El Gobierno chino sella con polic¨ªas la plaza de Tiananmen
Los principales disidentes han sido obligados a abandonar Pek¨ªn
El Gobierno chino est¨¢ dispuesto a frenar, como sea, cualquier intento de conmemorar el 20 aniversario de las protestas de Tianamen. Las autoridades -en una muestra del nerviosismo que les provoca todo lo relacionado con la tragedia- han obligado a dejar Pek¨ªn a varios importantes disidentes, mientras a otros les ha prohibido salir de casa, y otros han sido interrogados por la polic¨ªa o son seguidos constantemente. En paralelo, han clausurado blogs y endurecido los controles sobre Internet y las televisiones extranjeras, cuyas im¨¢genes se han quedado en negro estos d¨ªas cuando hablaban sobre lo acontecido en 1989.
Pek¨ªn ha desplegado en la plaza Tiananmen un dispositivo de seguridad nunca visto en los ¨²ltimos a?os, ni siquiera durante la celebraci¨®n del congreso del Partido Comunista Chino (PCCh), que tiene lugar cada cinco a?os. Cientos de polic¨ªas de uniforme y paisano vigilaban, como ocurre desde hace varios d¨ªas, las entradas a la plaza. Furgones policiales y coches negros de los servicios secretos -algunos sin matr¨ªcula- est¨¢n estacionados sobre las aceras. Arcos de seguridad y detectores de metal son utilizados en los accesos a la zona central. Las c¨¢maras de vigilancia asoman en cada esquina.
Hoy hace 20 a?os que los soldados y tanques del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n aplastaron, disparando sobre civiles desarmados, las manifestaciones pac¨ªficas que desde hac¨ªa seis semanas llevaban a cabo decenas de miles de personas. Los estudiantes, obreros e intelectuales, con el apoyo de gran parte de la poblaci¨®n, ped¨ªan reformas pol¨ªticas y se quejaban de la gran corrupci¨®n imperante y la situaci¨®n econ¨®mica. Cientos de personas -miles, seg¨²n algunas fuentes- murieron en el avance del Ej¨¦rcito.
Bao Tong, ayudante de Zhao Ziyang (entonces secretario general del PCCh, que fue purgado por oponerse al uso de las armas y querer negociar con los estudiantes), fue forzado la semana pasada a irse a su provincia natal, Zhejiang, a m¨¢s de 1.000 kil¨®metros. Qin Zhiyong, que sufri¨® la amputaci¨®n de la pierna izquierda como consecuencia de las heridas sufridas durante la represi¨®n de las protestas, fue llevado a la fuerza en un coche policial fuera de Pek¨ªn. Wan Yai, un activista defensor de los derechos de los enfermos de sida, fue obligado a subirse a un tren y viajar con su familia a Changchun (capital de la provincia norte?a de Jilin).
Ding Zilin, de 72 a?os, cuyo hijo muri¨® de un disparo en la noche del 3 de junio, fue presionada para que saliera de Pek¨ªn, pero se neg¨® y es seguida continuamente. Ding se ha convertido en una de las voces m¨¢s activas de los familiares de los estudiantes fallecidos, que cada a?o por estas fechas exigen al Gobierno que pida perd¨®n por la matanza y anule el veredicto oficial de que los manifestantes eran "contrarrevolucionarios". Alrededor de 30 personas contin¨²an encarceladas por las protestas de Tiananmen.
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