Michel Feher, fil¨®sofo: ¡°?Hay que ser ¡®wokista¡¯!, ?Un wokista¡¯ desencadenado!¡±
El pensador belga, experto en movimientos ultras, alerta: la democracia tiene un futuro incierto, y m¨¢s si en lugar de resistir nos rendimos por adelantado, como han hecho los tecnomagnates con Trump
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Medio mundo sigue alucinado por la puesta en escena y el inquietante contenido de la toma de posesi¨®n del nuevo presidente de EE UU, Donald Trump. Desde Par¨ªs se observa con atenci¨®n lo que sucede y lo que puede ocurrir en Francia si la inestabilidad avanza y el Rea?grupamiento Nacional (RN) de Marine Le Pen logra alcanzar la presidencia de la Rep¨²blica. Nada es casualidad ni circunstancial, cree el fil¨®sofo belga Michel Feher (Bruselas, 1956), referente en el pensamiento pol¨ªtico franc¨¦s y experto en movimientos ultras, adem¨¢s de profesor en la ?cole Normale Sup¨¦rieure de Par¨ªs y cofundador de Cette France-l¨¤, una asociaci¨®n que estudia la inmigraci¨®n francesa.
Su ¨²ltima obra, Producteurs et parasites (productores y par¨¢sitos, sin edici¨®n en espa?ol), est¨¢ dedicada a la compleja naturaleza de la ultraderecha francesa. Quien vota a un fascista es un fascista, resume. El martes 28 de enero estar¨¢ en el Centro Condeduque de Madrid para participar en una charla sobre el capitalismo financiero, un asunto que analiz¨® en su libro El tiempo de los investidos.
Pregunta. ?Qu¨¦ le pareci¨® la toma de posesi¨®n de Trump y su puesta en escena?
Respuesta. La puesta en escena es lo de menos, es lo que anuncia. Y en eso hay dudas: hasta d¨®nde llegar¨¢, c¨®mo gestionar¨¢ las contradicciones entre promesas¡ Pero algo es seguro, la potencia m¨¢s grande del mundo tiene un r¨¦gimen que podemos llamar neofascista.
P. ?Tal cual?
R. S¨ª. Ya s¨¦ que no hay camisas negras o que el ¨²nico que hace el saludo nazi es Elon Musk, aunque sea una suerte de nazismo asp¨¦rger. Hay muchas cosas del nazismo o el fascismo de los a?os treinta que no est¨¢n ah¨ª. Pero es un r¨¦gimen de extrema derecha con una voluntad transformadora decisiva, desde el punto de vista nacional e internacional. Y hay que tom¨¢rselo en serio. Me preocupa el estado de negaci¨®n de gente que se dice opuesta a Trump. Algunos dicen que es teatro, que no cumplir¨¢ sus promesas, que no habr¨¢ tanta diferencia. Y lo dicen porque da miedo. Y porque saben que cuando est¨¢s ante algo parecido al fascismo, la ¨²nica manera de resistir es ser valiente, pero en un r¨¦gimen de este tipo es muy peligroso, porque arriesgan su vida o su libertad. Es m¨¢s f¨¢cil decir que es teatro.
P. Una gran parte del pa¨ªs no piensa as¨ª. ?Hay esperanza?
R. No. Asistimos a una capitulaci¨®n preventiva que toma muchas formas. Hemos visto c¨®mo todos esos millonarios de la tecnolog¨ªa a los que tom¨¢bamos por dem¨®cratas se pusieron de rodillas y hac¨ªan reverencias a Trump. Tambi¨¦n vemos a muchos centristas que aseguran que podr¨¢n calmarlo, llegar a acuerdos¡ Pero son todav¨ªa peores los que dicen que hay que concentrarse en que muchas cosas seguir¨¢n igual.
P. ?Nadie resistir¨¢?
R. El problema es la comodidad material de esos centristas. No tienen nada que temer de Trump. Son blancos, y si no lo son, son ricos. Est¨¢n protegidos. Solo deben temer pagar menos impuestos, as¨ª que todo bien. Para la izquierda el problema de confort intelectual: les cost¨® mucho tiempo construir una cr¨ªtica bien hecha del liberalismo, y cuando ya tienes las claves para criticar al enemigo, no tienes ganas de volver a cuestionarlo todo. Detr¨¢s de todo esto solo est¨¢ el miedo, y eso les hace laxos ante el neofascismo.
¡°Algo es seguro: la potencia m¨¢s grande del mundo tiene un r¨¦gimen que podemos llamar neofascista¡±
P. ?Ese cuadro cr¨ªtico ya no sirve?
R. Es err¨®neo pensar que el neofascismo es una revuelta contra la globalizaci¨®n neoliberal, que es populismo. Gente que se siente traicionada por promesas de prosperidad y por eso se rebela. Su c¨®lera es buena, dice la teor¨ªa, solo hay que cambiar el objeto de la c¨®lera. Pero no hay reg¨ªmenes fascistas que aparezcan sin el deseo de fascismo en la poblaci¨®n. Y ese deseo se llama resentimiento.
P. ?De qu¨¦ est¨¢ hecho ese resentimiento?
R. De pensar que hay gente disfrutando de lo que les pertenece. Hay que apartar a esos par¨¢sitos, piensan, que les roban lo que es suyo, a ellos que trabajan duro.
P. Uno de esos cambios lo vimos en la tribuna vip de la toma de posesi¨®n de Trump.
R. Joe Biden no suele decir cosas muy inteligentes, pero antes de dimitir llam¨® a esos empresarios tecnol¨®gicos ¡°oligarqu¨ªa¡±. Efectivamente, es un r¨¦gimen fundado sobre la oligarqu¨ªa. Es decir, sobre el clientelismo. Hay un poder ejecutivo fuerte concentrado en el presidente, y luego una serie de vasallos que competir¨¢n por sus favores.
P. ?La democracia est¨¢ en peligro?
R. La democracia est¨¢ muy enferma, especialmente en EE UU, donde fue clave una sentencia del Tribunal Supremo de 2010 que permit¨ªa a los millonarios, en nombre de la libertad de expresi¨®n, financiar las campa?as electorales. A partir de esa sentencia, los oligarcas decidieron financiar al Partido Republicano y convertirlo en un trampol¨ªn. Y eso explica la derrota de Kamala Harris.
P. ?Por qu¨¦?
R. La gente no se hizo trumpista de golpe, no gan¨® mucho entre una elecci¨®n y otra. Pero los dem¨®cratas perdieron ocho millones de votos. Y fue as¨ª porque el Partido Dem¨®crata es el partido de sus donantes, y la gente que lo financia no quiere pol¨ªticas sociales disruptivas. Su campa?a no habl¨® de la crisis de vivienda, de la crisis de sanidad, de la deuda de los estudiantes, de las desi?gualdades¡ Y no hablemos de la pol¨ªtica monstruosa en Gaza. Con una campa?a as¨ª no puedes ganar.
¡°El Partido Dem¨®crata es el partido de sus donantes, que no quieren pol¨ªticas sociales disruptivas¡±
P. ?La extrema derecha europea puede convertirse en el tonto ¨²til de ese sistema?
R. No s¨¦ si son tontos, pero s¨ª muy ¨²tiles. La idea es crear vasallos, un r¨¦gimen de clientes. Y la cuesti¨®n es ver qui¨¦n ser¨¢ el mejor cliente. Por eso se han hecho ofertas a Italia de sat¨¦lites, u otras que ha habido en Alemania¡ Invertiremos en vuestro pa¨ªs y seguir¨¦is el dictado americano. Lo interesante de la capitulaci¨®n preventiva a la que asistimos es que gente como Emmanuel Macron o Ursula von der Leyen ya han dicho que colaborar¨¢n, que tendr¨¢n buenas relaciones. Pero Trump no les necesita. Prefiere a la extrema derecha. Eso deja una oportunidad: permite que la izquierda haga de Europa un lugar de resistencia.
P. La pol¨ªtica son ciclos. ?No ser¨ªa mejor olvidar cordones sanitarios y que la ultraderecha llegue al poder en los lugares en que no lo ha hecho para que se vaya cuanto antes?
R. En absoluto. La gente que vota al RN en Francia no lo hace por error, sino porque ama lo que le dice. El 60% los estadounidenses no piensan que la pol¨ªtica migratoria de Trump est¨¦ mal. Esa idea de que llegar¨¢n al poder y luego se ver¨¢ que son incompetentes no funciona.
P. El RN tiene 11 millones de votos. ?Hay 11 millones de fascistas en Francia?
R. Pues s¨ª. Somos lo que hacemos. No quiere decir que lo fueran siempre. Uno no nace fascista, se convierte en ello, como dec¨ªa Simone de Beauvoir. Y tal y como se llega a serlo, se puede dejar de serlo. Pero hay que ganarles antes que convencerles.
P. Muchos intelectuales franceses de la vieja izquierda se han pasado a la derecha.
R. Hoy es m¨¢s dif¨ªcil ser de izquierdas que hace 40 a?os, cuando bastaba decir que estabas del lado de los obreros y no de los patrones. Nada de feminismo, nada de igualdad sexual, ni de reconocer el racismo estructural o la urgencia clim¨¢tica. Hoy hay que ser todo eso, s¨ª. ?Hay que ser wokista! Un wokista desencadenado. Ser de izquierdas es ser al¨¦rgico a las desigualdades estructurales.
P. Algunos acusan a ese ¡°wokismo desencadenado¡± de ese ¨¦xodo a la derecha.
R. Es una manera de justificarse, de mantener privilegios. Pensar que los deseos de igualdad de los otros te roban algo responde exactamente a la noci¨®n de resentimiento, o sea, a la extrema derecha. La izquierda ser¨¢ woke o no ser¨¢.
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