Suecia rechaza su adhesi¨®n al euro
Las encuestas pronosticaban un ascenso pronunciado del apoyo a la moneda europea tras la muerte de Lindh, y reflejaban un empate t¨¦cnico con un 15% de indecisos
Suecia ten¨ªa este soleado domingo de oto?o una cita con las urnas. Cerca de 7,1 millones de ciudadanos (300.000 de ellos de origen extranjero) deb¨ªan pronunciarse sobre la adhesi¨®n de su pa¨ªs a la moneda ¨²nica europea, una opci¨®n por la que la mayor¨ªa mostraba su rechazo hasta hace tres d¨ªas. Cuando la ministra de Exteriores, Anna Lindh, cay¨® desplomada en unos grandes almacenes tras ser apu?alada por un desconocido, saltaron en pedazos los pron¨®sticos sobre estos comicios, pero al final esta p¨¦rdida no ha influido tanto como para que los suecos cambiaran de opini¨®n con respecto al euro.
Tras 12 horas de consulta, los colegios electorales han cerrado a las ocho de la tarde y los suecos y el resto de la Uni¨®n Europea ya saben con qu¨¦ moneda comprar¨¢n el pan a partir en adelante. El "no" al euro se ha llevado el 56,4% de los, frente al 41,5% del "s¨ª".
Ahora que la mayor¨ªa se ha pronunciado por mantener la corona en detrimento de la moneda ¨²nica, no se celebrar¨¢ otra consulta similar hasta 2010, y la primera fecha de ingreso posible se retrasar¨¢ a 2013.
Euro vs. corona
Hasta hace tres d¨ªas Suecia se aferraba con fruici¨®n a la corona. Todas las encuestas pronosticaban una victoria holgada del no, pese a los llamamientos del Gobierno, de las instituciones europeas e incluso de las empresas suecas.
Pero la muerte de uno de los pol¨ªticos m¨¢s queridos en plena recta final de la campa?a, y el hecho no balad¨ª de que Lindh fuera una de las m¨¢s ardientes defensoras del euro, trastoc¨® por un momento los pron¨®sticos. Al final, como se pronosticaba hace d¨ªas, los suecos han decidido dar la espalda al euro.
No es una cuesti¨®n de monedas
La campa?a del euro ya hab¨ªa puesto en el div¨¢n a la sociedad sueca antes de la muerte de Lindh. El debate sobre la moneda ¨²nica se ha convertido en una discusi¨®n sobre el modelo sueco, y ha dividido las filas no s¨®lo de los socialdem¨®cratas, sino tambi¨¦n de los partidos de derecha, cuyas direcciones abogan por el s¨ª al euro. La divisi¨®n tambi¨¦n se ha producido en la sociedad: el norte del pa¨ªs, con zonas rurales y gente con menos estudios, era, seg¨²n las encuestas, mayoritariamente contrario al euro, mientras que los habitantes de los n¨²cleos urbanos del sur con estudios universitarios estaban a favor.
El primer ministro, G?ran Persson, los partidos del bloque burgu¨¦s y los empresarios han defendido que el ingreso de Suecia en el euro supondr¨ªa una bajada de los tipos de inter¨¦s, el regreso de los inversores extranjeros y el aumento de su influencia en las decisiones de la Uni¨®n Europea. Para una econom¨ªa que ha ido perdiendo competitividad en las ¨²ltimas d¨¦cadas, con un sector p¨²blico que absorbe el 60% del PIB, un mercado laboral poco flexible y unos impuestos alt¨ªsimos ¡ªel 50% del salario¡ª, integrarse en el mercado del euro es la mejor soluci¨®n. As¨ª lo ha reflejado su propaganda, con lemas como "?seguridad o incertidumbre?" o "?cooperaci¨®n o aislamiento?".
Pero los argumentos del s¨ª ten¨ªan varios talones de Aquiles. La Suecia aislada registra unas cifras macroecon¨®micas mucho m¨¢s saludables que las de la eurozona, y su previsi¨®n de crecimiento (1,4%) y tasa de paro (5,4%) contrasta con la crisis de Alemania o Francia. La campa?a de los partidarios del no, capitaneados por los Verdes y el Partido de la Izquierda (ex comunista), han hecho fortuna con su eslogan "no es una cuesti¨®n de monedas, sino de poder". Tomas Flansson, del Partido Verde, afirma: "El euro significa ahora menos democracia y un peligro para el Estado de bienestar. Habr¨¢ menos gasto social y m¨¢s desempleo. Pero si las cosas cambian en el futuro podr¨ªa replantearme el voto". M¨¢s radical se expresa Bj?rng ?berg, del Partido de la Izquierda, que dice: "No quiero ser gobernado desde fuera por expertos y bur¨®cratas. El euro ha sido malo para Francia y Alemania".
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