El lastre de las favelas

?Qu¨¦ hacer con las 16.433 favelas desparramadas por todo Brasil? Al presidente, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, le pesan pol¨ªticamente. Sabe que una naci¨®n con vocaci¨®n de potencia mundial y con fuerte liderazgo en Am¨¦rica Latina no se puede permitir ser el tercer pa¨ªs del mundo, tras China e India, con mayor n¨²mero de favelas, en las que se calcula que viven hacinados cerca de diez millones de personas.

Esto, sin contar con los que que, sin vivir en favelas propiamente dichas (consideradas como un conjunto de al menos 50 familias viviendo ilegalmente y sin infraestructuras higi¨¦nicas), se alojan en viviendas improvisadas o en viejos edificios ocupados. Seg¨²n datos oficiales, m¨¢s de 50 millones de brasile?os viven en infraviviendas.

A Brasil le falta desde hace d¨¦cadas una pol¨ªtica de vivienda. Eso ha hecho que el pa¨ªs se est¨¦ favelizando hasta el punto que, seg¨²n un informe del Instituto Brasile?o de Geograf¨ªa y Estad¨ªstica (IBGE), 1.837 de los 5.564 municipios del pa¨ªs admiten tener barrios chabolistas. Cuiab¨¢, capital del Estado de Mato Grosso, es la ¨²nica de las 37 ciudades del pa¨ªs con m¨¢s de 500.000 habitantes que declara que no tiene favelas.

"Son como un c¨¢ncer con met¨¢stasis", ha confesado un alto funcionario del Ministerio de las Ciudades, que no quiso dar su nombre y que afirma que "Brasil se est¨¢ favelizando". Se piensa a veces que las favelas son s¨®lo un triste patrimonio de R¨ªo de Janeiro, donde se api?an en colinas con vistas maravillosas que de lejos parecen peque?as ciudades medievales europeas. Nada m¨¢s errado. Si R¨ªo tiene cerca de 1.000 favelas, S?o Paulo tiene el doble: m¨¢s de 2.000, con la diferencia de que no se ven, porque est¨¢n diseminadas en la periferia, fuera de la ciudad.

M¨¢s a¨²n, mientras uno de cada cuatro habitantes de R¨ªo reside en una favela, el promedio de las favelas en otras ciudades del pa¨ªs es muy superior. En Recife, por ejemplo, el 46% de la poblaci¨®n vive en favelas, mientras que en Fortaleza, el 33% de los habitantes reside en barrios chabolistas. Y el n¨²mero est¨¢ llamado a crecer en todo el pa¨ªs, porque el ¨ªndice de natalidad de las familias de las favelas es elevado.

Las ciudades con mayor n¨²mero de favelas de todo el pa¨ªs son S?o Paulo, R¨ªo de Janeiro, Fortaleza, Recife, Belo Horizonte y Belem, que tambi¨¦n son las que registran un mayor ¨ªndice de violencia y de homicidios.

El Gobierno de Lula tiene prisa en abordar el espinoso tema de la vivienda en todo el pa¨ªs. A ello se debe el lanzamiento del Plan Nacional de Vivienda, que supone la creaci¨®n de 12 millones de casas en los pr¨®ximos 15 a?os, as¨ª como la transformaci¨®n de las grandes favelas actuales en barrios con infraestructuras como los dem¨¢s, en los que entre el Estado. Se pretende evitar as¨ª que los traficantes de drogas se adue?en del territorio, creando un Estado paralelo y una tr¨¢gica situaci¨®n de violencia que afecta a los sufridos moradores, trabajadores que s¨®lo anhelan poder vivir en paz como los dem¨¢s habitantes de la ciudad.

En R¨ªo, la desaparici¨®n de los traficantes de drogas de la favela Morro de Dona Marta, en el barrio c¨¦ntrico de Botafogo, gracias a la presencia permanente de las fuerzas del orden, a la creaci¨®n de "polic¨ªas comunitarias" y a la llegada de infraestructuras y proyectos sociales, ha sido la primera se?al de que lo que parec¨ªa imposible puede llegar a ser una realidad.

De ah¨ª las continuas visitas de Lula a las favelas en los ¨²ltimos meses. "Es importante tener clara la visi¨®n pol¨ªtica" dijo Lula recientemente, durante una visita al Complexo Alem?o, el conjunto de favelas mayor y m¨¢s violento de R¨ªo, "de por qu¨¦ Brasil se empobrece tanto y por qu¨¦ aumenta el n¨²mero de personas que viven en situaciones degradantes, como si diera la impresi¨®n de que a Dios no le gustan los pobres", y a?adi¨® que "eso no es obra de Dios, sino abandono de los que gobernaron este pa¨ªs desde hace 30 a?os".

Conversando amigablemente con los moradores de las favelas de R¨ªo, Lula se desahog¨®: "Ni ustedes tienen por qu¨¦ ver a la polic¨ªa como enemiga, ni la polic¨ªa les debe ver a ustedes como bandidos. Eso tiene que acabar". Preocupado por el n¨²mero cada vez mayor de j¨®venes que entran en las filas del tr¨¢fico de drogas, Lula coment¨®: "Cuando veo a un joven de 20 a?os ser detenido, pienso que es v¨ªctima de las pol¨ªticas sociales, educacionales y econ¨®micas que nunca existieron en este pa¨ªs. Por ello, la culpa de que ese joven se haya convertido en un traficante de drogas es del Estado".

A pesar de que en los seis a?os de Gobierno de Lula la pobreza ha disminuido en Brasil, con el aumento de la clase media baja, la desigualdad entre pobres y ricos sigue siendo sangrante.

Seg¨²n el ¨²ltimo estudio realizado por el IBGE y publicado la semana pasada, el 32,6% de los municipios del pa¨ªs ten¨ªa en 2003 m¨¢s del 50% de su poblaci¨®n viviendo en la pobreza absoluta.