Cuba y una esperanza llamada Obama
Fidel Castro arremete contra McCain y guarda silencio sobre el aspirante dem¨®crata
"No hay nada m¨¢s parecido a un republicano que un dem¨®crata". Cada cuatro a?os, la diplomacia cubana sol¨ªa emplear esta socorrida broma pol¨ªtica en v¨ªsperas de las elecciones norteamericanas. Esta vez, no. Y la explicaci¨®n es sencilla: las diferencias entre Barack Obama, en caso de que finalmente sea confirmado como aspirante dem¨®crata a la presidencia, y el candidato republicano John McCain, son notables en lo relativo a Cuba.
Tambi¨¦n es notable la cautela con que est¨¢ manejando el asunto La Habana. Ayer mismo, Fidel Castro arremeti¨® contra McCain y el presidente George W. Bush en una de sus 'reflexiones' en el diario Granma: calific¨® el contenido de sus recientes discursos sobre Cuba de "groseras mentiras"; de Obama ni una palabra.
El silencio de Castro sobre el senador de Illinois, igual que el final de su art¨ªculo, es revelador: las posiciones de McCain y de Bush, dijo el convaleciente l¨ªder comunista, "constituyen el ¨²nico camino para no obtener nada absolutamente" de Cuba.
El 26 de julio de 2007, el entonces presidente en funciones de Cuba, Ra¨²l Castro, fue todav¨ªa m¨¢s expl¨ªcito: "la nueva administraci¨®n que surja [de las elecciones de noviembre] tendr¨¢ que decidir si mantiene la absurda, ilegal y fracasada pol¨ªtica contra Cuba, o acepta el ramo de olivo que extendimos". El ramo de olivo al que se refer¨ªa era una oferta anterior, hecha por ¨¦l mismo, para sentarse a la "mesa de negociaciones" con EE UU sin condiciones previas; el objetivo: poner fin al "diferendo bilateral" que durante medi o siglo ha enfrentado a ambos pa¨ªses.
La visita que realiz¨® ayer Obama a Miami fue seguida en Cuba con especial inter¨¦s. Desde hace meses, La Habana observa con cautela y casi como un asunto de pol¨ªtica interna el proceso electoral en EE UU, pues por primera vez puede llegar a la Casa Blanca alguien que ha manifestado durante la campa?a su disposici¨®n a dialogar con el actual gobierno cubano. Y eso podr¨ªa cambiar muchas cosas.
"Si Obama ganara las elecciones y mantuviera su promesa, significar¨ªa el comienzo de la normalizaci¨®n de las relaciones entre ambos pa¨ªses, y eso incidir¨ªa directamente en el proceso de reformas que tiene lugar en Cuba", cree el disidente socialdem¨®crata Manuel Cuesta Mor¨²a. A su juicio, y "por desgracia, EE UU es un 'factor' determinante en la evoluci¨®n de los acontecimientos en Cuba", por ello un triunfo de Obama y un deshielo bilateral podr¨ªa acelerar los cambios en la isla e influir en que las autoridades tambi¨¦n "aflojen su guerra fr¨ªa local".
Un acad¨¦mico cubano asegura que a diferencia de otras ocasiones, el proceso electoral norteamericano esta vez es tomado muy en serio en los despachos oficiales. "En anteriores comicios casi daba igual quien ganara. Ahora no. McCain representa el inmovilismo. Ser¨ªa la misma pol¨ªtica de siempre all¨¢, y la misma respuesta de siempre ac¨¢. Pero un triunfo de Obama mover¨ªa todo el escenario pol¨ªtico y nos pondr¨ªa a correr", afirma este analista, miembro del Partido Comunista.
Estos d¨ªas, ante la eventualidad de un triunfo de Obama, algunos veteranos observadores de la realidad cubana han recordado que las grandes crisis bilaterales, y los mayores aprietos para La Habana, han sido con administraciones dem¨®cratas, no republicanas. "Cuando el gobierno de Jimmy Carter propuso un acercamiento y empezaron a viajar masivamente a la isla los emigrados, fue un terremoto para la revoluci¨®n. El gobierno no estaba preparado para aquel impacto, y lo mismo podr¨ªa ocurrir hoy si, por ejemplo, de pronto cae el embargo", afirma un diplom¨¢tico.
La historia demuestra tambi¨¦n que cada vez que ambos pa¨ªses han estado cerca - siempre con administraciones dem¨®cratas -, algo ha pasado que ha impedido la normalizaci¨®n. Con Carter, el ¨¦xodo del Mariel (1980); con Bill Clinton, la crisis de los balseros (1994), y el derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate (1996). Cuesta Mor¨²a no ve esta vez un riesgo similar: "los dos pa¨ªses est¨¢n ante un cambio hist¨®rico, y veo dif¨ªcil , si gana Obama, que se vaya a impedir una normalizaci¨®n que es inevitable. El propio Ra¨²l Castro ha ofrecido en tres ocasiones sentarse a negociar".
Obama ha dicho que si es elegido presidente quitar¨ªa las restricciones impuestas por Bush a los viajes de los exiliados y el env¨ªo de remesas. La medida, seg¨²n un economista cubano, tendr¨ªa "un impacto positivo". En la calle se ve de otra forma, todo m¨¢s pegado a la tierra. "A mi me da igual Obama, que Hillary, que el primo de su hermana. Lo que hace falta son salarios dignos y si puede ser en d¨®lares, mejor", aseguraba ayer un joven que se hac¨ªa llamar Willy a la puerta de un mercado de La Habana.
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