Isabel II celebra sus 50 a?os de reinado sin grandes fastos
Por respeto a su madre, a la que esta fecha recuerda el fallecimiento de su marido, los principales festejos tendr¨¢n lugar en junio
El pueblo brit¨¢nico conmemora hoy el quincuag¨¦simo aniversario de la llegada al trono de Isabel II de Inglaterra, un reinado que, para bien o para mal, ha cambiado la faz de la monarqu¨ªa como ning¨²n otro desde la Revoluci¨®n Gloriosa de 1688. Pero no corren buenos tiempos para la casa real brit¨¢nica, criticada por el tratamiento de la figura de Diana de Gales, sus posesiones y su anquilosamiento.
Las cosas no est¨¢n para grandes festejos. El 71% de los brit¨¢nicos se siente "poco o nada" interesado en conmemorar el aniversario de la coronaci¨®n de la soberana. Adem¨¢s, el 55% de la poblaci¨®n opina que los miembros de la realeza son unos derrochadores y s¨®lo cuatro de cada diez s¨²bditos cree que la monarqu¨ªa seguir¨¢ en vigor dentro de otros 50 a?os, seg¨²n una encuesta de The Daily Telegraph .
Por este motivo, porque fue coronada en junio y por respeto a su madre, a la que febrero le recuerda la muerte de su marido, los principales fastos se reservan para el mes de junio.
As¨ª, la reina piensa cumplir la tradici¨®n de conmemorar su proclamaci¨®n en privado en el Palacio de Sandringham, aunque ayer se dio un ba?o de multitudes durante la inauguraci¨®n un centro contra el c¨¢ncer en Norfolk.
En 1948, las previsiones en torno a la casa real brit¨¢nica eran mucho m¨¢s favorables, cuando el entonces soberano de Egipto, el rey Faruk, pronunci¨® la c¨¦lebre frase: "Pronto quedar¨¢n en el mundo s¨®lo cinco reyes: el rey de Inglaterra, el de diamantes, el de picas, el de tr¨¦boles y el de corazones". Han pasado m¨¢s de 50 a?os y en el mundo quedan, adem¨¢s de la reina de Inglaterra, bastantes m¨¢s reyes. Pero en 1952 la monarqu¨ªa brit¨¢nica era, sin duda, la m¨¢s s¨®lida.
La muerte de Jorge VI
El 6 de febrero de ese a?o muri¨® de c¨¢ncer de pulm¨®n el rey Jorge VI y su fallecimiento hab¨ªa encontrado a su hija mayor, Isabel, en Kenia, a 6.000 kil¨®metros de distancia, donde se encontraba de gira por varios pa¨ªses de la Commonwealth.
A su llegada al aeropuerto de Londres, ya como reina, Isabel encontr¨® al pie de la escalerilla al primer ministro, Winston Churchill, junto al l¨ªder de la oposici¨®n laborista, Clement Attlee. Tan s¨®lo dos d¨ªas despu¨¦s, el 8 de febrero, Isabel II fue proclamada formalmente soberana en el palacio de Saint James, residencia del heredero de la Corona brit¨¢nica.
Sin embargo, debido al luto por la muerte del rey Jorge, la coronaci¨®n de la soberana no tuvo lugar sino hasta el a?o siguiente, el 2 de junio de 1953, en un acto celebrado en la Abad¨ªa de Westminster lleno de pompa y, en consonancia con los tiempos, televisado en directo por primera vez en la Historia a insistencia de la propia reina.
Como hab¨ªa hecho notar Faruk -quien, curiosamente, hab¨ªa abdicado precisamente en 1952-, la monarqu¨ªa brit¨¢nica parec¨ªa incuestionable. El reinado que Isabel II hab¨ªa heredado de su padre estaba lleno de confianza: el pa¨ªs viv¨ªa en paz y 1953 result¨® un "a?o dorado" que imbuy¨® al Reino Unido de un sentimiento de optimismo.
Los dorados a?os 70
Los cambios que introdujo la soberana, tales como el env¨ªo de sus hijos a guarder¨ªas y colegios -hasta entonces los pr¨ªncipes brit¨¢nicos se hab¨ªan educado con preceptores en palacio-, su imagen como embajadora de su pa¨ªs en el extranjero y su sentido del deber le granjearon la simpat¨ªa de su pueblo a lo largo de los 70.
Y en 1977, cuando se cumpli¨® el Jubileo de Plata, la reina alcanz¨® el apogeo de su popularidad y el pueblo se lanz¨® a la calle con fiestas espont¨¢neas. Cinco millones de personas en Londres la aclamaron mientras recorr¨ªa en una carroza el camino a la catedral de San Pablo para una ceremonia de agradecimiento por "25 a?os gloriosos", como los describi¨® la BBC.
Sin embargo, esa cercan¨ªa comenz¨® a tambalearse muy pronto. Cuatro a?os m¨¢s tarde, en 1981, ten¨ªa lugar el que quiz¨¢ fuera, hasta entonces, el acontecimiento m¨¢s significativo de su reinado: la boda de su hijo Carlos, heredero de la Corona, y Diana Spencer.
La popularidad de Diana ensombreci¨® casi de inmediato a la de cualquier otro miembro de la familia real, que a su lado parec¨ªan pomposos, distantes y alejados de la realidad cotidiana de los brit¨¢nicos.
La separaci¨®n de Carlos y Diana
El a?o 1992 fue el annus horribilis de Isabel II, un a?o plagado de esc¨¢ndalos: Carlos y Diana anunciaron su separaci¨®n, como tambi¨¦n el tercer hijo de la soberana, el pr¨ªncipe Andr¨¦s, y su esposa, Sarah Ferguson. Sarah fue fotografiada con otro hombre. Y para m¨¢s inri se incendi¨® el castillo de Windsor, la residencia real de fin de semana y donde la soberana pas¨® su ni?ez.
Arreciaban las cr¨ªticas de sus s¨²bditos sobre el papel de la familia Windsor, el gasto que representaban para el presupuesto y su distancia de su pueblo. La muerte de la princesa Diana, en un accidente de tr¨¢fico en Par¨ªs (agosto de 1997), no hizo sino agravar esas cr¨ªticas. La profec¨ªa de Faruk, seg¨²n parec¨ªa, no era ya tan segura.
Sin embargo, desde entonces la monarqu¨ªa parece haber levantado cabeza, a pesar de que siguen estallando esc¨¢ndalos como el de los escarceos con la droga y el alhocol del hijo peque?o de Carlos y Diana, Harry, de 17 a?os.
Pero el p¨²blico ya comienza a aceptar una posible boda entre el pr¨ªncipe Carlos y su amiga Camilla Parker-Bowles y la reina ha tratado de acercarse a su pueblo y hasta ha llegado a visitar un pub, algo impensable hace unos a?os.
El palacio de Buckingham ha tenido inter¨¦s en hacer saber que la reina est¨¢ familiarizada con Internet y hasta utiliza un m¨®vil. Y, en un gesto sin precedentes, la mayor celebraci¨®n de su Jubileo ser¨¢ un concierto de rock.
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