Los habitantes de Nueva Orleans empiezan a volver a casa
Dos millones de evacuados emprenden el regreso tras el paso del Gustav
Ante la presi¨®n de los ciudadanos evacuados que querian volver a sus casas tras el paso de Gustav y que colpasaban las autopistas, las autoridades han abierto las puertas de Nueva Orleans (Luisiana) a los residentes. El alcalde, Ray Nagin, ha dicho que no se les impedir¨¢ la entrada pero que pasan "bajo su responsabilidad", porque la ciudad est¨¢ todav¨ªa "muy vulnerable" por la falta de servicios m¨¦dicos y de luz. Casi 80.000 hogares quedaron sin electricidad en la ciudad. Despu¨¦s de que el lunes se viera que el hurac¨¢n no tuvo el efecto devastador que se tem¨ªa, muchos estaban ya en sus moteles y refugios nerviosos y cansados de malvivir e intentaban pasar de cualquier forma a la ciudad, pero se encontraban con controles policiales que se lo imped¨ªan. Tienen que regresar a Nueva Orleans unas 240.000 personas, pr¨¢cticamente toda la poblaci¨®n. El alcalde hab¨ªa dicho a primera hora de la ma?ana que no se permitir¨ªa la vuelta a la ciudad hasta el jueves. Horas m¨¢s tarde cambi¨® su decisi¨®n. Los que quieran entrar hoy, eso s¨ª, tendr¨¢n que demostrar con una identificaci¨®n que residen en la ciudad
A lo largo de estos d¨ªas se han utilizado como refugios las escuelas e iglesias. Los moteles, pensiones y hoteles de la zona est¨¢n repletos. De personas y, algunos, de animales porque los evacuados no quisieron marcharse sin sus mascotas. En el Quality Inn de Hammond, a unos 100 kil¨®metros al norte de Nueva Orleans, durante el fin de semana hab¨ªa alojados 278 personas, 34 perros, 5 gatos y dos papagayos, seg¨²n relata un hu¨¦sped. Otras personas durmieron directamente en sus coches, en aparcamientos y lugares que consideraron seguros.
Los refugios han estado repletos desde el fin de semana. El martes, en una sala del instituto William Pitcher, en Covington (Luisiana), al norte de Nueva Orleans, dorm¨ªan m¨¢s de 100 personas en diminutas camas alineadas. Parec¨ªan catres militares. Estaban juntos hombres, mujeres, ni?os y ancianos. Durante la tarde y noche del martes los cortes de luz eran constantes. Pasaban la mitad del tiempo sumidos en la oscuridad e ilumin¨¢ndose con linternas. Llevaban varios d¨ªas viviendo all¨ª. Era uno de los lugares en los que aterrizaron los casi dos millones de evacuados de varias ciudades de Luisiana por la llegada del hurac¨¢n Gustav, que finalmente no fue tan fiero como se tem¨ªa.
Desde el anochecer hab¨ªa toque de queda en Covington y no se permit¨ªa a nadie caminar por las calles. "Por seguridad", dec¨ªan. En el William Pitcher la presencia policial era constante. Los supuestos peligros consist¨ªan tanto en la climatolog¨ªa -durante el martes y el mi¨¦rcoles todav¨ªa ca¨ªan fort¨ªsimas tormentas sobre la zona- como en los posibles saqueos de casas vac¨ªas. Pasaban los d¨ªas jugando a las cartas sobre las mesas escolares o, simplemente, hablando. Una ni?a agarraba con fuerza su oso de peluche mientras miraba una especie de show que han montado los voluntarios. El tiempo pasaba despacio. As¨ª que algunos, desobedeciendo a las autoridades, empezaron a marcharse desde primera hora del martes.
"Hay mucha gente que se fue en cuanto vio que no hab¨ªa pasado nada tras el hurac¨¢n", dec¨ªa Juan Rodr¨ªguez, trabajador mexicano de 30 a?os que vive en Nueva Orleans. Lleg¨® el martes a este refugio desde otro cercano, m¨¢s peque?o, que qued¨® vac¨ªo. "Los de Nueva Orleans sab¨ªan que no podr¨ªan entrar en su ciudad, pero muchos se fueron igualmente. Estaban hartos y prefer¨ªan llegar sus casas aunque no hubiera luz. Yo voy a esperar a que las autoridades digan que todo est¨¢ bien. Adem¨¢s, para que me paren en el control...". Karen Williams, que vive en un piso tutelado para personas con trastornos ps¨ªquicos en un pueblo cercano dice que ella tambi¨¦n va a esperar; que al menos en el refugio est¨¢ atendida.
"Algunos dicen que vaciar Nueva Orleans y otras ciudades fue exagerado, pero el hurac¨¢n era un riesgo grande y pasar tres o cuatro d¨ªas de incomodidades no es tan grave", dice Margaret O'Brien-Molina, una de las portavoces de Cruz Roja. "La evacuaci¨®n ha ido mucho mejor que durante el Katrina. Los ciudadanos salieron antes, de forma ordenada y con su medicaci¨®n". "El problema ahora es el futuro", a?ade un voluntario. "Con Gustav la gente crey¨® al alcalde y sali¨® de la ciudad. Pero la pr¨®xima vez que les digan que deben ser evacuado por riesgo de hurac¨¢n van a decir: 's¨ª, claro, como la otra vez'... y van a quedarse en sus casas".
La regi¨®n vuelve a la vida despacio. El martes empezaron a abrir las primeras gasolineras. El aeropuerto Louis Armstrong de Nueva Orleans tiene previsto reanudar ma?ana su actividad. Los que se quedaron en la ciudad llenan los bares que se van abriendo poco a poco. Los coloridos collares de pl¨¢stico que habitualmente cuelgan de los balcones del Barrio Franc¨¦s y que se lanzan sobre cualquiera que muestre sus encantos desde abajo est¨¢n ahora desperdigados por las aceras y el asfalto. Es obra de Gustav. La ciudad tendr¨¢ hoy que controlar el retorno de m¨¢s de 200.000 personas e ir recuperando la normalidad.
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