicilio en el que una se?ora francesa (m¨¦m¨¦, como la llamar¨ªa m¨¢s tarde Sarah Kofman) las acogi¨®, poniendo en riesgo su propia vida. En el transcurso de los d¨ªas en la clandestinidad del domicilio de la calle Labat, Sarah se encontr¨® entre dos madres. La madre yiddish cocinaba comida kosher para Sarah, mientras que la madre francesa dec¨ªa que esa dieta no era adecuada para la ni?a y le compraba filete de carne saignant. Dice la fallecida feminista belga Fran?oise Collin que la alimentaci¨®n constituye el n¨²cleo de su relato autobiogr¨¢fico: ¡°Todo se teje en t¨¦rminos de comer, de comer demasiado a comer demasiado poco, entre el hambre y el v¨®mito, en lo que cuesta de digerir. Todo se teje entre dos reg¨ªmenes alimenticios en los que se busca sin encontrar la diet¨¦tica salvadora, la de comer bien¡±. Poco a poco, la ni?a se fue decantando hacia m¨¦m¨¦, que la sacaba a pasear alardeando de lo guapa y rubia que era la ni?a, y llev¨¢ndola a conciertos y a museos. El mundo de la cultura se abri¨® ante ella como un bomb¨®n que se deshace en la boca. Abandonando las restricciones diet¨¦ticas de la tradici¨®n materna, Sarah Kofman entr¨® en la dimensi¨®n simb¨®lica de la madre francesa. Entre dos madres se jug¨® la supervivencia de la ni?a.
La p¨¦rdida traum¨¢tica del padre constituye el principio del relato. Su ausencia, la dificultad que envuelve a la peque?a. A medida que Sarah estudia, y m¨¢s adelante cuando empieza a escribir filosof¨ªa, busca una v¨ªa de salida. El atajo sirve para entender c¨®mo filosofa esta autora y cu¨¢l es su relaci¨®n con la obra de Nietzsche.
Nietzsche tambi¨¦n pierde a su padre muy joven, como Kofman. En su maravillosa biograf¨ªa sobre el fil¨®sofo, Daniel Hal¨¦vy describe la indefensi¨®n del muchacho frente a esta temprana desaparici¨®n del padre, del que m¨¢s tarde dir¨¢, en Ecce homo (1889): ¡°Yo soy mi padre muerto¡±. ¡°Federico ten¨ªa entonces cuatro a?os. Las tr¨¢gicas jornadas conmovieron su esp¨ªritu: el despertar, los lloros en la casa, el horror de la habitaci¨®n cerrada, del silencio y del abandono; las campanas, los c¨¢nticos, los discursos f¨²nebres; el ata¨²d sepultado bajo las losas de la iglesia¡ Durante largo tiempo permaneci¨® conmovido por haber comprendido demasiado pronto¡±.
Comprender demasiado pronto es tambi¨¦n una manera de cruzar el umbral de la actividad filos¨®fica. La muerte del padre supuso para Nietzsche quedar a merced de la madre y de la hermana, de las que m¨¢s tarde dir¨¢, en una carta a Franz Overbeck en 1883: ¡°El trato que me dan mi madre y mi hermana, hasta este momento, me inspira un horror indecible: aqu¨ª trabaja una perfecta m¨¢quina infernal, que conoce con seguridad infalible el instante en que se me puede herir cruentamente en mis instantes supremos¡ pues entonces falta toda fuerza para defenderse contra gusanos venenosos¡ (¡) Confieso que la objeci¨®n m¨¢s honda contra el ¡®eterno retorno¡¯ que es mi pensamiento aut¨¦nticamente abismal, son siempre mi madre y mi hermana¡±.
De la misma manera que, en el caso de Nietzsche, Ecce homo es una recapitulaci¨®n de su obra, Calle Ordener, calle Labat representa para Sarah Kofman el momento de decir lo que veinte libros de filosof¨ªa no consiguieron expresar previamente. Ambos textos constituyen el instante del fin para los dos fil¨®sofos, cuyos biografemas (en t¨¦rminos de la fil¨®sofa francesa Danielle Cohen-Levinas) permiten entender cu¨¢l puede ser, a veces, el impulso traum¨¢tico de la filosof¨ªa.
Estas dos historias ilustran una manera de llegar a la filosof¨ªa desde la pregunta qu¨¦ soy yo para mi madre. Entonces se busca un atajo para salir del atolladero. As¨ª lo plasm¨® Sarah Kofman en las primeras frases de Calle Ordener, calle Labat: ¡°Mis numerosos libros han sido tal vez una serie de obligados atajos para escribir esto¡±.
Algunas veces la filosof¨ªa constituye una aut¨¦ntica rareza. Aunque se pretenda filosofar con el yo cognitivo, la br¨²jula del inconsciente se?ala el norte, hasta encontrar una v¨ªa posible para salir del paso. No siempre funciona bien: Sarah Kofman se suicid¨® un 15 de octubre, el d¨ªa de nacimiento de Nietzsche.
Arist¨®teles afirm¨® que la capacidad de asombro motiva a las personas a filosofar. Tal vez el caso de Kofman, resonando en los textos de Nietzsche, se?ale otras posibilidades.
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