Advertencia: ¡®All eyes on Rafah¡¯
Millones de ciudadanos ¡ªaumentan cada hora¡ª advierten al Gobierno de Israel que est¨¢n siendo testigos de sus acciones
Si usted tiene redes sociales seguro que ha visto la imagen del campo de refugiados de Rafah generada por inteligencia artificial con el lema ALL EYES ON RAFAH (todos los ojos puestos en Rafah) en el centro, como si fuera el cartel de una esperada pel¨ªcula. La foto, que han compartido ya m¨¢s de 46 millones de cuentas solo en Instagram, es una advertencia expl¨ªcita al Gobierno de Israel y a todos quienes respaldan los bombardeos de Rafah. Os estamos vigilando, asegura. No dice nada m¨¢s. Y nada menos. Pero ?qu¨¦ significa exactamente poner los ojos en Rafah?
Primero hay que subrayar el hecho de que la imagen haya sido generada por inteligencia artificial. Si se ha elegido deliberadamente una fotograf¨ªa que no es real, es para destacar que no se trata de denunciar un crimen concreto (sobre el que podr¨ªa haber discusi¨®n o distintas versiones), sino que su objetivo es anunciar un hecho: la vigilancia ciudadana. El mensaje va dirigido a quienes bombardean y no emite juicio ni denuncia pero s¨ª una amenaza encubierta. Pero ?con qu¨¦ podr¨ªa amenazar una foto viral al Gobierno de Israel? Con guardar memoria de lo ocurrido. El castigo que anuncia resulta pues tan importante y duradero como lo es la palabra recuerdo.
¡°Ni perd¨®n ni olvido¡±, es la sentencia que est¨¢ grabada sobre piedra en el Museo del Holocausto de Jerusal¨¦n. La memoria es, en ocasiones, un castigo definitivo, porque atraviesa el tiempo. Y de momento hay 46 millones de ciudadanos ¡ªla cifra aumenta cada hora¡ª que advierten al Gobierno de Israel de que est¨¢n siendo testigos de sus decisiones y de cada una de sus acciones. Netanyahu deber¨ªa pensar sobre estas miradas y sobre lo que est¨¢n viendo.
Hab¨ªa algo en sentirnos vigilados (en estar rodeados de c¨¢maras por todas partes) que nos asustaba a todos, pero no hab¨ªamos pensado en que esa hipervigilancia tambi¨¦n servir¨ªa para controlar al poder. El mundo se ha convertido en un fresco de im¨¢genes permanentemente actualizado donde todos nos estamos mirando en tiempo real. Y aunque es verdad que muchas im¨¢genes pueden estar manipuladas o ser directamente falsas, el volumen es tan inmenso que la verdad termina por resultar abrumadora y un¨ªvoca. Eso significa que el ejercicio unilateral del poder se ver¨¢ reducido por la propia impronta de la imagen. Y como las im¨¢genes crean ideas, sucede que cierta ret¨®rica pol¨ªtica es capaz de alimentarse m¨¢s de las im¨¢genes que de las propias palabras. No es que las palabras ya no sirvan, sino que la ret¨®rica ha ganado un nuevo campo en las redes sociales, fundamental para las generaciones que nacieron con internet.
Tampoco a m¨ª, que soy hija de la imprenta, me quedan palabras para nombrar o denunciar lo que est¨¢ pasando. 46 millones no tenemos palabras ni queremos denunciar o se?alar un hecho concreto. Solo queremos configurarnos como una nueva comunidad pol¨ªtica, la de los que miran. La comunidad de los que recordar¨¢n. Y esa nueva comunidad es una herramienta pol¨ªtica en un sentido que el poder no esperaba: pues es una comunidad pol¨ªtica que no sirve para generar poder sino para denunciar sus abusos.
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