Vinilos y c¨¢maras con carrete: por qu¨¦ volvemos a lo anal¨®gico
No es una cuesti¨®n generacional ni de nostalgia: j¨®venes y mayores buscan en ¡®polaroids¡¯, juegos de mesa libros y tel¨¦fonos sin internet la posibilidad de cultivar aptitudes como la concentraci¨®n
Hay gente que siempre parece ir a contracorriente y al final tiene raz¨®n. Es el caso de los acad¨¦micos que, mientras todo el mundo hablaba e invert¨ªa en digitalizaci¨®n, empezaron a mirar en sentido contrario y apostaron a que el futuro no ser¨ªa m¨¢s digital que el presente, sino tozudamente anal¨®gico.
Michael Beverland, profesor de la Universidad de Sussex, y Giana M. Eckhardt, profesora del King¡¯s College de Londres, llevan m¨¢s de una d¨¦cada recopilando se?ales que demuestran un retorno a las experiencias f¨ªsicas frente a las digitales. Estos investigadores representan la resistencia en un ecosistema deslumbrado por vol¨¢tiles hypes como el metaverso y las criptocosas en general. Spoiler: la nostalgia como argumento central de la vuelta del mundo anal¨®gico apenas cotiza. Las razones son mucho menos rom¨¢nticas.
Las primeras se?ales vinieron ¡ªa estas alturas ya lo sabemos¡ª de las tiendas de discos. Cuenta Beverland por correo electr¨®nico que cuando ¨¦l empez¨® a estudiar el revival de los vinilos casi todos los consumidores eran hombres mayores. ¡°En los ¨²ltimos tres a?os, la cola de las tiendas se ha vuelto m¨¢s diversa, hay m¨¢s j¨®venes y m¨¢s mujeres, y hay que llegar con tiempo, especialmente si hay disco nuevo de Taylor Swift, porque si no puedes acabar detr¨¢s de cien swifties¡±.
La compra de vinilos se ha hecho fuerte entre la generaci¨®n Z, nacida en los 2000 entre los algodones de internet, sin experiencia de haber escuchado otra m¨²sica que no fuera digital. Beverland y Eckhardt explican en un art¨ªculo publicado en The Conversation que en 2023 se vendieron en el Reino Unido seis millones de vinilos, un 11,7% m¨¢s que en 2022. El a?o 2023 fue el decimosexto consecutivo de crecimiento de esta categor¨ªa. En Estados Unidos se compraron 49,61 millones de vinilos en 2023. El 7% eran discos de Taylor Swift.
El periodista David Sax, autor de dos libros cl¨¢sicos sobre este asunto, The Revenge of Analog (La venganza de lo anal¨®gico) y The Future is Analog (El futuro es anal¨®gico; ambos sin edici¨®n en espa?ol) nos da su versi¨®n de por qu¨¦ triunfa la m¨²sica en formatos f¨ªsicos. ¡°Toda la m¨²sica digital es igual. La adquisici¨®n es f¨¢cil, el gusto es irrelevante. No tiene sentido presumir de tu colecci¨®n en iTunes o de tus listas de Spotify. La m¨²sica se ha convertido en data, en lenguaje binario, invisible, imposible de tocar o de guardar, y no hay nada menos sexy que ser data¡±, explica al tel¨¦fono.
¡°Hace 10 a?os empezamos a examinar el renacer de algunas tecnolog¨ªas que en su momento hab¨ªan dominado el mercado pero fueron arrasadas por sus versiones digitales. Los vinilos y las c¨¢maras Polaroid eran los casos m¨¢s obvios. Pero ahora constatamos el resurgir anal¨®gico en casi todo lo que nos rodea, los libros, las cartas manuscritas, los juegos de mesa, los libros para colorear, los cassetes y CD, incluso el walkman. Hay una explosi¨®n de cosas a las que se le pone la etiqueta craft (artesanal) para sugerir que son imperfectas, desiguales y hechas a mano¡±, explica Beverland por correo electr¨®nico.
El triunfo de los llamados tel¨¦fonos tontos, versiones de aquellos primeros m¨®viles de los 2000 sin conexi¨®n a internet o conectados, pero no tanto, se da en este contexto. Las operadoras venden tel¨¦fonos y planes de datos dise?ados para personas que quieren reducir su consumo digital y ganar tiempo para la vida real: el Light Phone, un dispositivo de 2017 sin apenas aplicaciones ¡ªl¨¦ase sin correo electr¨®nico y sin Instagram¡ª, el cl¨¢sico Nokia 2780 o el Punkt MP02 con aspecto de calculadora y creado, seg¨²n explican en su web, ¡°para priorizar la privacidad y la soberan¨ªa de los datos¡±. En 2023 se vendieron en el mundo 2,8 millones de tel¨¦fonos b¨¢sicos, tambi¨¦n llamados aburridos, una tendencia que contin¨²a en 2024, jaleada por una generaci¨®n Z que vive en una idealizaci¨®n permanente de los a?os 2000, una d¨¦cada en la que eran beb¨¦s.
Algunos expertos creen que la tecnolog¨ªa digital nos ha robado talento; volver al mundo f¨ªsico es un modo de recuperarlo
Sin embargo, para Beverland la nostalgia no es la fuerza principal que trae de vuelta lo anal¨®gico. En su opini¨®n es la dificultad ¡ªotros expertos lo llaman la fricci¨®n¡ª de usar una tecnolog¨ªa imperfecta, viva, sin un algoritmo todopoderoso, unos dispositivos que obligan al usuario a aprender, a planificar y a ir m¨¢s despacio. ¡°Hab¨ªamos olvidado que las cosas no se hacen solas. Usar una c¨¢mara de carrete implica tiempo y concentraci¨®n, tiene un n¨²mero limitado de exposiciones y un error cuesta dinero. Lo anal¨®gico es m¨¢s caro y nos ayuda a encontrar un sentido a nuestro trabajo. Ahora vemos encanto en la frustraci¨®n que causan estas tecnolog¨ªas defectuosas. Cuando conectamos el piloto autom¨¢tico nos alienamos; lo anal¨®gico nos devuelve el sentido de la autenticidad y una conciencia del error que son muy humanos¡±.
¡°Nuestros estudios nos muestran que en los ¨²ltimos cinco a?os los consumidores prefieren tecnolog¨ªas m¨¢s lentas ¡ªse?ala Eckhardt¡ª. Lo llamamos desaceleraci¨®n. Escuchar un vinilo requiere m¨¢s tiempo y compromiso que una lista de Spotify¡±. Y a?ade: ¡°Hemos demostrado que las personas quieren poner m¨¢s conciencia y esfuerzo en lo que hacen, pues as¨ª obtienen m¨¢s disfrute y significado. A los entusiastas de las c¨¢maras de carrete no siempre les salen bien las fotos, pero despu¨¦s de revelar la pel¨ªcula encuentran a menudo im¨¢genes inesperadas. A esa imprevisibilidad de lo anal¨®gico la llamamos accidentes felices, y es lo que m¨¢s se disfruta tras a?os de homogeneidad digital¡±.
El economista Will Page, autor del libro Tarzan Economics: Eight Principles for Pivoting Through Disruption (Econom¨ªa Tarz¨¢n: ocho principios para pivotar a trav¨¦s de la disrupci¨®n; sin edici¨®n en espa?ol) escribi¨®: ¡°El mundo online est¨¢ construido para borrar hasta la m¨¢s peque?a fricci¨®n, pero la gente quiere que la fricci¨®n vuelva a su vida¡±. Otros expertos opinan que la tecnolog¨ªa digital nos ha hecho m¨¢s torpes y nos ha robado talento; volver al mundo f¨ªsico es un modo de recuperarlo. Eckhardt apunta que ¡°mucha gente piensa que si internet le ha hecho perder habilidades, especialmente en la era de la inteligencia artificial, el regreso al mundo anal¨®gico es una oportunidad de reaprender¡±. Tanto Eckhardt como Page coinciden en que una vuelta de lo anal¨®gico nos har¨¢ perder inmediatez. A cambio ganar¨ªamos prudencia porque no sabr¨ªamos de antemano el resultado de nuestras acciones.
En cualquier caso, no seremos puristas anal¨®gicos. Nos quedaremos con lo mejor de ambos mundos. Los adolescentes dan pistas cuando se tumban en la cama a seguir en la car¨¢tula de un vinilo la letra de la canci¨®n que escuchan en Spotify porque, quiz¨¢s, hayan comprado varios discos pero a¨²n no tengan donde escucharlos. Y llegamos a otro de los motivos del triunfo de lo f¨ªsico, ?por qu¨¦ alguien comprar¨ªa vinilos que no puede escuchar, o una polaroid a la que apenas puede reponer los cartuchos? ¡°Lo anal¨®gico es m¨¢s caro que lo digital ¡ªopina Beverland¡ª. Su consumo se percibe como un lujo, y sugiere distinci¨®n y estatus, se intuye que el usuario dispone de tiempo, dinero y espacio¡±. Seg¨²n los expertos, a la generaci¨®n Z la representaci¨®n f¨ªsica de la m¨²sica le concede identidad y estatus, y les sit¨²a ante los suyos como un aut¨¦ntico pro que invierte en serio en buena m¨²sica y dispone de espacio en su estanter¨ªa para una colecci¨®n. Ese prestigio no se consigue con una playlist de Spotify.
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