El poder verde

Lo verde se va a llevar en los pr¨®ximos meses en todas partes, en la reuni¨®n del G 8, integrada por los dirigentes de los ocho pa¨ªses m¨¢s industrializados, en la Casa Blanca, en las campa?as electorales, y sobre todo en las presidenciales americanas del a?o pr¨®ximo, con todos sus proleg¨®menos de primarias y congresos de los dos grandes partidos. Este es el tema de ¡®Verde Bush¡¯, el art¨ªculo que publico en el diario de hoy junto a la informaci¨®n sobre los preparativos de la reuni¨®n de Heiligendamm, en la que el presidente norteamericano se enfrentar¨¢ a sus socios europeos y a Jap¨®n precisamente a la hora de abordar lo verde. En s¨ªntesis, la fosa transatl¨¢ntica tiene una modalidad verde todav¨ªa m¨¢s profunda. Mientras en nuestra orilla los grandes pa¨ªses quieren alcanzar compromisos cuantificados para recortar las emisiones, en Estados Unidos, los republicanos sobre todo, quieren confiarlo todo a la todopoderosa tecnolog¨ªa.

El periodista Thomas Friedman, columnista de The New York Times, con varios Pulitzer a la espalda, cont¨® el pasado mes de abril c¨®mo deb¨ªan ser esos Estados Unidos verdes. Friedman estuvo a favor de la invasi¨®n de Irak, aunque luego se ech¨® para atr¨¢s, y ahora quiere buscar una s¨ªntesis que le permita ofrecer una salida a la desastrosa presidencia de Bush. Lo desarrolla en ¡®El poder de lo verde¡¯, donde aparece una idea que Bush est¨¢ ya utilizando como fundamento de su neoecologismo conservador: ¡°En alg¨²n momento tras el 11-S (¡­) lo verde se convirti¨® en geoestrat¨¦gico, cuando los americanos se dieron cuenta que est¨¢bamos financiando los dos lados de la guerra contra el terrorismo. Est¨¢bamos financiando a los militares americanos con nuestros d¨®lares; y est¨¢bamos financiando la transformaci¨®n del Islam a favor de su franja m¨¢s intolerante con nuestras compras de petr¨®leo¡±. Friedman pide un New Deal verde que sit¨²e a Estados Unidos en la vanguardia de la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Aunque como periodista-fil¨®sofo se dedique a proporcionar un arsenal de ideas a Bush, ser¨ªa muy bueno que sus propuestas se abrieran paso en Estados Unidos y condujeran a la firma de algo similar a lo que propone la canciller Angela Merkel para la cumbre del G8.