"Un chico normal que amaba el f¨²tbol"

"Le gustaba jugar al f¨²tbol y tocar la trompeta cuando era peque?o, trabajaba en unos grandes almacenes y siempre se dorm¨ªa en los trenes". En definitiva, "era un chico normal, del mont¨®n". Al menos hasta que se cambi¨® el nombre, empez¨® a vestir al estilo musulm¨¢n y se dej¨® crecer la barba. As¨ª definen sus vecinos y amigos a Ibrahim Savant, uno de los detenidos ayer por la polic¨ªa brit¨¢nica como integrantes de una red terrorista que pretend¨ªa montar un 11-S a la inglesa haciendo explotar varios aviones en pleno vuelo entre Reino Unido y EE UU.

Ibrahim Savant es uno de los 19 identificados por el Banco de Inglaterra, que adem¨¢s ha ordenado el bloqueo de sus cuentas. Tiene 25 a?os, es joven y musulm¨¢n, como todos los arrestados ayer por Scotland Yard -todos tienen entre 17 y 35 a?os, con una media de 24- y hab¨ªa pasado su infancia con sus padres y su hermano Adam en una casa unifamiliar en Walthamstow, un barrio del este de Londres con una fuerte presencia de inmigrantes de origen asi¨¢tico.

En el barrio nadie esperaba que Ibrahim, un chico que hab¨ªa crecido sin problemas pudiera integrar una trama que pretend¨ªa asesinar a cientos, quiz¨¢ miles de personas. "Crecimos juntos, era un chico normal, del mont¨®n", dice de ¨¦l Assad, un amigo que prefiere no decir su apellido. A?ade que trabajaba para unos grandes almacenes londinenses y que "siempre se dorm¨ªa en los trenes". Paul Kleinman, un bombero de 66 a?os que vive junto a la casa de sus padres, recuerda que "le encantaba el f¨²tbol y sol¨ªa tocar la trompeta cuando era peque?o".

Pero todo cambi¨® alrededor de 1998 ¨® 99, cuando se convirti¨® al Islam, como declara Assad. "Le llam¨¢bamos Oliver cuando era ni?o, pero se cambi¨® el nombre", recuerda Kleinman. "De repente", como dice su vecino, "comenz¨® a ponerse esas ropas blancas", una vestimenta habitual entre los musulmanes, y se dej¨® crecer la barba. Probablemente comenz¨® a frecuentar la mezquita que hab¨ªa justo frente a su casa.

Pero, hasta entonces, y despu¨¦s, nadie pod¨ªa sospechar que pudiera convertirse en un fan¨¢tico capaz de inmolarse en nombre de una concepci¨®n torticera de una religi¨®n. Ese es precisamente el elemento que causa mayor desasosiego a la polic¨ªa brit¨¢nica: el hecho de que ciudadanos nacidos y criados en Reino Unido, con estudios, con aficiones comunes con los chicos de su edad en todo el mundo, con recursos econ¨®micos y trabajos y que han tenido en general una vida c¨®moda se conviertan en terroristas capaces de las mayores atrocidades. A eso se a?ade la dificultad de localizar y seguir los movimientos de estos aspirantes a m¨¢rtir, ya que son y act¨²an como la mayor¨ªa de sus conciudadanos. De ah¨ª la sorpresa de los vecinos.