La recuperaci¨®n del gobernador m¨¢s odiado
La pol¨¦mica celebraci¨®n del festival ind¨ªgena de la Guelaguetza pone de relieve la fragilidad de la situaci¨®n en Oaxaca
Un aparatoso contingente policial con apoyo militar ha sido movilizado en la ciudad mexicana de Oaxaca, por orden del cuestionado gobernador Ulises Ruiz Ortiz, a fin de garantizar los actos de la tradicional fiesta de la Guelaguetza que se celebran estos d¨ªas.
El despliegue pone de relieve la fragilidad de la situaci¨®n en este Estado, que el a?o pasado vivi¨® un conflicto interminable, marcado por la violencia y el desgobierno. Ulises Ruiz pretende demostrar que Oaxaca ha recuperado la normalidad, mientras sus detractores no escatiman esfuerzos para desmentirle.
Hace un a?o, el gobernador parec¨ªa abocado a la dimisi¨®n. Era un pol¨ªtico d¨¦bil, que no pod¨ªa salir a la calle. Su Gabinete se reun¨ªa a escondidas, las dependencias del Gobierno estaban cerradas al p¨²blico, Oaxaca era una ciudad intransitable, repleta de barricadas, y la polic¨ªa estaba acuartelada. La autodenominada Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y los maestros en huelga hab¨ªan tomado la capital del Estado ante el vac¨ªo de poder. Su lema de presentaci¨®n era "Va a caer". La APPO radicaliz¨® el movimiento de protesta, que ya no se limita a reivindicaciones laborales.
Hoy el escenario es bien distinto. Ulises Ruiz ha logrado desbaratar todos los intentos para apartarle del poder, y ha fortalecido su posici¨®n, al tiempo que la divisi¨®n ha hecho mella en las filas de sus adversarios. El gobernador saca pecho y se mueve envuelto en la arrogancia. Necesitaba transmitir al mundo la imagen de que las aguas han vuelto a su cauce en Oaxaca, y para ello se emple¨® a fondo en los preparativos de la fiesta m¨¢s importante, la Guelaguetza, palabra ind¨ªgena que significa ofrenda. Varios miles de oaxaque?os abarrotaban el lunes el auditorio del Cerro del Fort¨ªn, en la capital del Estado, para presenciar las danzas y tradiciones festivas de las distintas comunidades. Era un espect¨¢culo lleno de color, en el que los indios bailaban y dejaban ofrendas a los pies del gobernador o las lanzaban al p¨²blico.
Pero no todo era tan normal como pretend¨ªan las autoridades. La APPO hab¨ªa llamado a boicotear "la Guelaguetza comercial" y reclamaba la fiesta para el pueblo. La semana anterior, una manifestaci¨®n degener¨® en violentos enfrentamientos con la polic¨ªa, con decenas de heridos y detenidos. El lunes, los accesos del Cerro del Fort¨ªn estaban tomados por unidades antidisturbios y entre los asistentes abundaban los funcionarios del Gobierno y los acarreados.
"Esto no tiene nada que ver con la Guelaguetza del pueblo", dec¨ªa C¨¢stulo L¨®pez Pacheco, portavoz de la APPO, que a la misma hora convoc¨® una marcha hasta el Z¨®calo. "Ulises utiliza a los ind¨ªgenas para sus fines. Aqu¨ª est¨¢ el verdadero pueblo de Oaxaca", proclamaba uno de los oradores. Pero los concentrados en la plaza no superaban los 5.000. El hartazgo de un conflicto tan largo ha hecho mella no s¨®lo en el ciudadano com¨²n, sino tambi¨¦n en los protagonistas principales, es decir, los maestros y los militantes de la APPO.
La salida de Ulises Ruiz del Gobierno de Oaxaca sigue siendo la demanda n¨²mero uno de un movimiento de protesta maltrecho. La libertad de los l¨ªderes y militantes de la APPO encarcelados, el castigo a los responsables de las 25 muertes violentas del a?o pasado y la indemnizaci¨®n a los familiares de las v¨ªctimas, son otros puntos prioritarios en la lista de reivindicaciones. Aqu¨ª termina el consenso.
M¨¢s all¨¢ de las cuestiones puntuales, las organizaciones que integran la APPO discrepan sobre los objetivos de largo plazo. L¨®pez Pacheco pone el ¨¦nfasis en una pol¨ªtica de desarrollo que permita resolver las demandas de las comunidades y construir una l¨ªnea democr¨¢tica de autogobierno. Desde una perspectiva m¨¢s radical, un l¨ªder estudiantil de la Facultad de Derecho urg¨ªa el lunes a los concentrados en el Z¨®calo a "construir los soviets en las regiones".
En un mes, los oaxaque?os tienen una cita importante en las urnas para renovar el Congreso estatal, actualmente en manos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del gobernador Ruiz, y en octubre habr¨¢ elecciones en los 570 municipios del Estado. La APPO s¨®lo ha sido capaz de ponerse de acuerdo en un punto: "Ning¨²n voto al PRI y al PAN [Partido de Acci¨®n Nacional]". Antes, la Corte Suprema se pronunciar¨¢ a finales de mes sobre las denuncias contra Ulises Ruiz por graves violaciones de derechos humanos.
Hace unos meses, nadie hubiera dudado que el Partido de la Revoluci¨®n Democr¨¢tica (PRD), de izquierda, fuera el gran beneficiado del conflicto de Oaxaca. De hecho, en las elecciones presidenciales del 2 de julio el Estado dej¨® de ser un basti¨®n tradicional del PRI. Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador gan¨® ampliamente la elecci¨®n, y el PRD obtuvo nueve de los 11 diputados federales y los dos senadores en disputa. Hoy, las encuestas auguran una recuperaci¨®n del PRI y del PAN y un descalabro perredista, a pesar de que las razones de fondo que propiciaron la revuelta, el enorme atraso de gran parte de los oaxaque?os, permanecen inmutables.
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