Errej¨®n, ¡°la cosa¡± y su falta de empat¨ªa
¡°La cosa¡± de la que hablan Errej¨®n y el juez Carretero se reduce a si el pol¨ªtico consigui¨® o no satisfacer su deseo sexual
Hace unos meses ??igo Errej¨®n dimiti¨® de su vida pol¨ªtica como portavoz parlamentario de Sumar, 48 despu¨¦s de que emergiera una acusaci¨®n an¨®nima en redes sociales. En su carta de dimisi¨®n explic¨® que hab¨ªa tenido comportamientos que no se correspond¨ªan con su personaje p¨²blico. En concreto habl¨® de ¡°una forma de comportarse que se emancipa a menudo de los cuidados, de la empat¨ªa y de las necesidades de los otros¡±. La semana pasada, y tras la denuncia por agresi¨®n sexual de Elisa Moulia¨¢, comenz¨® el juicio a ??igo Errej¨®n. Y en ¨¦l, adem¨¢s de asistir al acoso del juez Adolfo Carretero a la denunciante, hemos podido comprobar dos cosas: que Errej¨®n ten¨ªa raz¨®n cuando dijo que no ten¨ªa empat¨ªa y que ¨¦l ya no es culpable de su dimisi¨®n.
Sucede que la noche en que Errej¨®n es acusado de agresi¨®n sexual, cogi¨® un taxi con Elisa Moulia¨¢ para irse juntos a su casa. En ese mismo taxi, seg¨²n Errej¨®n, ella recibi¨® un mensaje importante. ¡°Yo recuerdo que me dijo que su hija, que era una ni?a peque?a, ten¨ªa much¨ªsima fiebre y se la iban a llevar a urgencias¡±. Despu¨¦s de eso, ¨¦l le ofreci¨® la posibilidad de marcharse. ¡°Yo quer¨ªa irme a casa con ella, pero la decisi¨®n era suya¡±. Y explica: ¡°Si te dicen que es madre de una ni?a que es peque?a y que tiene much¨ªsima fiebre, le dices: si te quieres ir nos vemos otro d¨ªa¡±. Otra opci¨®n hubiera sido ofrecerse a acompa?arla hasta la puerta del hospital, preguntar de d¨®nde ven¨ªa la fiebre o interesarse por c¨®mo se sent¨ªa la madre. En vez de eso, Errej¨®n le ofreci¨® bajarse del taxi y, seg¨²n cuenta, nada m¨¢s llegar a casa empez¨® a tocarle ¡°el culo y las tetas por encima de la ropa¡±.
En ese momento, Elisa Moulia¨¢ le exigi¨® parar. ¡°Oye, me estoy agobiando por lo de mi hija¡±. ?l dice que para y el juez concluye: ¡°La cosa se fastidi¨® por la ni?a, porque estaba enferma, si no, hubiera continuado¡±. ¡°Yo creo que s¨ª¡±, asegura Errej¨®n. Carretero podr¨ªa haber concluido que ¡°la cosa¡± se fastidi¨® por la falta de empat¨ªa de Errej¨®n o por su emancipaci¨®n de los cuidados de una menor con una fiebre alt¨ªsima. Pero no, la cosa se fastidi¨® ¡°por la ni?a¡±. Una ni?a sobre la que Errej¨®n no ten¨ªa ninguna responsabilidad y de cuyos cuidados estaba, como ha quedado claro, plenamente emancipado. Despu¨¦s de todo, uno est¨¢ tan emancipado de los cuidados de la hija de una mujer con la que va a tener relaciones sexuales como de un perro que va solo por el arc¨¦n. Y eso no es ilegal aunque ¡°la cosa¡± se fastidie. Pero ?qu¨¦ es ¡°la cosa¡±? Yo creo que ¡°la cosa¡± de la que hablan se reduce a si Errej¨®n consigui¨® o no satisfacer su deseo sexual esa noche. Y en ¡°la cosa¡± est¨¢n de acuerdo el acusado y el juez.
El juicio avanza y vemos a Errej¨®n explicar los motivos de su dimisi¨®n. Ahora resulta que no dimiti¨® porque fuera incoherente militar en un espacio feminista y tener una ¡°subjetividad t¨®xica que en el caso de los hombres el patriarcado multiplica¡±. Ahora asegura que dimiti¨® porque, dice, ¡°no puedo seguir ocupando la situaci¨®n pol¨ªtica que ocupo y a la vez defender mi inocencia¡±. ?Por qu¨¦ no? Seg¨²n ¨¦l, por culpa de Sumar, que ¡°valida¡± las denuncias de agresiones sexuales en redes. Como si las denuncias sociales y los procesos penales no pudieran coexistir en un estado de derecho. ¡°La cosa¡± es que el juez acepta su rectificaci¨®n. Tambi¨¦n en esto est¨¢n de acuerdo.
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