"Muchos cubanos quieren vivir en el pasado o en el futuro, no en el presente"
Daniel P. Erikson, polit¨®logo estadounidense experto en el Caribe, opina que Washington desea que Cuba ingrese en una transici¨®n democr¨¢tica
Estados Unidos y la Uni¨®n Europea tienen un objetivo com¨²n: normalizar sus relaciones con Cuba, pero tratan de alcanzarlo a ritmos diferentes. Seg¨²n el polit¨®logo estadounidense Daniel P. Erikson, miembro del centro independiente de pensamiento Inter-American Dialogue, Washington preferir¨ªa que el r¨¦gimen de Ra¨²l Castro se viniera abajo dando paso a una r¨¢pida transici¨®n democr¨¢tica. La Europa comunitaria, mientras, busca un cambio gradual y respetuoso con las libertades democr¨¢ticas. Para ambas potencias, el papel del exilio cubano a la hora de dise?ar el futuro del pa¨ªs resultar¨¢ inevitable, aunque, de nuevo, ponen ¨¦nfasis distintos.
Erikson ha presentado en Holanda, de la mano de la ONG Pax Christi, su libro Las guerras de Cuba: Fidel Castro, Estados Unidos y la pr¨®xima revoluci¨®n (reci¨¦n publicado en ingl¨¦s por Bloomsbury Press). Se trata de una obra donde sostiene que el peso pol¨ªtico de los exiliados en Miami no deber¨ªa frenar a las nuevas generaciones de cubanos ni de cubano-americanos.
"Hay una nueva generaci¨®n de cubano-americanos que quieren una apertura hacia Cuba"
Pregunta. ?Puede decirse que Ra¨²l Castro s¨®lo ser¨¢ el conductor de la transici¨®n cubana que ha comenzado?
Respuesta. Ra¨²l Castro ha hecho cambios vistosos, como el de permitir la compra de tel¨¦fonos m¨®viles y aparatos electr¨®nicos. Pero tambi¨¦n empieza a aplicar una reforma muy profunda en el sector agr¨ªcola que no llama tanto la atenci¨®n. Busca una manera lenta y meditada de aumentar la productividad econ¨®mica. No quiere correr riesgos y perder el control sobre la isla. Pero el hecho de que los campesinos tengan ahora acceso a la tierra y puedan elegir las cosechas que sembrar¨¢n supone un viraje estructural del que ya no hay vuelta atr¨¢s. Tambi¨¦n los ¨²ltimos meses en la c¨²pula pol¨ªtica indican que Ra¨²l controla el Gobierno. Sin embargo, parece inevitable que sea una figura de transici¨®n, y el peso del di¨¢logo entre la Cuba del exilio y la de dentro acabe recayendo en las nuevas generaciones.
P. ?C¨®mo podr¨ªa definirse la identidad cubana en estos momentos, despu¨¦s de 50 a?os de revoluci¨®n y otros tantos de exilio?
R. El 70% de los cubanos del mundo ha nacido despu¨¦s de la revoluci¨®n. Su perspectiva es menos nost¨¢lgica y m¨¢s realista. Desde luego, existe un fuerte sentimiento nacional en las dos Cubas, la de dentro y la instalada en Miami. A pesar de sus diferencias, ambas coinciden en la necesidad de un pa¨ªs independiente y en cierto modo modelo para el resto de Am¨¦rica Latina. Creo que podr¨ªamos definirla como una identidad en proceso de reforma y necesitada de una reconciliaci¨®n entre ambas orillas. No ser¨¢ f¨¢cil, porque muchos cubanos quieren vivir en el pasado, o en el futuro, no en el presente.
P. ?Le parece que el presidente Barack Obama reconocer¨¢ a estos nuevos interlocutores que empiezan a hacerse o¨ªr?
R. Es verdad que la voz del exilio es la de mayor peso, y cuenta adem¨¢s con representaci¨®n en el Senado y el Congreso de EE UU. Pero tambi¨¦n all¨ª hay una nueva generaci¨®n de cubano-americanos que quieren una apertura hacia Cuba. La visi¨®n de Obama es pragm¨¢tica. Por eso busca espacios de consenso sin crear pugnas pol¨ªticas en su propio sistema pol¨ªtico. ?l quiere mejorar las relaciones con Am¨¦rica Latina, y llevarse mal con Cuba ser¨ªa un obst¨¢culo. No olvide que durante la campa?a electoral habl¨® de "democracia directa" con La Habana. Y hay l¨ªderes, como el brasile?o Lula, que desea ver cambios en los t¨¦rminos del embargo impuesto por Washington. Se ha visto que la actual pol¨ªtica no funciona, y si bien levantar algunas sanciones precisa del apoyo del Congreso, los propios congresistas buscan tambi¨¦n una nueva estrategia.
P. ?Podr¨ªan armonizarse de alg¨²n modo los intereses de Washington y los de la UE a este respecto?
R. No tanto como para que haya un plan com¨²n, sobre todo por las presiones de los exiliados. Pero lo que la UE debe perder es el miedo a esa comunidad. No se olvide de que, desde 2001, Estados Unidos ha vendido de forma directa a Cuba productos agr¨ªcolas por valor de 2.500 millones de d¨®lares. En 2008, fue el cuarto socio econ¨®mico de la isla. Sin embargo, hay una par¨¢lisis en sus relaciones, y ah¨ª entra la UE. Puede ayudar a disolverla en su calidad de aliado de EE UU, y de socio pol¨ªtico y econ¨®mico de La Habana. Lo que no puede ignorarse es la existencia de un liderazgo cubano ligado a la generaci¨®n revolucionaria. Si bien esos dirigentes a¨²n no est¨¢n listos para compartir el poder, Cuba y Estados Unidos necesitan a la UE y al resto de Am¨¦rica Latina para entenderse con ellos. En una palabra, el problema de Cuba es bilateral. La soluci¨®n, multilateral.
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