Los jesuitas de la UCA salvadore?a denuncian que la masacre de 1989 contin¨²a impune
El jesuita espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Tojeira, rector de la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador, denunci¨® ayer en conferencia que el Estado salvadore?o es responsable de que la masacre de seis de sus sacerdotes (rectores y profesores universitarios), tambi¨¦n miembros de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, perpetrada en 1989 por una unidad especial del Ej¨¦rcito, a¨²n permanezca impune.
Tojeira asegur¨® que el pasado 11 de marzo hubo en Washington una "reuni¨®n de trabajo" en la sede de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), "en la que el Estado salvadore?o evidenci¨® que no ha cumplido en nada las recomendaciones que [la CIDH] emiti¨® en 1999 y que consist¨ªan en investigar, identificar, juzgar y sancionar a todos los autores materiales e intelectuales del asesinato de los jesuitas Ignacio Ellacur¨ªa [rector de la UCA], Ignacio Mart¨ªn Bar¨®, Segundo Montes, Amando L¨®pez, Joaqu¨ªn L¨®pez y L¨®pez y Juan Ram¨®n Moreno, as¨ª como de sus empleadas Julia Elba Ramos y Celina Ramos". Tojeira asever¨® que han pasado nueve a?os desde que se dictaron aquellas recomendaciones, pero el Estado no ha realizado avance alguno. "Creo que los familiares de los sacerdotes que eran espa?oles —Ellacur¨ªa, Montes, Bar¨®, Amando L¨®pez y Juan Ram¨®n Moreno— est¨¢n perdiendo la paciencia por la impunidad local y podr¨ªan llevar el juicio a tribunales espa?oles", advirti¨® Tojeira.
Por su parte, el abogado Benjam¨ªn Cu¨¦llar, representante de las v¨ªctimas ante la CIDH, cuestion¨® la moral y la ¨¦tica del Estado salvadore?o por haber nombrado como su representante o "agente estatal" al abogado Carlos M¨¦ndez Flores, que defendi¨® a los acusados materiales e intelectuales del asesinato de los jesuitas.
La UCA achaca la responsabilidad de la masacre al entonces presidente, Alfredo Cristiani, y a su ministro de Defensa Humberto Larios, por omisi¨®n y encubrimiento, mientras que acusa a altos oficiales del Ej¨¦rcito como los autores intelectuales de la ejecuci¨®n de los jesuitas, a quienes consideraban colaboradores de la guerrilla.
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