M¨¢s de 10.000 desaparecidos en las favelas de R¨ªo de Janeiro en 14 a?os
Torturados, descuartizados, quemados: los cuerpos de miles de personas, la mayor¨ªa j¨®venes, siguen siendo reclamados por sus familias
En los ¨²ltimos 14 a?os desaparecieron en las favelas de Rio, 10.464 personas sin dejar rastro, v¨ªctimas en un 70% de los traficantes de drogas, de la policia y de las milicias paramilitares, un n¨²mero 54 veces mayor que el de los desaparecidos durante la dictadura militar que fueron 136.
Los datos son del servicio de Descubrimiento de Paraderos del departamento de Homicidios, revelados ayer por el diario O Globo en el primero de una serie de grandes reportajes titulado La democracia no sube a las favelas, para los que ha movilizado a buena parte de su redacci¨®n. El diario intenta probar que el tr¨¢fico de drogas lleva a?os imponiendo al mill¨®n y medio de habitantes de las 630 favelas de la ciudad, leyes de excepci¨®n "que viven en el terror como bajo una dictadura".
Miles de familias de las comunidades de las favelas llevan a?os clamando para tener alguna noticia sobre el paradero de sus familiares desaparecidos, generalmente j¨®venes, los cuales no s¨®lo fueron sacrificados y enterrados en paraderos desconocidos para evitar posibles problemas con la justicia, como se usaba durante los tiempos de la dictadura militar, sino que antes de matarles y esconder sus cuerpos, suelen ser b¨¢rbaramente torturados, seg¨²n confesiones de algunos de los narcotraficantes detenidos por la polic¨ªa.
Mutilaciones con tijeras
Uno de esos traficantes, durante una audiencia en el proceso, cont¨® ante la madre de uno de los j¨®venes desparecidos (que se desmay¨® al o¨ªr el testimonio) que al muchacho, antes de sacrificarlo, le hab¨ªa cortado la nariz con una tijeras. Durante el camino hacia el lugar donde acabar¨ªa muerto y sepultado, o quemado, los traficantes de drogas que lo hab¨ªan secuestrado, le iban cortando uno a uno los dedos, las orejas y la lengua.
En otros casos descuartizan literalmente a la v¨ªctima a¨²n en vida y desparraman los trozos de su cuerpo. Uno de estos b¨¢rbaramente torturados antes de matarlo a golpes, fue Tim Lopes, reportero del diario O Globo, cuyos restos fueron hallados carbonizados. Las horribles torturas infligidas al periodista fueron contadas de manera pormenorizada por uno de los participantes en el horror, detenido por la polic¨ªa.
Jos¨¦ Gregori, ex ministro de Justicia y actual presidente de la Comisi¨®n de Derechos Humanos del estado de S?o Paulo, afirma que la desaparaci¨®n de los cuerpos de las v¨ªctimas del tr¨¢fico de drogas es una consecuencia de la violencia vigente en las favelas, donde los ciudadanos que all¨ª moran no gozan de los derechos fundamentales de los otros ciudadanos de la ciudad, donde, al rev¨¦s, el narcotr¨¢fico "impone su c¨®digo de leyes marciales". En las favelas, afirma Claudio Pereira, especialista en derecho constitucional, "los derechos que forman parte de la tradici¨®n democr¨¢tica occidental no son observados".

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.