Muere Odetta, la voz torrencial de los derechos civiles de EE UU
La cantante, pionera del 'folk' americano que influy¨® a Bob Dylan y Joan Baez, fallece a los 77 a?os en Nueva York
Su m¨²sica ven¨ªa del m¨¢s profundo sur estadounidense, en el que conflu¨ªan las historias y sentimientos de las novelas de Booket T. Washington, Alex Haley, Alice Walker y William Faulkner. Su voz era un torrente de emociones, que alumbr¨® el folk americano con una intensidad escalofriante y marc¨® a varias generaciones de cantautores como Bob Dylan, Joan Baez y Janis Joplin. Odetta, la mujer de pelo corto que cantaba de pie acompa?ada de su guitarra como desafiando al oyente, ha muerto a los 77 a?os de edad a causa de una dolencia cardiaca en el hospital Lenox Hill de Manhattan.
Nacida en Birgmingham, Alabama, Odetta ha sido una de las cantantes m¨¢s importantes de la m¨²sica de ra¨ªces norteamericana. Lleg¨® al mundo en 1930, en plena Gran Depresi¨®n. Su padre muri¨® cuando era una ni?a y desde entonces tuvo como ¨²nico referente a su madre, que siempre hizo lo posible por sacarla adelante y decidi¨® que vivir en Los ?ngeles ser¨ªa mejor que hacerlo en el sur.
All¨ª, Odetta estudi¨® m¨²sica cl¨¢sica y teatro, pero la teor¨ªa no era lo suyo. Quer¨ªa el contacto directo con la vida y encontr¨® su propia voz escuchando las viejas grabaciones de blues, jazz y folk donde desembocaban las tradiciones afroamericana y anglosajona. "El colegio me ense?¨® a contar y a poner palabras juntas para construir una frase. Pero lo que significa el esp¨ªritu humano, me lo ense?¨® la m¨²sica folk", reconoci¨® en una entrevista en la radio nacional en 2005.
Orgullo herido
Y, ciertamente, su m¨²sica desprend¨ªa humanidad por los cuatro costados. Sus composiciones (Jack of Diamonds, Mule Skinner) eran un caudal de tormento y orgullo herido en una ¨¦poca de desesperanza y miseria y en un pa¨ªs marcado por la segregaci¨®n. Eran "canciones de liberaci¨®n", dijo una vez su autora. Eran cantos apasionados, marcados por la furia y la frustraci¨®n, que ped¨ªan libertad y gritaban contra la discriminaci¨®n que planeaba sobre las carreteras y los campos de Alabama, Misisipi y as¨ª hasta cualquier parte donde los negros eran humillados.
Rosa Parks, la costurera que encendi¨® la mecha del movimiento por los derechos civiles de los negros al sentarse en diciembre de 1955 en los asientos de un autob¨²s reservados por ley a los blancos, lleg¨® a decir que lo que representaba su boicot estaba ya en "todas las canciones de Odetta". La cantante estuvo en la famosa marcha a Washington en 1963, acompa?ando a Martin Luther King Jr y pidiendo pac¨ªficamente que no hubiese ciudadanos de segunda.
M¨¢s reconocimiento
Por esos a?os, su reconocimiento era creciente. Las nuevas generaciones de cantautores ten¨ªan en Odetta todo un referente. Su m¨²sica hab¨ªa tenido acogida en los caf¨¦s bohemios de San Francisco pero donde cal¨® m¨¢s hondo fue en Nueva York. Bardos como Dylan o Joan Baez, que rejuvenec¨ªan los sonidos tradicionales americanos, reconoc¨ªan su influencia directa de la cantante de Alabama. En el documental de Martin Scorsese, No Direction Home, sobre los primeros a?os en la carrera de Dylan, el m¨²sico de Minnesota asegura que Odetta le impact¨® de tal manera que se obsesion¨® con su folk rugiente. Un tema como Water Boy sacaba con las dos manos la vitalidad a todos los compositores que estaban por venir y cambiar la historia de la m¨²sica popular norteamericana.
En la ¨²ltima etapa de su carrera art¨ªstica, Odetta disfrut¨® de a¨²n m¨¢s fama. EE UU sab¨ªa que era una de sus grandes artistas por su trascendencia m¨¢s que por sus ¨¦xitos, que nunca llegaron como con casi todos los m¨²sicos de su generaci¨®n. Bill Clinton reconoci¨® a la cantante con la medalla nacional de m¨¦rito a las artes. Y, c¨®mo no pod¨ªa ser de otra forma, el presidente electo de EE UU, Barack Obama, hab¨ªa solicitado su presencia en el d¨ªa de la toma de posesi¨®n. Odetta ten¨ªa previsto cantar para el primer presidente afroamericano en la historia de EE UU.
Ya ser¨¢ imposible. Como parece cada vez m¨¢s inviable encontrar m¨²sicos de esta raza. Con la muerte de Odetta, se pone de manifiesto una triste realidad: cada vez quedan menos m¨²sicos de ra¨ªces, que representan un g¨¦nero en s¨ª mismo. La m¨²sica estadounidense despide a otra de esas figuras en aut¨¦ntico peligro de extinci¨®n, como lo fueron Johnny Cash, John Lee Hooker o Bo Diddley, otros que se fueron no hace muchos a?os. Para hallar el canto roto de Odetta habr¨ªa que retroceder medio siglo en el tiempo, o esperar un milagro.
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