El partido dem¨®crata
Un partido de la gente, the people, los ciudadanos, no del pueblo, la naci¨®n, das Volk. Que sirva para organizar las elecciones desde los niveles m¨¢s elementales hasta los m¨¢s altos. Que lo haga directamente, a trav¨¦s de peque?as asambleas y elecciones locales, como en Estados Unidos: las primarias, vaya. Que no permita a ninguna oligarqu¨ªa hacerse con la organizaci¨®n, con los votos y con todos los poderes sin necesidad pr¨¢cticamente de hacer nada m¨¢s que obtener y mantener las riendas del partido. Eso es, ya ha salido la palabra, un partido muy americano, que depender¨¢ tambi¨¦n de quienes lo financien, de las aportaciones de unos y otros, de los lobbys profesionales, industriales, sindicales, locales, etc.
Un partido muy europe¨ªsta, nada local, nada nacional, ni los dos istas correspondientes. Muy federal y federalista, por tanto. Pensado y dirigido a mandar y a orientar la marcha de Europa, en todos sus escalones. Dispuesto a construir Europa, a unir Europa.
Un partido que recoja la tradici¨®n pol¨ªtica m¨¢s genuinamente europea. La socialdem¨®crata de un lado, y la dem¨®crata cristiana de otro, dos variantes del socialismo cristiano, uno de tradici¨®n laica y otro de tradici¨®n religiosa, pero cristianos y socialistas ambos. Los dos partidos que han hecho Europa. Los partidos del Tratado de Roma. Los dos partidos que han formado ahora la gran coalici¨®n en Alemania. Los partidos del modelo social europeo, justo en el momento en que se halla en crisis.
Un partido que rompa la polarizaci¨®n. Que combata y venza al populismo rampante en toda Europa. El que est¨¢ ahora instalado en Polonia, el que monopoliza la derecha italiana, el que se asocia con Sarkozy, el que tienta a las oposiciones en muchos pa¨ªses. En Espa?a, sin ir m¨¢s lejos.
Es el partido que quiere hacer Prodi, con los restos del naufragio: con un socialismo de tradici¨®n comunista pero fuertemente liberal, el de La Quercia, el Partido de la Democracia de Izquierda, y con La Margarita, donde se han refugiado los dem¨®crata cristianos, liberales y progresistas frente al asalto berlusconiano a la regi¨®n pol¨ªtica de la democracia cristiana.
Este es tambi¨¦n el partido que quiere hacer Bayrou, aunque en su caso a partir de las debilidades de la izquierda. Es la apertura al centro que quiso hacer Michel Rocard cuando fue primer ministro en 1988 y que se sald¨® en muy poco. Es el que lleva en el coraz¨®n el ¨²ltimo padre de Europa que ha sido Jacques Delors. Y es el que ahora le gustar¨ªa hacer a Pasqual Maragall. ?Una nueva maragallada? Algo hab¨ªa ya de todo eso en Ciutadans pel Canvi, la formaci¨®n con la que se present¨® a las elecciones auton¨®micas catalanas en 1999. Veremos.
De momento, la idea tiene visos de da?ar m¨¢s a la izquierda que a la derecha, sobre todo con las elecciones locales como tel¨®n de fondo. Pero tambi¨¦n puede actuar como revulsivo. ?Qu¨¦ espabilen! La ventaja de los ex es que adquieren una gran libertad de pensamiento y todav¨ªa m¨¢s de palabra. Y a la izquierda parece a veces que le convenga m¨¢s la libertad de palabra de Aznar que la del prudente y sabio Felipe Gonz¨¢lez o la del err¨¢tico y atolondrado Maragall. Lo dicho: ?Que espabilen!.
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