Canarios en la mina
Este a?o de 2009, creo que ya lo escrib¨ª en alg¨²n momento, habr¨¢ que ocuparse con frecuencia del periodismo. La ¨¦poca no permite la licencia de la falsa modestia: corresponde hablar en primera persona de este oficio para el que muchos auguran lo peor. El New York Times ha perdido casi 75 millones de d¨®lares en el primer trimestre del a?o. De todos son conocidas las dificultades en que se encuentran pr¨¢cticamente todos los grandes peri¨®dicos de referencia en los pa¨ªses industrializados. Millares de puestos de trabajo se han perdido y se van a perder muchos m¨¢s. Y no es una crisis, sino una acumulaci¨®n de crisis: hay una recesi¨®n mundial en marcha, un problema de liquidez global, una crisis de las instituciones regulatorias, una transici¨®n tecnol¨®gica, y al final una p¨¦rdida de confianza en los pol¨ªticos, los empresarios, los reguladores y, naturalmente, los periodistas. Con tantas crisis amontonadas, ning¨²n recurso m¨¢s a mano pero a la vez imposible que sacud¨ªrselas de encima. Aqu¨ª no se escapa nadie, ni siquiera esos pol¨ªticos que han hecho exhibici¨®n en cadena de ceguera voluntaria, quietismo pol¨ªtico y negacionismo p¨²blico. Pero tampoco podemos escaparnos los propios periodistas.
El director del Financial Times, Lionel Barber, entraba ayer en el cap¨ªtulo autocr¨ªtico. Cito tan s¨®lo el ¨²ltimo p¨¢rrafo de su art¨ªculo, en el que hace caer sobre este oficio, mi oficio, la responsabilidad de una falta sistem¨¢tica de clarividencia, tambi¨¦n en esta crisis: ¡°Muchos de los m¨¢s importantes desarrollos de la d¨¦cada pasada ¨Cel auge del terrorismo islamista radical, la apertura de la econom¨ªa china, as¨ª como las dos burbujas crediticias- se han quedado ampliamente fuera de toda anticipaci¨®n o no han conseguido atraer la atenci¨®n que merec¨ªan. Los periodistas tienen, a este prop¨®sito, un papel crucial a jugar. Pueden haberse equivocado, pero tienen todav¨ªa la capacidad para ser canarios en la mina. Y ojal¨¢ lo sean durante mucho tiempo¡±.
Indro Montanelli naci¨® ahora hace 100 a?os. La Stampa ha publicado, como homenaje, su ¨²ltima lecci¨®n de periodismo, impartida el 12 de mayo de 1997 en la Universidad de Tur¨ªn. Una buena manera de celebrar su aniversario, echar en falta su aguda inteligencia, su pluma mordaz y limpia, e intentar aprender algo de la lecci¨®n de su magisterio pr¨¢ctico y de su ¨²ltima conferencia. La clase que nos da sirve tambi¨¦n para esta ¨¦poca de crisis. Su lecci¨®n, perfumada por el nihilismo de la senectud, es una reivindicaci¨®n de los canarios en la mina: ¡°Este oficio es bell¨ªsimo. No conduce a nada, pero es bell¨ªsimo. El periodismo se hace por el propio periodismo y por ninguna otra cosa¡±.
Juan Mars¨¦, que no es periodista y recibi¨® ayer el premio Cervantes en Alcal¨¢ de Henares, imparti¨® tambi¨¦n una lecci¨®n, de vida y de literatura, y dejadme a?adir tambi¨¦n con un punto de imaginaci¨®n period¨ªstica, tambi¨¦n de periodismo: ¡°Con respecto al trabajo mantengo algunos principios, pocos, que bien podr¨ªan resumirse en dos: procura tener una buena historia que contar, y procura contarla bien, es decir, esmer¨¢ndote en el lenguaje; porque ser¨¢ el buen uso de la lengua, no solamente la singularidad, la bondad o la oportunidad del tema, lo que va a preservar la obra del moho del tiempo. Ciertamente es un utillaje del que no puede uno presumir. Porque el oficio comporta, por supuesto, otras obligaciones y menesteres. Alguna vez he reflexionado sobre el asunto, pero no he llegado muy lejos; sobre la persistencia de la vocaci¨®n, por ejemplo, en tiempos de silencio, o sobre el imperioso dictado de la memoria y sus laberintos¡±. ?No son acaso estos unos buenos consejos para que los canarios en la mina sigan haciendo bien su trabajo?.
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