R¨¦cord de presos espa?oles en c¨¢rceles del extranjero
La crisis impulsa a un pu?ado de parados y endeudados a traficar con droga
Valeria y Elvira, nombres supuestos, hab¨ªan sido despedidas de su trabajo en la hosteler¨ªa y ni siquiera lograban hacer alguna sustituci¨®n. No pod¨ªan ya pagar el alquiler del modesto piso que compart¨ªan en M¨¢laga. Fue entonces cuando un vecino les propuso "sacarse unas buenas perras" introduciendo hach¨ªs de Marruecos en Espa?a.
Las j¨®venes, que a¨²n no tienen 30 a?os, titubearon, pero acabaron aceptando. Ambas cumplen una condena de ocho meses en la c¨¢rcel de Satfilage, en T¨¢nger , por transportar cada una 750 gramos. Las pillaron al salir del puerto. "Estamos aqu¨ª por tontas, pero no por malas", repiten a sus familiares.
La crisis econ¨®mica que padece Espa?a est¨¢ impulsando a un pu?ado de espa?oles parados y endeudados a trapichear con droga. Por eso, a finales de mayo, el n¨²mero de reos espa?oles encarcelados fuera de Espa?a alcanz¨® un nuevo record: 2.080, seg¨²n el Ministerio de Asuntos Exteriores . Son un 9,2% m¨¢s que a finales de 2008 y un 34,5% m¨¢s que hace dos a?os. El 80% han sido imputados o condenados por tr¨¢fico de droga.
2.080 espa?oles est¨¢n encarcelados fuera de Espa?a, sobre todo en Marruecos y Per¨²
?Cu¨¢nto se sacan los camellos que viajan a Marruecos? La respuesta no es f¨¢cil. Casi todos los condenados sostienen que apalabraron el transporte de una cantidad, pero que el proveedor les coloc¨® en su coche o en el equipaje bastantes kilos m¨¢s. "Pact¨¦ 20 kilos a cambio de 20.000 euros, pero me metieron 60", explicaba el granadino Javier, condenado a cinco a?os, a un familiar que lo visit¨® en la prisi¨®n tangerina.
Marruecos, seguido ahora por Per¨², acoge el mayor n¨²mero de presos espa?oles. Entre mediados de mayo y mediados de este mes casi un nuevo recluso -27 en total- ingres¨® en las c¨¢rceles del pa¨ªs vecino. En total son ahora 264, seg¨²n la Administraci¨®n Penitenciar¨ªa marroqu¨ª aunque lo servicios consulares espa?oles aseguran que son 278 .
La diferencia se explica porque la estad¨ªstica consular incluye a los espa?oles musulmanes a los que Rabat considera marroqu¨ªes. La mayor¨ªa de los reclusos son andaluces, pero vascos y madrile?os forman tambi¨¦n grupos numerosos. La poblaci¨®n carcelaria de otros pa¨ªses europeos, como Francia y Holanda, tambi¨¦n ha aumentado en Marruecos.
"Qu¨¦ duda cabe de que la mala racha econ¨®mica explica este auge de los presos espa?oles", se?ala Jos¨¦ de Carvajal, de 64 a?os, c¨®nsul de Espa?a en T¨¢nger . La prisi¨®n de esta ciudad es la que m¨¢s reos espa?oles -142, seg¨²n Rabat- alberga fuera de Espa?a.
Por eso De Carvajal acaba de obtener la autorizaci¨®n de su ministerio para contratar a una tercera persona para atender a los reclusos. En 2008 el personal del consulado les hizo 805 visitas en comisar¨ªa y en la c¨¢rcel. "En algunos lugares los consulados est¨¢n desbordados", se?ala Eva Soriano, coordinadora del programa de presos de la Fundaci¨®n Espa?oles en el Mundo .
"Hay adem¨¢s consulados que carecen de experiencia porque hasta ahora no hab¨ªa presos espa?oles en ese pa¨ªs", prosigue Soriano. "Es el caso, por ejemplo, de Puerto Espa?a [capital de Trinidad Tobago] en cuya c¨¢rcel hay ahora tres espa?oles o de Surinam", d¨®nde ni siquiera hay consulado espa?ol.
Los consulados contratan m¨¢s personal y Rabat toma medidas para evitar que algunos penales no se espa?olicen demasiado. "Cuando se alcanza un determinado tope el excedente es repartido por otras c¨¢rceles del pa¨ªs, m¨¢s al sur.", explica Hafid Benhachem, m¨¢ximo responsable de la administraci¨®n penitenciaria. Con unos 3.000 reos, separados entre hombres y mujeres, T¨¢nger es la tercera prisi¨®n Marruecos despu¨¦s de las de Oukacha (Casablanca) y Sal¨¦.
"Hay ahora casos dram¨¢ticos" que se a?aden a los de los camellos habituales, afirma el c¨®nsul en T¨¢nger. "Hay sexagenarios que se apuntan a traficar o una madre que viaja con sus tres hijos menores, de entre 6 y 11 a?os, para disimular", prosigue. "La atrapan y, con la ayuda de las monjas espa?olas , debemos hacernos cargo de los cr¨ªos unos d¨ªas hasta que se localiza a su familia en Andaluc¨ªa y viene a recogerlos".
"Cualquier cantidad de hach¨ªs conduce a la c¨¢rcel", recuerda De Carvajal. "Por 330 gramos suelen ser seis meses que se cumplen hasta el ¨²ltimo d¨ªa", recalca. Las condenas m¨¢s largas, de diez a?os, las cumplen un par de camioneros que transportaban m¨¢s de cuatro toneladas. En Nador est¨¢n pendientes de juicio otros dos camioneros, un espa?ol y un italiano, en cuyo veh¨ªculo cargado, en teor¨ªa de pulpo, el esc¨¢ner de la aduana detect¨®, el 3 de junio, 19,5 toneladas de hach¨ªs.
A la pena de prisi¨®n el tribunal marroqu¨ª a?ade una doble multa que hay que pagar al Ministerio de Justicia y a la Aduana. Esta ¨²ltima es elevada y puede alcanzar, para presos sentenciados a diez a?os, los 110 millones de euros. Si no la pueden sufragar deben cumplir un a?o m¨¢s de c¨¢rcel. "La mayor¨ªa se libran de pagarla porque, tras consultar con la agencia tributaria y el registro central de la propiedad, les expedimos un certificado de pobreza que les exime de esa sanci¨®n", precisa De Carvajal.
"Las c¨¢rceles espa?olas son hoteles de cinco estrellas comparadas con las marroqu¨ªes", afirma un ex reo espa?ol que estuvo encarcelado a ambos lados del Estrecho. En T¨¢nger, Vanessa y Elvira comparten una celda con literas para 33 mujeres, pero que alberga a unas cuantas m¨¢s que duermen en el suelo sobre mantas. All¨ª las encierran desde las tres de la tarde hasta la ma?ana siguiente.
La comida es con frecuencia "incomestible", seg¨²n cuentan a sus familiares, y son ellas las que preparan en infernillos el¨¦ctricos, dentro de la celda, los productos que les traen las monjas espa?olas de la calle o que adquieren en el economato de la c¨¢rcel. Los compran con los 120 euros mensuales que da mensualmente a cada reo el consulado.
Pese a todo los espa?oles son unos privilegiados porque son los ¨²nicos presos, ni siquiera los dem¨¢s europeos la obtienen, que reciben una ayuda econ¨®mica que les permite alimentarse y asesarse mejor y comprar medicinas.
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