El Papa prepara la Vigilia de la XVII Jornada Mundial de la Juventud
Juan Pablo II deja el reposo y se traslada a Toronto donde ma?ana tendr¨¢ lugar la misa final del acontecimiento
El papa Juan Pablo II se traslada hoy a Toronto, tras tres d¨ªas de reposo en la isla de la Fresa, un descanso que ha sido para ¨¦l como una "medicina milagrosa", ya que durante el primer encuentro con miles de j¨®venes se le vio muy bien, con buen aspecto y voz, como hace meses que no ocurr¨ªa.
"La medicina milagrosa del Papa ha sido el reposo, la paz, la tranquilidad, el tiempo para la lectura y la oraci¨®n y el disfrute de la naturaleza'", ha afirmado el portavoz del Vaticano, Joaqu¨ªn Navarro, poco antes de que el Pont¨ªfice se traslade a una residencia de monjas de Toronto, para participar esta noche en la Vigilia y el domingo en la misa final de la XVII Jornada Mundial de la Juventud.
Este descanso, sin embargo, no lo seguir¨¢ en el Vaticano. Navarro ha asegurado que Juan Pablo II no quiere reducir su ritmo de trabajo, que incluye diariamente audiencias, lecturas de discursos y preparaci¨®n de documentos. Pero aunque ha descansado en una peque?a isla de 17 hect¨¢reas, en el lago Simcoe, a 90 kil¨®metros de Toronto, no ha olvidado los dramas del mundo. As¨ª se lo dijo a Gizella, una joven jordana a la que invit¨® a comer con otros trece muchachos en la isla de la Fresa. "Rezo todos los d¨ªas por la paz en Oriente Medio", asegur¨® a la muchacha.
Vigilia
En esta casa levantada junto a un frondoso parque recibir¨¢ a la gobernadora general de Canad¨¢, Adrienne Clarkson; al primer ministro, Jean Chr¨¦tien, y al alcalde de Toronto, Mel Lastman. M¨¢s tarde, junto a las 120 monjas que viven en el convento rezar¨¢ el Angelus. Despu¨¦s descansar¨¢ para prepararse para la Vigilia, que se celebrar¨¢ a primeras horas de la noche en Downswiew Park, un antiguo aeropuerto de cien hect¨¢reas, reconvertido en parque urbano, a 15 kil¨®metros de Toronto, con capacidad para 750.000 personas.
En el palco levantado en el Downsview estar¨¢ rodeado de varios centenares de j¨®venes, entre ellos numerosos espa?oles y latinoamericanos. Los j¨®venes dormir¨¢n la noche del s¨¢bado al domingo en ese parque y all¨ª esperar¨¢n de nuevo el domingo al Papa, para la misa que ponga fin a unas jornadas inventadas por ¨¦l en 1984 con el objetivo de que los muchachos de todo el mundo se re¨²nan para debatir el Evangelio y se comprometan con divulgarlo por todo el planeta para que no haya rinc¨®n de la tierra que no conozca a Dios.
Tras la misa, que concelebrar¨¢ con cuatrocientos obispos y un millar de sacerdotes, Juan Pablo II anunciar¨¢ el nombre de la ciudad que acoger¨¢ la pr¨®xima jornada, que presumiblemente ser¨¢ Colonia, en Alemania.
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