Pat Martino, el guitarrista que recuper¨® la memoria gracias a un acorde
El m¨²sico de jazz pas¨® por el quir¨®fano por culpa de un aneurisma, una operaci¨®n no tan sencilla hace medio siglo. Salv¨® la vida, pero perdi¨® la memoria. La recuper¨® a?os m¨¢s tarde con ayuda de su guitarra
El 24 de julio de 1976, mientras tocaba en el festival de jazz de la Riviera, el guitarrista Pat Martino experiment¨® un trastorno convulsivo semejante a un ataque epil¨¦ptico. Fue una se?al de alarma que dur¨® poco m¨¢s de medio minuto.
Con todo, durante este tiempo de confusi¨®n, Pat Martino sinti¨® como si cayera a trav¨¦s de un agujero negro; lo explicar¨ªa a?os m¨¢s tarde, cuando recordase la suma de episodios que lo llevaron a pasar por el quir¨®fano. El origen de su mal estaba localizado en un aneurisma con alto riesgo de rotura. Situado en el l¨®bulo temporal izquierdo, era lo m¨¢s parecido a un globo surgido en las paredes de las arterias de su cerebro o, por decirlo con las mismas palabras del cirujano, lo m¨¢s parecido a un ¡°pu?ado de lombrices¡±. Porque ya sabemos que la cirug¨ªa tiene su propio lenguaje descriptivo.
Hoy en d¨ªa, intervenir un aneurisma es m¨¢s sencillo, pero en aquellos tiempos operarlo era semejante a desactivar una bomba de relojer¨ªa. La operaci¨®n consist¨ªa en pinzar el cuello del aneurisma con una peque?a grapa de resorte. De esta manera, el aneurisma quedaba sellado, impidiendo as¨ª que la sangre pudiese llegar a ¨¦l.
El riesgo de la operaci¨®n reside en la falta de esmero del cirujano, que rompa sin querer el aneurisma y que la bomba estalle en sus manos. El reputado neurocirujano Henry Marsh nos cuenta en su libro Ante todo no hagas da?o (Salamandra) c¨®mo es el sellado de un aneurisma, desde que las abrazaderas de bisagra atraviesan el cuero cabelludo hasta que el aneurisma es ¡°atrapado con una reluciente grapa de titanio¡±. Entre medias, el neurocirujano ha de separar los l¨®bulos frontal y temporal sujetos por la aracnoides, un tejido claro y sedoso semejante a las telas de ara?a por donde circula el l¨ªquido cefalorraqu¨ªdeo.
De esta manera, a Pat Martino le sellaron el aneurisma. Lo que sucedi¨® fue que, en la intervenci¨®n, su l¨®bulo temporal sufri¨® una resecci¨®n (una extirpaci¨®n parcial) importante. Hay que se?alar que los l¨®bulos temporales est¨¢n situados en el lateral inferior del enc¨¦falo, aproximadamente a la altura de los o¨ªdos, y son los encargados de procesar los recuerdos y relacionarlos con la memoria auditiva, as¨ª como con los sistemas de comprensi¨®n del habla, el gusto, la vista y el tacto. Por eso, cuando termin¨® la operaci¨®n, Frederick Simeone, el neurocirujano encargado de ella, se acerc¨® a la esposa de Pat Martino para darle dos noticias. La primera era que su marido estaba vivo; la segunda ven¨ªa con carga siniestra: su marido hab¨ªa perdido la memoria.
Hay que tener en cuenta que el trabajo de un neurocirujano consiste en avanzar con una mezcla de destreza y cautela a trav¨¦s de la masa cerebral en busca del mal, sin olvidar que un instrumento quir¨²rgico se est¨¢ abriendo paso a trav¨¦s de zonas que albergan pensamientos, recuerdos, sue?os, dudas y todas las emociones que un ser humano es capaz de sentir, aunque nada de esto se vea cuando se est¨¢ operando, tal y como nos recuerda Henry Marsh al principio de su libro. Un m¨ªnimo error puede terminar con la vida de la persona que est¨¢ en la mesa de operaciones o dejarla maltrecha, como ocurri¨® con Pat Martino, que perdi¨® la memoria.
Un neurocirujano avanza en el cerebro en busca del mal, y se abre paso en zonas que albergan sue?os y recuerdos
Porque la memoria es la funci¨®n m¨¢s fr¨¢gil del cerebro, un proceso al cual se refiri¨® Arist¨®teles en su estudio Sobre la memoria y la reminiscencia, uno de sus Tratados breves de historia natural donde se define la memoria como ¡°cosa de lo ya ocurrido¡±, relacion¨¢ndola as¨ª con el tiempo. A partir de aqu¨ª, la memoria ser¨¢ un concepto materialista, nada que ver con siglos anteriores.
Sin ir m¨¢s lejos, en la Grecia del siglo de Pericles ¡ªV antes de Cristo¡ª la memoria estaba unida al alma y a su inmortalidad, de tal manera que, cuando el alma se separaba del cuerpo, llegaba el olvido. Pero si el alma errante se abr¨ªa paso entre las tinieblas del Hades y llegaba hasta la fuente de Mnemosina y beb¨ªa de ella, entonces la memoria volv¨ªa a florecer, tal y como le sucedi¨® a Pat Martino, que sali¨® del hospital sin saber c¨®mo se llamaba y, al final, acab¨® rescatando su memoria del pozo ciego donde hab¨ªa quedado sumida.
La m¨²sica le sirvi¨® a Pat Martino de catalizador, de estimulante para recuperar la memoria perdida
Pero le cost¨® su tiempo; de momento no reconoc¨ªa a sus padres, ni a su familia, tampoco su cara frente al espejo. Por descontado, tambi¨¦n hab¨ªa perdido la facultad de tocar cualquier instrumento de m¨²sica. Cost¨® cuatro a?os recobrarla. Mientras tanto, le mostraban fotos, le pon¨ªan discos, le hablaban de an¨¦cdotas que ¨¦l mismo hab¨ªa protagonizado, as¨ª hasta que apareci¨® el guitarrista John Mulhern, disc¨ªpulo suyo. Y se puso a tocar para ¨¦l.
Antes del desastre, cuando Pat Martino daba clases a Mulhern, este siempre comet¨ªa el mismo error con una s¨¦ptima mayor. Ese d¨ªa Mulhern cometi¨® el mismo error adrede y, gracias a esto, Pat Martino escuch¨® el correr del agua de la fuente. ¡°Hazte a un lado¡±, le dijo Martino a su disc¨ªpulo. ¡°Mira c¨®mo se hace¡±. Tom¨® la guitarra y se puso a tocar.
R¨¢pidamente, sus habilidades volvieron y, con ellas, comenzaron a llegar los recuerdos. La m¨²sica hab¨ªa servido de catalizador, de estimulante para recuperar la memoria perdida. Seg¨²n cuenta Martino, mientras segu¨ªa trabajando con el instrumento, le ven¨ªan ¡°flashes de recuerdos¡±. Alcanzaba un edificio con corredores secretos que ya hab¨ªa pisado antes; en un rinc¨®n de su cerebro afloraba la memoria; su tiempo recobrado ya no se perder¨ªa m¨¢s. La m¨²sica le condujo hasta el milagro. La amnesia hab¨ªa ca¨ªdo en el olvido y Pat Martino volvi¨® a los escenarios.
Hoy en d¨ªa, operar un aneurisma es m¨¢s sencillo que cuando le toc¨® a Pat Martino. En la mayor parte de los casos se realiza insertando un cat¨¦ter endosc¨®pico en la femoral de la ingle. De esta manera se llega al aneurisma y se sella. Pero en 1980 no hab¨ªa otra manera de hacerlo que con la cirug¨ªa abierta. Por eso Martino se jug¨® la memoria y la perdi¨® para recuperarla, a?os despu¨¦s, con ayuda del est¨ªmulo sonoro de la m¨²sica.
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