David Grossman, escritor israel¨ª: ¡°Los miedos van a dominar durante tanto tiempo que va a ser dif¨ªcil hablar de paz¡±
El gran literato, reconocido por su defensa de la paz en Oriente Pr¨®ximo, se muestra desolado en esta entrevista y vaticina que su pa¨ªs va a ser m¨¢s de derechas tras el conflicto y con mayores prejuicios hacia los ¨¢rabes
David Grossman (Jerusal¨¦n, 70 a?os) nos recibe con barba. Es, explica, por la muerte de su padre, a los 97 a?os. Est¨¢ a¨²n en los shloshim, los 30 d¨ªas desde el entierro en que los hombres no se afeitan, en el luto de la tradici¨®n jud¨ªa. No parece ser el ¨²nico motivo de la tristeza que transmite durante m¨¢s de una hora de entrevista. Es como si tambi¨¦n estuviese de duelo por la ¡°situaci¨®n¡±, como llaman los israel¨ªes al conflicto de Oriente Pr¨®ximo en uno de los eufemismos que denuncia en su nuevo libro, El precio que pagamos, una colecci¨®n de discursos y art¨ªculos de opini¨®n, publicado ahora en espa?ol por la editorial Debate (en su colecci¨®n EnDebate), que recogen la mirada hacia su pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os.
No hace gala de ello, pero es el escritor israel¨ª vivo m¨¢s reputado, tras fallecer los dos con los que disputaba pac¨ªficamente el podio: Amos Oz y A. B. Yehoshua. Sus obras est¨¢n traducidas a 42 lenguas y ha ganado el Man Booker International y el premio Erasmus. Desde esa atalaya se sum¨® el a?o pasado a las protestas contra la reforma judicial de Benjam¨ªn Netanyahu, pronuncia desde hace d¨¦cadas la palabra medio tab¨², ¡°ocupaci¨®n¡±, y retir¨® en 2015 su candidatura al mayor galard¨®n civil del pa¨ªs en protesta por las supuestas maniobras de Netanyahu con el jurado. Grossman es adem¨¢s ensayista y columnista en grandes medios de comunicaci¨®n.
El d¨ªa es luminoso y el olor a buganvilla inunda el camino hacia su casa en Mevaseret Zion, en las lomas que dominan la salida de Jerusal¨¦n a Tel Aviv y uno de los pocos altos, en un pa¨ªs dominado por desiertos b¨ªblicos, desde los que observar la ¨²nica tierra en la que se plantea vivir y en la que quiere ver tambi¨¦n un Estado palestino. El cuidado hebreo que despliega en novelas, ensayos y relatos ¨Dque hacen que su nombre suene cada a?o para el Nobel de Literatura¨D se convierte en dudas al hablar del conflicto. Como si luchasen por dentro el hombre traumatizado por el ataque de Ham¨¢s del 7 de octubre, que pronuncia algunos clich¨¦s de corrido, con el intelectual l¨²cido, afable y sensible que perdi¨® a su hijo Uri en combate en L¨ªbano en 2006. Fue el ¨²ltimo d¨ªa, acordado ya un alto el fuego, en uno de esos momentos que muestran a¨²n m¨¢s la futilidad de las guerras. Como la de Gaza, con la que Grossman hubiera acabado ¡°hace cinco o seis meses¡±. La foto de Uri nos observa desde una balda de su sal¨®n.
Pregunta. Me hubiera gustado hablar con usted sobre literatura o sobre amor, pero es un poco dif¨ªcil en estos d¨ªas.
Respuesta. Casi imposible. Cada d¨ªa bajo al estudio y escribo, pero siento que lo hago m¨¢s para mantener la cordura. Y est¨¢ bien. No me importa si saldr¨¢ de ah¨ª un libro, porque me sirve, me da un objetivo en la vida. Se ha convertido en un lugar, como tiene que ser. Estos d¨ªas me gusta ir al Museo de Israel [en Jerusal¨¦n], porque me siento rodeado, como si la cultura me protegiese de la brutalidad tan presente y grosera.
P. ?Qu¨¦ le est¨¢ saliendo escribir?
R. La escritura es un intento de llegar a algo m¨¢s limpio. Puede describir una situaci¨®n violenta y cruel, pero lo hace con precisi¨®n. La guerra es un asunto de masas y el arte es precisamente extraer la voz del individuo. Coge una persona y muestra todo el mundo que tiene dentro, mientras que la guerra apela a lo general, al estereotipo, a los prejuicios.
¡°Siento que pago un alto precio por mi implicaci¨®n pol¨ªtica; a la mitad de la gente [en Israel] no le gusta mucho lo que escribo o quien soy¡±
P. ?Siente que puede escribir algo que no est¨¦ relacionado con el 7 de octubre ni lo que ha pasado desde entonces en Gaza?
R. No creo que los escritores tengan que escribir sobre la pol¨ªtica de su ¨¦poca. Creo que enriquece su contacto con la realidad, pero no es necesario. [El Nobel israel¨ª de Literatura Shmuel Yosef] Agnon, el m¨¢s grande, casi no escribi¨® sobre el Holocausto. Solo aqu¨ª o all¨¢, metaf¨®rico. Encontr¨® una manera de describir la naturaleza humana sin gritar, con pancartas: ahora pienso esto, estoy contra la ocupaci¨®n¡ Siento que pago un alto precio por mi implicaci¨®n pol¨ªtica, m¨¢s all¨¢ de que a la mitad de la gente [en Israel] no le gusta mucho lo que escribo o quien soy. Pero la necesidad de escribir sobre la situaci¨®n, describirla, comprenderla, es agotadora. Tambi¨¦n quiero escribir sobre la realidad pol¨ªtica de Israel, me permite entender cosas muy profundas sobre el ser humano. Escribir te pone a prueba constantemente: d¨®nde est¨¢s, qu¨¦ piensas, si cooperas con tu Gobierno, tu Ej¨¦rcito; si tus ansiedades te sirven, o si eres capaz de encontrar tus propias palabras. Es terriblemente dif¨ªcil, sobre todo en tiempos de guerra. Supone hablar en una lengua distinta.
P. ?Y qu¨¦ es hoy ¡°hablar en una lengua distinta¡±?
R. Mi voluntad de comprender m¨¢s mi situaci¨®n como persona en una realidad que cambia y se vuelve aterradora y amenazante. Y estoy seguro de que solo hemos empezado a absorber los estragos de la guerra. Me dan miedo las palabras que digo, pero realmente siento que ser¨¢ una ¨¦poca muy dif¨ªcil. Ahora, incluso.
¡°Si los palestinos no tienen hogar y sensaci¨®n de hogar, nosotros tampoco [lo tendremos]. As¨ª funciona la f¨ªsica humana¡±
P. En un texto del libro, del 10 de octubre, se pregunta qui¨¦nes ser¨¢n los israel¨ªes y los residentes de Gaza cuando acabe la guerra. ?Qu¨¦ piensa hoy, siete meses despu¨¦s?
R. Depende de la soluci¨®n que se logre. Creo que Israel ser¨¢ mucho m¨¢s de derechas y mayor la mirada estereotipada hacia los ¨¢rabes. Los miedos van a dominar tanto que va a ser dif¨ªcil hablar de paz, de soluci¨®n de compromiso, de di¨¢logo. Todas las cosas en las que creo se echar¨¢n a un lado de forma grosera. Y no puedo decir que no entiendo a la gente que piensa as¨ª. Tienen miedo. Y con raz¨®n. Nos despertamos el 7 de octubre con una pesadilla sin precedentes desde el Holocausto. La primera vez que alguien lo dijo pens¨¦ que era una exageraci¨®n enorme, pero hay elementos de una realidad de Holocausto. La gente no va a confiar plenamente en los palestinos. Tendremos que dormir con una pistola bajo la almohada. Es lo que dice la gente y no los critico. Nos hemos alejado mucho de la posibilidad del di¨¢logo o de la paz. Puede que nos fuercen ahora a un acuerdo, pero no nos va a hacer confiar m¨¢s en los palestinos. Por otro lado, ?qu¨¦ alternativa tenemos? Tenemos que aprender a ser a la vez Atenas y Esparta. Dormir con la pistola bajo la almohada, como Esparta, e intentar ser el Estado libre, creativo y mayoritariamente secular que Israel era, o cre¨ªa ser, hasta el 7 de octubre. ?C¨®mo hacemos las dos cosas a la vez? No lo s¨¦.
P. Usa el nosotros, pero querr¨ªa saber si usted, personalmente, tambi¨¦n cree menos en la paz desde el 7 de octubre.
R. En el campo de la paz en Israel, y yo como parte de ¨¦l, cre¨ªamos demasiado en la l¨®gica y demasiado poco en el poder del fanatismo religioso. Y nuestras relaciones con el pueblo palestino no van de l¨®gica. Van a veces de odio, a veces de amor no correspondido, a veces de traici¨®n, a veces de voluntad de venganza¡ Este conflicto es muy emocional y psicol¨®gico. Si los palestinos no tienen hogar y sensaci¨®n de hogar, nosotros tampoco [lo tendremos]. As¨ª funciona la f¨ªsica humana. Si m¨¢s y m¨¢s palestinos entienden y se convencen de que estamos aqu¨ª para quedarnos, que no somos como los cruzados, como colonialistas, sino que en la Tierra de Israel nacimos como pueblo, como cultura, como religi¨®n, como lengua. No somos extranjeros. Vinimos aqu¨ª porque de aqu¨ª procedemos. Cuando acepten interiorizarlo, daremos el primer paso hacia la paz. No s¨¦ si suceder¨¢ en uno, en 30 a?os o nunca. Solo s¨¦ que lograr la paz es ahora un inter¨¦s superior de Israel, porque mientras no suceda estaremos expuestos a desastres como los que hemos visto este ¨²ltimo a?o. Y sola Israel no es capaz de vencer guerras contra todo el mundo ¨¢rabe. Es muy dif¨ªcil aceptarlo, porque nacimos con un sentimiento de victoria. Ten¨ªamos mucho desprecio por los palestinos y antes de eso hacia los egipcios, los sirios, los jordanos¡ Hasta que descubrimos [en la Guerra del Yom Kipur de 1973] que no combaten peor que nosotros. Que Ham¨¢s construy¨® una realidad entera bajo nuestras narices y no nos enteramos.
P. Y cree que, como sucedi¨® con la paz con Egipto tras la guerra del Yom Kipur, ?puede llevar a largo plazo a gente a pensar que no es posible seguir as¨ª?
R. Antes te habr¨ªa respondido con entusiasmo: ¡®S¨ª, seguro que sucede¡¯. Hoy, menos. No es que est¨¦ desanimado sobre la posibilidad de la paz. No me puedo permitir ese lujo. Tengo dos hijos aqu¨ª, sobrinos, gente querida¡ Israel es muy preciada para m¨ª. No puedo vivir en ning¨²n otro lugar. Es mi hogar, relevante. Y yo quiero vivir en un lugar relevante.
¡°Creo que tenemos que ser mucho m¨¢s cuidadosos, incluso en estado de paz. El trauma de hace siete meses ser¨¢ tan fuerte que nos seguir¨¢ afectando¡±
P. No est¨¢ desanimado, pero¡
R. Creo que tenemos que ser mucho m¨¢s cuidadosos, incluso en estado de paz. El trauma de hace siete meses ser¨¢ tan fuerte que nos seguir¨¢ afectando. Si en 2005, cuando Israel se retir¨® de Gaza, los gazat¨ªes hubiesen aprovechado esa oportunidad maravillosa para mostrar al mundo c¨®mo los palestinos saben generar una situaci¨®n de paz tras d¨¦cadas de guerra con Israel, en poco tiempo Israel habr¨ªa empezado a pensar si darles tambi¨¦n Cisjordania. Pero, en lugar de eso, Ham¨¢s lanz¨® 4.500 cohetes en los primeros a?os. Ning¨²n pa¨ªs normal aguantar¨ªa eso de alguno de sus vecinos. ?Espa?a no responder¨ªa a 20 cohetes? ?No sentir¨ªa que tiene todo el derecho a hacerlo?
P. Sin entrar en un debate, usted sabe que es una comparaci¨®n un poco rara, porque entre Espa?a y sus vecinos no existe un contexto general de ocupaci¨®n.
R. No consigo entender c¨®mo nosotros, el pueblo bueno y moral, mantenemos durante 56 a?os a un pueblo entero bajo la bota. C¨®mo nos hemos acostumbrado, y luego enamorado, de la situaci¨®n. Pero Gaza eligi¨® perder una oportunidad. Tambi¨¦n nosotros lo hemos hecho. Y a veces queremos perderlas para que se cree una realidad que pueda justificar nuestra violencia.
P. ?C¨®mo se siente con los 35.000 muertos en Gaza, hechos en su nombre?
R. Terrible. La primera semana de la respuesta israel¨ª, tras las atrocidades de Ham¨¢s, me parece completamente comprensible. Vas por la calle y alguien te da una bofetada tremenda. ?No le das una de vuelta? Es instinto. Lo que me sorprende es lo que ha pasado despu¨¦s. Entiendo nuestro deseo de capturar a Yahia Sinwar y a la gente de Ham¨¢s, y tenemos todo el derecho a hacerlo. La pregunta es desde qu¨¦ momento el Estado empieza a ser vengativo. O adicto a la venganza y deja de distinguir entre criminales y terroristas y gente ¡®no involucrada¡¯, una expresi¨®n horrible. Y ahora que estamos en una realidad de 35.000 muertos porque buscamos a unos cientos¡ Con eso no puedo. Lo que me digo es que hago lo que puedo, y lo desde hace muchos a?os, para que esta situaci¨®n cambie.
P. ?Cu¨¢ndo sinti¨® que desconect¨®, que se cruz¨® esa frontera?
R. Cuando vi por primera vez las casas destrozadas. La voluntad de venganza. No justifico a Ham¨¢s. Es un enemigo terrible. La primera semana sent¨ª no solo que no quer¨ªa vivir en un conflicto as¨ª, sino directamente que no quer¨ªa vivir en un mundo que permite esas atrocidades.
P. Espa?a, Irlanda y Noruega han reconocido el Estado de Palestina. ?Contribuir¨¢ a fomentar la paz entre Israel y los palestinos, o m¨¢s bien todo lo contrario? [La entrevista se hizo antes del reconocimiento y se env¨ªo esta pregunta despu¨¦s por correo electr¨®nico]
R. Creo es un paso positivo. S¨¦ que a la mayor¨ªa de los israel¨ªes les cuesta aceptarlo. Dir¨¢n que es una intervenci¨®n en los asuntos internos de Israel. Respeto profundamente los asuntos internos de Israel, pero una ocupaci¨®n de 57 a?os ya no puede considerarse una cuesti¨®n interna. Israel deber¨ªa haber esperado este acontecimiento tras de haber hecho muy poco por resolver el conflicto. Es positivo, como Estado soberano e independiente, los palestinos deber¨¢n distanciarse del comportamiento y la mentalidad del terror. Tambi¨¦n podr¨ªa permitir contar con fuerzas internacionales serias y eficaces, actuar¨ªan como amortiguador entre Israel y Palestina durante los primeros a?os.
P. En los textos del libro siento una evoluci¨®n en su tono. Durante el per¨ªodo de la reforma judicial: preocupaci¨®n, mensaje contra Netanyahu. Justo despu¨¦s del 7 de octubre, como dec¨ªa, se nota que no quer¨ªa existir. En los ¨²ltimos, m¨¢s miedo por el tema del antisemitismo, el asunto de los campus¡
R. En general es como lo describe, s¨ª. Al principio, con la protesta, ¨¦ramos cientos de miles de personas marchando por las calles. Una emoci¨®n euf¨®rica. Y entonces empez¨® la guerra. Pero, espere, est¨¢bamos hablando de antisemitismo. ?A usted no le preocupa?
P. En tanto que ser humano, claro. Pero, al no ser jud¨ªo, no lo voy a vivir igual que usted porque no soy el objetivo.
R. Puede empatizar con eso, aunque no sea jud¨ªo, porque es un ser humano. Por eso siento, cuando veo manifestaciones contra los jud¨ªos o que no quieren que Israel exista... A lo mejor tienen cr¨ªticas hacia Israel. Es leg¨ªtimo, yo tambi¨¦n. Pero querer que Israel no exista directamente, entre el r¨ªo y el mar¡ Eso no. No soy suicida. Israel es el ¨²nico pa¨ªs del que se puede hablar de su desaparici¨®n. O el propio hecho de que los presidentes de EE UU digan en todos sus discursos que est¨¢n comprometidos con la existencia del Estado de Israel. ?Se imagina una frase as¨ª con Espa?a? Pensar¨ªan que es una broma.
P. Perdone que vuelva a la actualidad, pero justo la fiscal¨ªa del tribunal penal internacional acaba de pedir el arresto de Netanyahu y [el ministro de Defensa, Yoav] Gallant.
R. Cuando pones a la v¨ªctima y al victimario al mismo nivel pierdes tu credibilidad. Como todo lo que se habla de genocidio, son tonter¨ªas perversas. Ni siquiera es que en junio de 1967 Israel se sentase y pensase: ?c¨®mo voy a destruir ahora al pueblo palestino? Los que de hecho quer¨ªan un genocidio eran los palestinos. Los israel¨ªes se encontraron en una situaci¨®n de ocupaci¨®n y poco a poco descubrieron que ten¨ªa beneficios. El pueblo jud¨ªo, durante la mayor¨ªa de su existencia, no dispon¨ªa de armas, y de repente pasa a tenerlas. Y territorio, fortaleza...
P. ?Usted tambi¨¦n recuerda sentir entonces esa euforia?
R. No creo que m¨¢s de tres personas no la sintieran. Ahora, en octubre, no es que nos fu¨¦semos a dormir pensando: ¡®?c¨®mo nos despertamos y exterminamos a Ham¨¢s?¡¯. Hemos hecho otras cosas est¨²pidas y criminales, pero sin intenci¨®n ni voluntad de hacer algo tan horrible.
P. El Tribunal de La Haya analiza eso¡
R. No soy juez. Tengo claro que somos responsables del asesinato de tantas personas, ni?os¡ es intolerable para m¨ª. Un genocidio depende de la intenci¨®n. No quiero entrar en cuestiones legales. Lo horrible es horrible, y yo habr¨ªa querido que esta guerra terminase, no ahora, sino hace cinco o seis meses.
P. ?En qu¨¦ es distinto el duelo colectivo que vive Israel del que hablaba y su duelo individual por la muerte de su hijo?
R. No hay un dolor como ese [silencio]. Me cuesta hablar de ¨¦l. Cada ma?ana cuando oigo en la radio que un soldado ha muerto, y a los familiares, que est¨¢n un poco en la euforia del duelo, que existe y es como tocar la eternidad a trav¨¦s de la muerte¡ Mijal [su mujer] y yo nos miramos y sabemos qu¨¦ camino largo les espera. Por cierto, no hemos hablado de los rehenes [en Gaza], no le dejo irse sin hacerlo. Es una forma de tortura que no conoc¨ªa hasta ahora. Cuando pienso en lo que deben pasar es como si cogiese un destornillador y lo metiese en un enchufe. No entiendo c¨®mo no alcanzamos un acuerdo para liberarlos.
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