Coca, contra viento y marea
Bolivia ha pedido apoyo a Colombia para eliminar la hoja de la lista de estupefacientes de la Convenci¨®n de Ginebra
El Gobierno de Bolivia mantiene la estrategia de despenalizar la hoja de coca, pese a que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito deja traslucir, en un informe anual, su preocupaci¨®n ante el incremento de los cultivos en este pa¨ªs, tercer productor mundial, despu¨¦s de Per¨² y Colombia, y el aumento de la ilegal elaboraci¨®n de coca¨ªna, calculada ahora en 113 toneladas de droga al a?o.
El canciller boliviano, David Choquehuanca, casi al t¨¦rmino de su visita oficial a su colega colombiano el mi¨¦rcoles, solicit¨® el apoyo de esa naci¨®n para continuar gestiones encaminadas a eliminar la hoja de coca de la lista de estupefacientes que la Convenci¨®n de Viena incluye desde 1961.
"Hemos pedido al Gobierno de Colombia que nos acompa?e a fin de obtener apoyo dentro de la OEA (Organizaci¨®n de Estados Americanos) para que no se penalice el consumo de hoja de coca", dijo el canciller boliviano en declaraciones a la prensa e hizo notar que la masticaci¨®n (acullico) es parte del legado y tradici¨®n ind¨ªgena, que se practica, adem¨¢s de en las tres naciones, en el norte argentino y chileno.
El aimara Choquehuanca es un convencido de que la prohibici¨®n del uso y consumo de la coca, fuera de las fronteras de Bolivia, es una visi¨®n occidental, de hombres blancos que han intentado desde siempre hacer desaparecer las costumbres, historia e idioma de otras culturas; visi¨®n que encaja con la lucha que, desde los inicios de su carrera como dirigente sindical, ha sostenido el jefe de Estado, Evo Morales, que es presidente de la Federaci¨®n de Productores de Hoja de Coca de Chapare, la mayor y m¨¢s combativa organizaci¨®n sindical de cocaleros del pa¨ªs.
El incremento de las ¨¢reas de cultivo durante 2008 alcanz¨® una tasa del 6% respecto al a?o anterior, seg¨²n el informe de la ONU; de 28.900 hect¨¢reas se subi¨® a 30.500, una cifra sensiblemente superior a las 12.000 hect¨¢reas permitidas por la legislaci¨®n boliviana, que no ha sido modificada por el Gobierno de Morales.
El aumento de la superficie cultivada comenz¨® en la Administraci¨®n del presidente Carlos Mesa, cuando se abri¨® la frontera de la coca al permitir el cultivo de un cato (un cuarto de hect¨¢rea) por familia de cocalero, que se expandi¨® r¨¢pidamente a zonas no tradicionales (impedidas por ley), especialmente en Yungas de La Paz, que ahora concentra el 69% de los cultivos, y a otras ¨¢reas del mismo Chapare, en el centro de Bolivia.
El Gobierno, que cree que los mismos cocaleros pueden equilibrar la producci¨®n y consumo de hoja de coca con fines l¨ªcitos, ha aplicado mano dura contra aquellos campesinos que intentaron plantar coca en los parques nacionales, y contin¨²a su vigilancia, especialmente en la zona de Carrasco e Isiboro Scure, considerados pulmones de la cabecera amaz¨®nica.
Pero sin el apoyo de la Agencia Estadounidense Antidroga (DEA), que fue expulsada por el Gobierno en noviembre del pasado a?o acusada de conspiraci¨®n, la unidad de informaci¨®n de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotr¨¢fico (FELCN) tiene que desplegar mayores esfuerzos en una lucha muy desigual para controlar los excedentes de producci¨®n.
La mayor parte de la coca de La Paz y Cochabamba tiene un destino seguro: la il¨ªcita producci¨®n de droga, como reflejan las informaciones de la prensa, que con m¨¢s frecuencia alerta del descubrimiento de laboratorios de coca¨ªna, ya no de pasta, como en a?os anteriores, capaces de producir hasta 100 kilos diarios de droga de alta pureza, como es el caso de uno de los ¨²ltimos laboratorios encontrados en el norte del departamento de Santa Cruz, con presuntas conexiones colombianas y mexicanas, seg¨²n la polic¨ªa.
El proyecto gubernamental de industrializar la hoja de coca, con f¨¢bricas en Chapare financiadas por Venezuela, no ha logrado avances. El consumo tradicional (acullico, t¨¦ medicinal, uso social y religioso) en Bolivia no ha superado las 12.000 toneladas anuales. Las otras casi 42.000 toneladas de hoja seca, que el informe de la ONU calcula que produce Bolivia, no pueden ser exportadas en productos medicinales como t¨¦ para diab¨¦ticos, energ¨¦ticos para deportistas o fuente de calcio, por el efecto de la aplicaci¨®n de la Convenci¨®n de Viena en el resto del mundo.
El Gobierno de Evo Morales ha rechazado todos los informes anteriores de organismos especializados en el control de la producci¨®n y tr¨¢fico de estupefacientes.
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