?Qu¨¦ hacer con Cuba?
Fracasados sus distintos enfoques ante Castro, Washington y la UE esperan a su desaparici¨®n y s¨®lo coinciden en dar protagonismo al pueblo cubano
Fidel Castro celebr¨® el domingo los 47 a?os de su entrada triunfal en La Habana, una conmemoraci¨®n sentida como un rev¨¦s en Estados Unidos y en la Uni¨®n Europea, cuyas respectivas pol¨ªticas para acabar con el r¨¦gimen o hacerlo m¨¢s transigente han sido un rotundo fracaso.
Lejos de ser asfixiado, el castrismo recibe nuevos apoyos y vuelve a crecerse con los triunfos electorales de la izquierda latinoamericana mientras en Naciones Unidas nunca tantos han condenado el embargo norteamericano. Sin arrojar oficialmente la toalla, Washington y los Veinticinco piensan ya en la Cuba sin Castro y s¨®lo coinciden en que debe ser el pueblo cubano quien tome el destino en sus manos.
El entonces sexagenario Supremo cubano reconoci¨® en conversaci¨®n con el sandinista Tom¨¢s Borge que "ochenta a?os son demasiados a?os para cumplir con funciones de Estado". Son los que cumplir¨¢ el pr¨®ximo agosto y Castro no ha hado la m¨¢s m¨ªnima muestra de ceder ni poder ni firmeza pol¨ªtica. Al contrario, tras unos a?os de titubeo y t¨ªmida reforma econ¨®mica, el r¨¦gimen cerr¨® el pu?o de nuevo en 2003 y ah¨ª sigue.
La Venezuela de Hugo Ch¨¢vez ha sido crucial en este reforzamiento, al proporcionar al r¨¦gimen el alivio econ¨®mico que anta?o le ofrec¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica. A cambio de m¨¦dicos y maestros, Ch¨¢vez env¨ªa a la isla m¨¢s petr¨®leo del que necesita Cuba, que exporta el excedente para obtener divisas. Y el presidente electo boliviano, Evo Morales, rinde a La Habana su primera visita tras el triunfo, a?adiendo un nuevo "-¨ªsmo" a la feraz historia continental: castrismo, guevarismo, sandinismo, zapatismo, bolivarismo e indigenismo. En la Asamblea General de Naciones Unidas, 182 pa¨ªses, frente a cuatro, condenan el embargo impuesto en 1962 por Washington a la isla, el n¨²mero m¨¢s alto de repudios registrado en los 14 a?os consecutivos de juicio universal a este instrumento de asedio. Nada de extra?ar, pues, que cuando el Parlamento Europeo, siempre cr¨ªtico con el castrismo, otorga el premio Sajarov de los derechos humanos a las Damas de Blanco, el r¨¦gimen se niegue a conceder a las esposas, hermanas e hijas de disidentes detenidos el permiso para ir a recogerlo a Estrasburgo.
Fidel est¨¢ para quedarse y se siente cada vez m¨¢s seguro. Otra cosa es su r¨¦gimen. "El cambio s¨®lo podr¨¢ producirse tras la muerte de Fidel Castro", dice Marifeli P¨¦rez-Stable, una cubana de la di¨¢spora, colaboradora de la Fundaci¨®n Elcano, el centro de estudios pol¨ªticos de Madrid. "Tampoco hay que descartar que empiece a chochear", agrega Eusebio Mujal-Le¨®n, cubano y profesor en la universidad de Georgetown. Cubanos del exilio y no cubanos, pol¨ªticos y polit¨®logos, altos funcionarios de la UE y de Washington, profesores y representantes de ONG, rupturistas y pactistas se reunieron recientemente en Bruselas para discutir en una intensa jornada sobre el futuro de Cuba y qu¨¦ papel pueden jugar Estados Unidos y la UE en la inevitable transici¨®n. Todos acudieron al llamamiento de la Fundaci¨®n para las Relaciones Internacionales y el Di¨¢logo Exterior (Fride), con sede en Madrid.
Compleja relaci¨®n
En las discusiones emergi¨® la complejidad de la relaci¨®n de la comunidad internacional con La Habana, plagada de paradojas y contradicciones, quiz¨¢ la primera de ellas que Estados Unidos sea el primer vendedor a Cuba, pese al a?ejo embargo. Lo es como consecuencia de la autorizaci¨®n de Washington a exportar a la isla alimentos y f¨¢rmacos, medida adoptada con la velada intenci¨®n de asfixiar econ¨®micamente al r¨¦gimen, que debe pagarlos en el acto y en efectivo. La Uni¨®n Europea es el segundo inversor en la isla, tras Canad¨¢, y pa¨ªses como Italia y Reino Unido superan en n¨²mero de turistas al de espa?oles.
Espa?a es, sin embargo, la que rige la pol¨ªtica comunitaria frente a La Habana. "Cuba es un pa¨ªs con escaso inter¨¦s estrat¨¦gico para la Uni¨®n Europea", explica Susanne Gratius, de Fride, "y por eso se deja en manos de Espa?a la pol¨ªtica a seguir". La consecuencia ha sido una desconcertante serie de vaivenes, desde los vanos intentos de aproximaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez a la mano dura del aznarismo y la vuelta al llamado di¨¢logo cr¨ªtico de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, conforme a la Posici¨®n Com¨²n de 1996 impuesta por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar para alentar el cambio, pero carente de mordiente.
La incoherente estrategia europea no ha hecho la menor mella en Castro, que ha respondido a cada envite con un ¨®rdago que desarmaba a la otra parte. "No somos Clausewitz, por eso no previmos que Castro fuera a congelar las relaciones con las embajadas de la Uni¨®n", confiesa Karl Buck, alto funcionario comunitario, en referencia a la represalia de La Habana por las minisanciones que adopt¨® la UE en respuesta a la detenci¨®n de 75 disidentes en 2003.
Las sanciones fueron levantadas ahora va a hacer un a?o, porque "nos parec¨ªan in¨²tiles, al no contribuir a la puesta en libertad de los detenidos, y contraproducentes, al impedir el di¨¢logo entre embajadas y Gobierno cubano", se?ala Javier Sandomingo, director general de Pol¨ªtica Exterior para Iberoam¨¦rica del ministerio espa?ol de Exteriores. La flexibilizaci¨®n de los Veinticinco fue adoptada pese a las resistencia de algunos pa¨ªses, en especial la Rep¨²blica Checa, que siente en carne viva los efectos de las dictaduras y se alinea sin rebozo con Washington, y del Parlamento Europeo. "No hemos dado legitimidad ni ox¨ªgeno al tirano", responde Sandomingo a las cr¨ªticas. Otra fuente del ministerio, que prefiere guardar el anonimato, reconoce que el gesto no ha dado frutos: "No ha habido mejoras en los ¨²ltimos meses. Hay que mantener el di¨¢logo, pero las expectativas deben ser bajas, porque el r¨¦gimen es el que es".
Lo ha sido durante casi medio siglo y no va a cambiar. Si Europa ofrece zanahorias que Castro desprecia, tampoco el palo de Estados Unidos le amedrenta. "Las diferentes estrategias elegidas por Estados Unidos y la UE hacia Cuba no han hecho m¨¢s que contribuir a consolidar el sistema cubano", subraya Gratius. "Las inversiones europeas han servido a Castro para estabilizar su r¨¦gimen y la pol¨ªtica de sanciones de Estados Unidos le ha servido para justificarlo pol¨ªticamente con la existencia de un enemigo externo".
Coordinador de la Transici¨®n
La encarnaci¨®n del enemigo externo es ahora mismo Caleb McCarry, con el insolente cargo en Washington de Coordinador de la Transici¨®n de Cuba, el mismo que para el Irak invadido tuvo Paul Bremmer. "Mi misi¨®n es levantarme cada ma?ana y pensar en c¨®mo ayudar al pueblo cubano a liberarse de la dictadura", dice el portador de un t¨ªtulo con estruendosos ecos imperiales. No revela sus planes inmediatos, pero ahora vela por los recortes impuestos por George Bush en junio 2004 a los contactos e intercambios econ¨®micos personales de los cubanos de Estados Unidos y sus familias en la isla.
En Bruselas, los europeos de las distintas mesas redondas reconocen que tanto la estrategia comunitaria y como la de Washington frente al castrismo han sido un fracaso. Gratius atribuye en fracaso europeo a la falta de una pol¨ªtica com¨²n de la UE que Sandomingo explica porque "de los Veinticinco, no m¨¢s de cinco tienen una pol¨ªtica espec¨ªfica para Cuba; ?c¨®mo vamos a tener una pol¨ªtica com¨²n si hay algunos que no saben ni donde est¨¢ Cuba en el mapa?". P¨¦rez-Stable considera que "no ha habido ¨¦xito porque el Gobierno cubano no ha suscitado el consenso de repudio que el r¨¦gimen del apartheid". Nadie discute los logros de castrismo en educaci¨®n o sanidad y se reconoce que incluso en derechos humanos, no en libertades pol¨ªticas, Cuba provoca menos cr¨ªticas que pa¨ªses de la regi¨®n abrazados por todos como Brasil, Colombia o M¨¦xico.
McCarry no habla de fiasco, por m¨¢s que en la mesa se califique de "hist¨®rico fracaso" el de Estados Unidos ante Cuba, dada la magnitud del empe?o. El potencial virrey americano, optimista, asegura que "la hora del cambio ha llegado". De lo que discrepa Lawrence Whitehead, polit¨®logo de Oxford. "No sabemos cu¨¢ndo ni c¨®mo va a comenzar la transici¨®n. Podr¨ªa ser una ruptura con dram¨¢ticas consecuencias", advierte. Whitehead cree que Europa est¨¢ "demasiado centrada en el presente, mientras que Washington est¨¢ demasiado fijado en c¨®mo debe ser el futuro" de la isla.
"La dictadura de Castro busca por todos los medios sobrevivir y perpetuarse mediante una estrategia de sucesi¨®n de Fidel Castro a Ra¨²l Castro", se lee en un informe oficial del Departamento de Estado de 2004. "Estados Unidos no acepta la continuidad de la dictadura comunista en Cuba". El endurecimiento ordenado por Bush hace a?o y medio fue recomendado en el informe. Para McCarry el futuro de la isla es el modelo americano: "Los que tienen menos de 46 a?os en Cuba deben saber que se puede construir una sociedad como la que van a buscar en Estados Unidos".
"Los cubanos que quieren el cambio no quieren que nadie les diga c¨®mo debe ser, lo que nos obliga a ser cuidadosos en la oferta de modelos. Quieren el cambio, pero no cualquier cambio", matiza Christian Freres, del Instituto Complutense de Estudios Internacionales. Los distintos testimonios expresados en Bruselas dan cuenta de la existencia de miedo en Cuba al cambio violento. "Hay que reducir el temor popular a un cambio no pac¨ªfico y que produzca un mayor empobrecimiento", dice Margaret Crahan, de la City University de Nueva York.
Venganza sangrienta
La preocupaci¨®n que suscita el fantasma de la venganza sangrienta hace m¨¢s inquietante la tranquilidad con la que Dennis Hays evoca la posibilidad. El que fuera coordinador para Asuntos Cubanos en el Departamento de Estado es un halc¨®n. "Ya hay violencia del r¨¦gimen contra su gente. Slobodan Milosevic cay¨® gracias a la violencia. ?Ser¨ªa mejor el mundo si no hubiese violencia?", se pregunta Hays, antes de citar a John F. Kennedy: "Los que hacen imposible la evoluci¨®n pac¨ªfica hacen inevitable la revoluci¨®n violenta".
Hays est¨¢ en minor¨ªa de uno en su aceptaci¨®n de la violencia, aunque no se encuentra aislado cuando dice que "a Fidel no le importa el futuro y no hay que hablar con ¨¦l". Hay consenso en que hay que contar con los cubanos para hacer la transici¨®n, pero nada m¨¢s. No hay estrategia conjunta ni identidad de criterios sobre el camino a seguir. "Nuestros respectivos enfoques, el europeo y el de Estados Unidos, no han dado resultado", apunta Tom¨¢s Dupl¨¢ del Moral, director general para Am¨¦rica Latina de la Comisi¨®n Europea. La soluci¨®n para Cuba corresponde encontrarla a los cubanos y nosotros apoyaremos lo que ellos quieran". Le da la raz¨®n McCarry. "Estamos de acuerdo en que la transici¨®n deber ser hecha por los cubanos. Lo m¨¢s importantes es encontrar el modo de ayudarles, la UE por su lado y nosotros por el nuestro".
Europeos y americanos hablan de la necesidad de potenciar los contactos con la sociedad civil en sentido amplio, pese a su fragmentaci¨®n, y se recuerda a Washington que tampoco hay que desde?ar a los escalones inferiores del aparato del Estado porque "todav¨ªa hay que ver qui¨¦n es qui¨¦n en el r¨¦gimen cubano", seg¨²n Dan Erikson, de Di¨¢logo Inter-Americano, un foro para la formulaci¨®n de pol¨ªticas para el continente radicado en Washington.
Oswaldo Pay¨¢, destacado disidente que tambi¨¦n fuera galardonado con el premio Sajarov por la Euroc¨¢mara, envi¨® un texto al congreso. "Cuba somos todos los cubanos, incluyendo el Gobierno, y hay que dialogar con Cuba", escrib¨ªa Pay¨¢ a falta de no poder decirlo de viva voz por no haber sido autorizado a viajar. Otra carta publicada en el peri¨®dico digital Encuentro, realizado en Espa?a por exiliados, y le¨ªda en Bruselas daba cuenta de qu¨¦ se piensa en el interior. La firmante hablaba de la vivienda como primera preocupaci¨®n de los cubanos y con respecto a una Cuba sin Castro ped¨ªa "reconciliaci¨®n y no venganza".
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