Obama lleva su revoluci¨®n al Supremo
Sonia Sotomayor ser¨¢ la primera hispana en el m¨¢ximo tribunal estadounidense.- La juez se ha pronunciado en asuntos raciales y sociales, pero no sobre el aborto
Con la elecci¨®n de Sonia Sotomayor, una juez hispana de 54 a?os de familia pobre, Barack Obama traslada al Tribunal Supremo de Estados Unidos el prop¨®sito transformador de su propia presidencia. Por primera vez en la historia, una representante de la minor¨ªa m¨¢s pujante y creciente del pa¨ªs puede sentarse entre los nueve poderosos integrantes de la corte que dicta la ¨²ltima sentencia y decide sobre la constitucionalidad de las leyes.
Eso ser¨¢, por supuesto, con el permiso del Senado, donde ahora Sotomayor deber¨¢ exponerse a un escrutinio feroz para conseguir su confirmaci¨®n. Todo hace pensar que en un Congreso de amplia mayor¨ªa dem¨®crata, la elegida por el presidente no encontrar¨¢ obst¨¢culos insalvables. Pero quedan semanas por delante en las que cualquier peque?o detalle en su conmovedora biograf¨ªa puede echar al traste su sue?o y el de millones de hispanos que ascienden con ella hacia lo m¨¢s alto del poder.
Obama la ha elegido, entre otras razones, por la limpieza y potencia de esa biograf¨ªa. "Sonia trae al Tribunal, no s¨®lo el conocimiento y la experiencia adquiridos en el curso de una brillante carrera legal, sino la sabidur¨ªa acumulada a trav¨¦s de una vida que es fuente de inspiraci¨®n", dijo el presidente al anunciar este martes su decisi¨®n en la Casa Blanca. La designada manifest¨® desde muy joven su fe en los valores del imperio de la ley y asegur¨® que, como juez, nunca ha olvidado "las consecuencias reales" de sus decisiones "entre los individuos, las empresas o el Estado".
Sotomayor ha trabajado pr¨¢cticamente en todos los niveles del ejercicio del derecho y ha dejado, por tanto, por escrito pronunciamientos que ahora son revisados minuciosamente para conocer su pensamiento. El m¨¢s pol¨¦mico que se recuerda es su veredicto en contra de un grupo de bomberos blancos cuya promoci¨®n hab¨ªa sido rechazada porque en el concurso previo no hubo suficientes aspirantes de otras razas.
Se trata, pues, de una mujer sensible, por su origen, a los problemas sociales y raciales. Pero tampoco parece el mirlo blanco que la izquierda buscaba para reforzar ese ¨¢ngulo dentro del Supremo. Cat¨®lica de formaci¨®n, Sotomayor no es una defensora visible del aborto ni se ha destacado por la promoci¨®n de otras reivindicaciones de la agenda progresista, como el matrimonio homosexual o la prohibici¨®n de armas de fuego.
Su historial -fue nombrada juez federal por el presidente Bush padre- parece hablar m¨¢s de una mujer pr¨¢ctica y moderadamente liberal que se amolda perfectamente a la voluntad conciliadora que Obama ten¨ªa en esta primera designaci¨®n para el Supremo.
Si es confirmada, Sotomayor ocupar¨¢ el puesto que deja vacante el juez David Souter y, en principio, no debe variar el equilibrio de cinco a cuatro a favor de los conservadores que actualmente se produce en la mayor¨ªa de las votaciones, puesto que Souter sol¨ªa ponerse del lado de los progresistas.
El hecho de que los miembros del Supremo lo sean de forma vitalicia sirve para que el m¨¢s alto tribunal refleje el predominio electoral de un partido pol¨ªtico durante un largo periodo de tiempo. Cuantos m¨¢s a?os en la Casa Blanca, m¨¢s opciones de nombrar jueces. La mayor¨ªa conservadora actual, por tanto, es s¨®lo la muestra del dominio republicano en los ¨²ltimos 30 a?os.
Nombrar a un juez para el Supremo no es una absoluta garant¨ªa de lealtad. Souter, por ejemplo, fue nombrado por un republicano y vota con los dem¨®cratas. Sotomayor, en ese sentido, est¨¢ todav¨ªa por probar. Pero no hay duda de que la presencia prolongada de un partido en la presidencia y en la mayor¨ªa del Congreso supone una gran oportunidad para darle al Supremo el color que se quiere. Despu¨¦s de 17 a?os sin que un dem¨®crata eligiera un juez, Obama tiene ahora esa oportunidad, no s¨®lo por el nombramiento de Sotomayor, sino muy posiblemente de otros que ser¨¢n necesarios en el futuro.
Por esa raz¨®n, la confirmaci¨®n en el Congreso es tan dif¨ªcil. Los senadores saben que se pronuncian sobre alguien que puede influir decisivamente en la pol¨ªtica durante m¨¢s de 30 a?os. En el caso de Sotomayor, las primeras reacciones del Congreso son prudentes. El dem¨®crata Patrick Leahy, presidente del Comit¨¦ de Asuntos Judiciales, donde comparecer¨¢ la nominada, ha pedido un proceso "concienzudo y civilizado". El m¨¢s alto representante republicano en ese comit¨¦, Jeff Sessions, ha advertido que se asegurar¨¢ de que "Sotomayor actuar¨¢ con neutralidad y no de acuerdo con sus puntos de vista pol¨ªticos o personales".
Como era de esperar, la principal organizaci¨®n hispana, La Raza, ha reaccionado con entusiasmo. "Es un d¨ªa monumental para los latinos", ha dicho su presidenta, Janet Murgu¨ªa. Pero las organizaciones conservadoras se han quejado de la falta de talla profesional de Sotomayor y han denunciado que su elecci¨®n se debe ¨²nicamente al hecho de ser hispana.
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