"El mundo va a empezar a mirar a Am¨¦rica Latina, donde va a estar buena parte de la creatividad"
"Todos sabemos que si se legaliza la droga se resuelve al problema, pero tambi¨¦n que pol¨ªticamente no es viable", afirma el candidato a la presidencia de Colombia
Sergio Fajardo, que como ex alcalde de Medell¨ªn, transform¨® radicalmente la ciudad tristemente famosa por la violencia asociada al narcotr¨¢fico, se presentar¨¢ como candidato a la presidencia de Colombia en las pr¨®ximas elecciones de 2010. No le importa si tambi¨¦n lo hace el actual presidente ?lvaro Uribe, porque la suya es una apuesta que surge al margen del actual sistema pol¨ªtico; una candidatura basada en la recogida de firmas.
Este matem¨¢tico de 52 a?os, se meti¨® en pol¨ªtica porque cree que es donde se deciden las cosas y para poner en pr¨¢ctica sus ideas sobre la sociedad. Considera que el clientelismo y la corrupci¨®n van de la mano con la manera como se llega al poder. "Negocian para llegar al poder y pagan despu¨¦s con los recursos p¨²blicos", asegura. "Lo primero es no robar", a?ade, "y eso apl¨ªquelo tambi¨¦n en Espa?a".
Pregunta. ?La decisi¨®n de presentarse a las elecciones a la presidencia de Colombia ya est¨¢ tomada?
Respuesta. Claro. Yo vengo insistiendo que con o sin [el actual presidente ?lvaro] Uribe, nosotros hacemos pol¨ªtica por convicci¨®n, no por c¨¢lculo. La pol¨ªtica consiste en presentar unas propuestas, unos principios y luchar por ellos. Se ha creado una gran incertidumbre respecto a la participaci¨®n o no del presidente Uribe. Esa incertidumbre le da poder a ¨¦l, porque todo el pa¨ªs gira en torno a lo que hace y lo que no hace, qu¨¦ dijo o qu¨¦ no dijo y a quien mir¨®. Nosotros hacemos pol¨ªtica por convicci¨®n, no por c¨¢lculo, y depende de nosotros, no de los deseos de otros.
P. ?D¨®nde se sit¨²a usted en la divisi¨®n cl¨¢sica derecha-izquierda?
R. Somos un movimiento c¨ªvico independiente que tiene tres componentes: un conjunto b¨¢sico de principios, una propuesta para la sociedad y una forma de hacer la pol¨ªtica. Es una propuesta que no cabe dentro de la divisi¨®n tradicional. Reconocemos que no es f¨¢cil de entender, porque la gente, a menudo, necesita disponer de un sistema de clasificaci¨®n. De la misma manera que decimos que no somos ni uribistas ni antiuribistas, no nos definimos por negaci¨®n, sino por construcci¨®n. Hay quienes nos han definido como un extremo centro y otros no saben como clasificarnos. Adem¨¢s, ya est¨¢ ocupada la casilla que se denomina izquierda y la que se denomina derecha, s¨®lo queda una: el espacio del centro. Pero mi definici¨®n es que somos c¨ªvicos e independientes.
P. ?Y como les clasifica la clase pol¨ªtica colombiana?
R. La clase pol¨ªtica colombiana tiene distintas formas de dividirse. Una es entre uribistas y antiuribistas, y nosotros no somos ni una cosa ni otra. Las ideolog¨ªas son una plantilla sobre la que se ve, se entiende y se act¨²a en el mundo. Creo que nuestro sistema tiene una analog¨ªa con lo que hacemos los matem¨¢ticos. Entendemos problemas, tenemos unos axiomas, resolvemos problemas de manera coherente con los axiomas. Lo que determinan las cosas son los principios. Los primeros problemas que debemos definir son las desigualdades sociales profundas, las deudas territoriales acumuladas y la violencia.
P. ?Cu¨¢l es su postura respecto a la guerrilla, a las FARC?
R. Uno de nuestros principios b¨¢sicos es que no hay idea ni prop¨®sito que justifique el uso de la violencia. Las FARC est¨¢n fuera de todo lo que consideramos leg¨ªtimo. En segundo lugar, tenemos que aprender la historia, una historia que ha tenido cap¨ªtulos de distinta naturaleza y uno que marca este conflicto: el del despeje de El Cagu¨¢n en 2002, durante el Gobierno de Andr¨¦s Pastrana. En ese momento, la inmensa mayor¨ªa de colombianos, y yo me incluyo, esperaban que se firmara un acuerdo de paz. Se dieron unas condiciones extraordinarias para una negociaci¨®n. Lo que pas¨® cambia la historia del pa¨ªs. Es incre¨ªble, pero es Fidel Castro el que nos revela el secreto; explica que las FARC le contaron que no estaban por la negociaci¨®n, sino para fortalecerse para llegar al poder. Es decir, que la oferta generosa del Gobierno Pastrana fue respondida con un enga?o rotundo por parte de las FARC, y ese enga?o ha tenido unas consecuencias tremendas para la vida de Colombia. Ese cap¨ªtulo cierra una p¨¢gina de la historia del pa¨ªs y significa que hoy la puerta a la negociaci¨®n que cerraron las FARC sigue cerrada. Hay una condici¨®n que se tiene que cumplir para volver a negociar y es que deben dejar las armas antes de sentarse a negociar. Si no lo hacen no ser¨¢ posible. El que ignore eso ignora lo que le ha pasado al pa¨ªs.
P. ?Cu¨¢l es su lectura del caso de Ingrid Betancourt? El Gobierno franc¨¦s y la familia ped¨ªan precisamente que se accediera a la petici¨®n de las FARC de hacer otro despeje y criticaban duramente a Uribe por no ceder.
R. Lo primero es que lo que las FARC hicieron con Ingrid fue una tremenda injusticia. No tiene ning¨²n tipo de justificaci¨®n. Ella es una mujer valiosa que fue injustamente tratada, en grado m¨¢ximo, sin paliativos. No podemos quitarle peso al acto de las FARC, que tienen una responsabilidad infinita. A Ingrid la estimo y la respeto. Yo estoy a favor de buscar un acuerdo humanitario, lo que no equivale a adoptar una postura de debilidad. Hay quienes piensan que buscar un acuerdo humanitario es ser d¨¦bil con las FARC. Yo creo que eso es un error muy grande. Hay que disfrutar de la alegr¨ªa de encontrar a las personas pero no olvidar que el origen de esta alegr¨ªa es el dolor. Yo creo que es una lectura que menosprecia a los colombianos y en la forma como nos relacionamos; es una postura arrogante, que desconoce lo que nosotros vivimos y sufrimos. Perdonar pero no olvidar.
P. ?Hay alg¨²n problema m¨¢s importante que la guerrilla en Colombia? ?El narcotr¨¢fico, tal vez?
R. Todos estos conflictos acaban junt¨¢ndose. El narcotr¨¢fico termina siendo el motor del conflicto, se va transformando, le da vida a una guerrilla que pol¨ªticamente ya no tendr¨ªa capacidad para ser protagonista de nada, porque le proporciona potencia militar y fuerza econ¨®mica en ciertos sectores del pa¨ªs. Y dentro del narcotr¨¢fico aparece el paramilitarismo, que no es la autodefensa de unos ciudadanos que asumen el papel del Estado porque ¨¦ste no es capaz de hacerlo. Los paramilitares tienen todos una relaci¨®n directa e ¨ªntima con el narcotr¨¢fico. El narcotr¨¢fico toca todos los espacios de nuestra sociedad.
P. ?Es partidario de la despenalizaci¨®n de las drogas?
R. S¨ª, estoy de acuerdo con la despenalizaci¨®n parcial, con la propuesta que han hecho los ex presidentes de M¨¦xico, Colombia y Brasil, Ernesto Zedillo, C¨¦sar Gaviria y Fernando Henrique Cardoso. Es razonable, se puede discutir y matizar; creo que es una buena aproximaci¨®n a un problema complej¨ªsimo. Todos sabemos que si se legaliza la droga se resuelve al problema, pero tambi¨¦n sabemos que pol¨ªticamente esto no es viable. Suscribo su punto de partida de que se trata de un tema de salud p¨²blica, esencialmente en Estados Unidos. Hay que repensar el Plan Colombia, en el que participa Estados Unidos, y aumentar el componente social de la lucha contra el narcotr¨¢fico, sin dejar la parte militar, pero acompa?¨¢ndolo con intervenciones sociales. La fumigaci¨®n no ha ido acompa?ada por la sustituci¨®n de cultivos. Creo que se est¨¢ empezando a perfilar otra visi¨®n sobre este tema; se ha abierto una puerta y vamos a ver como entramos. Hay que ser cuidadosos. Hay que entender el contexto. Moverse, si, pero siempre con sabidur¨ªa y conservando la magia de las formas. Para m¨ª, la toma de postura de Cardoso, Zedillo y Gavir¨ªa es un avance muy importante.
P. Colombia es el ¨²nico pa¨ªs de Am¨¦rica Latina con un Gobierno conservador amigo de EE UU. Esto le ha supuesto conflictos con sus vecinos como Venezuela y Ecuador. ?Cambiar¨¢n las cosas con la Administraci¨®n Obama?
R. Espero. Para m¨ª, particularmente, la llegada de Obama es un alivio. Lo es tambi¨¦n para la humanidad, para todos. Representa una forma distinta de relacionarse con el mundo. Ojala que cumpla las expectativas gigantescas que hay sobre sus hombros, porque nunca ha sido tan evidente que EE UU son la superpotencia mundial, guste o no guste, incluso cuando es para desencadenar la actual crisis. En mi opini¨®n, sus pol¨ªticas, la forma como lleg¨® al poder, etc, va a determinar la forma como se va a relacionar con el mundo, aunque siempre Latinoam¨¦rica est¨¢ rezagada. Obama aun no ha abierto la boca respecto a Am¨¦rica latina.
P. Hay quien dice que una de las escasas cosas positivas de la Administraci¨®n Bush es que, al estar metida en tantos conflictos, afloj¨® el control sobre Am¨¦rica latina y esto ha permitido que llegaran al poder Gobiernos como los de Chavez, Morales y Correa o los de Lula y Bachelet.
R. Yo lo que creo es que ha crecido la autonom¨ªa latinoamericana. Los pa¨ªses, despu¨¦s de una ¨¦poca muy dram¨¢tica, han pasado cap¨ªtulo, hay una mayor autonom¨ªa y dos elementos claves: Espa?a, como relaci¨®n, muy importante, significa nuestro encuentro con Europa. Para Espa?a, es un lugar natural, no es un patio trasero. Est¨¢ el idioma, muchas cosas. Espa?a tiene una conexi¨®n natural muy rica con Am¨¦rica Latina. El otro elemento es Brasil, que ha venido creciendo de manera sistem¨¢tica y adquiriendo un papel que le va de la mano a su potencial. Eso es muy sano, porque lo han conducido con sabidur¨ªa, no se han precipitado pol¨ªticamente, y en el tema de las relaciones exteriores nos dan muchas lecciones a todos nosotros, y en particular a Colombia, Per¨², Ecuador y Venezuela, que han mantenido unas relaciones impetuosas, individualistas y no institucionales. Las relaciones de los pa¨ªses est¨¢n por encima de las emociones de sus dirigentes. Y eso lo ha entendido Brasil y no el resto. Lula ha sido el ejemplo positivo y nosotros el negativo. Hay que pasar de las relaciones de los individuos en el poder a las instituciones. Esto tiene que ver con el subdesarrollo, donde las bases est¨¢n en los individuos, mientras que en el desarrollo son las instituciones.
P. Oy¨¦ndole hablar da la sensaci¨®n de que ustedes se distancian de la pr¨¢ctica tradicional de los partidos y apuestan m¨¢s bien por un modelo de democracia participativa, como la que propugnaba S¨¦gol¨¨ne Royal durante su campa?a o la que ha llevado a Barack Obama al poder.
R. Es cierto. Estamos evolucionando. Cuando empezamos en Medell¨ªn ¨¦ramos 50 y defin¨ªamos los mecanismos conforme los ¨ªbamos empleando. No estamos en la pol¨ªtica tradicional, donde por supuesto hay personas valiosas. Pero esa estructura no responde a lo que es la comunidad hoy en el siglo XXI. En la pol¨ªtica tradicional hay unas maquinarias que tienen una intermediaci¨®n, que se movilizan para unas elecciones, que saben llegar a las personas. Para mi eso es obsoleto, es una relaci¨®n viciada. Nosotros decidimos llegar directamente a las personas sin intermediarios. A nosotros no nos vende alguien. Construimos la confianza, construimos redes sociales, contactos entre personas que funcionan por convicci¨®n, opuestas a maquinarias electorales que funcionan por dinero.
No entregamos un carn¨¦. Es un proceso que va avanzando, probablemente nos dirigimos hacia la creaci¨®n de un partido, pero ahora estamos en otra etapa. Por ejemplo, mi candidatura presidencial, se construye al mismo tiempo que se teje una organizaci¨®n de gente que hace todo tipo de tareas. Lo vamos sistematizando al tiempo que construimos la organizaci¨®n y afinamos la propuesta. Ahora estamos construyendo la candidatura con firmas, aprovechando una posibilidad que contempla la Constituci¨®n.
P. ?Es lo mismo que hicieron para la alcald¨ªa de Medell¨ªn?
R. No, en Medell¨ªn aprovechamos un movimiento que ya exist¨ªa, que era la Alianza Social Ind¨ªgena (ASI). De hecho la ASI tambi¨¦n nos ha ofrecido su aval en Colombia, pero queremos hacerlo con firmas de ciudadanos porque consideramos que es parte de la consolidaci¨®n de esas redes sociales. Porque no nos limitamos a obtener la firma, sino que cada firma que conseguimos es un contacto pol¨ªtico con esa persona. No pagamos a nadie para conseguir firmas.
P. ?Qu¨¦ posibilidades tienen?
R. Creo que el pr¨®ximo Gobierno de Colombia tiene que ser un Gobierno de coalici¨®n, de diferentes grupos, porque esta es una tarea pendiente en Am¨¦rica Latina y en Colombia. Hay un modelo que es Chile, el modelo de la concertaci¨®n. Chile y Brasil son los modelos.
P. ?Socialdem¨®cratas?
R. Sea lo que sea la socialdemocracia, institucionalmente son los que han dado las mejores respuestas. Ahora mismo no hay otros puntos de referencia. En Europa, ahora mismo no hay nada pol¨ªticamente atractivo, en el sentido de que proponga algo nuevo, a diferencia de otras ¨¦pocas. Creo que el Mundo va a empezar a mirar a lo que est¨¢ pasando en Am¨¦rica Latina, donde va a estar buena parte de la creatividad.
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